BHUBANESWAR, lunes, 27 julio 2009 (ZENIT.org).- A un año de la oleada de violencia contra los cristianos que sacudió al estado de Orissa, la India, los cristianos piden que se celebre el próximo 23 de agosto una Jornada para la Paz y la Armonía.
La violencia se desencadenó a raíz del asesinato del swami (título respetuoso de exponentes hindúes) Laxamananda Saraswati, del que se culpó injustamente a los cristianos.
La propuesta hecha a las autoridades civiles, informa el diario vaticano «L’Osservatore Romano», es fruto del empeño del fórum ecuménico presidido por el arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, Raphael Cheenath.
En un comunicado del organismo, se afirma que «la paz y la armonía se rompieron por el horrible homicidio del swami, tras el cual estalló la violencia contra hombres, mujeres y niños en el distrito de Kandhamal y en todo Orissa. Los criminales mancharon la imagen de Orissa y de India a los ojos de la comunidad internacional».
El comunicado subraya además que «los cristianos esperan con paciencia que los verdaderos culpables sean castigados según la ley» pero que es también importante que «semejantes eventos no se repitan» y, por esto, añade «es necesario declarar el 23 de agosto como día de paz y armonía, para que los planes diabólicos de los criminales de dividir la sociedad por motivos religiosos sean detenidos».
«Debemos –añade– perdonar y olvidar el pasado y construir una fuerte e integrada sociedad civil que no sea devastada por los planes de los criminales».
El fórum, al que se han adherido incluso los líderes de las minorías de Orissa, Swarupananda Patra y el portavoz del Consejo Cristianos Utkal, Bibhudata Das, ha propuesto además un plan con varios puntos para «desarraigar la campaña de odio y violencia de la pacífica Orissa».
En este sentido, convoca a la sociedad civil a la unidad, para combatir los planes que promueven discordia y divisiones. Además solicita al Gobierno que garantice la necesaria seguridad a las minorías y extender la protección también a los swamis, a sus seguidores y a los asrhams (lugares religiosos), porque la violencia contra los líderes hindúes es utilizada como pretexto por los criminales para atacar a las minorías.
El fórum subrayar la dramática situación de los numerosos refugiados que viven todavía en los campos de socorro montados por el Gobierno, sobre todo en la zona de Kandhamal.
El arzobispo Cheenath exhorta a las autoridades estatales a tomar las necesarias medidas para asistir de manera adecuada a los refugiados que tienen miedo de volver a sus aldeas a causa de la persistencia de amenazas por parte de los extremistas hindúes.
«Queremos dar a todos los hombres de buena voluntad –afirma el arzobispo– un mensaje positivo, de perdón y reconciliación, para construir juntos una sociedad pacífica, justa y fraterna».
«Unámonos –concluye el prelado– por la paz y la armonía en el estado de Orissa y en toda la India».
En Orissa, como en otros estados de la India, aún no habiéndose repetido las oleadas de violencia contra los cristianos, se registran todavía episodios aislados pero repetidos de agresiones y amenazas.
El reciente informe provisional de la comisión investigadora del Gobierno de Orissa sobre la violencia fue acogido con desilusión por la comunidad cristiana.
El arzobispo Cheenath a este propósito declaró que «no hace falta una investigación para conocer mejor la verdad, sino que hace falta la intención política de poner en práctica lo que dice la Constitución india y la ley».
El prelado recordó que «la Iglesia es víctima de la violencia» y que ni él ni la comunidad cristiana fueron consultados para la publicación del informe provisional.
Para el arzobispo «las investigaciones realizadas de este modo corren el riesgo de convertirse en una pérdida de tiempo y de justificar la penosa tendencia a evitar dar los nombres de los culpables y arrestarles enseguida».
Mientras tanto, otras dos personas, un joven y su mujer, del partido comunista-maoísta, se entregaron a la policía admitiendo su implicación en el asesinato del swami Laxamananda Saraswati, de cuya muerte son todavía falsamente acusados los cristianos.
Anteriormente otras tres personas, dos hombres y una mujer, también seguidores del partido, se presentaron a la policía admitiendo su implicación en el homicidio.
Por Nieves San Martín