CASTEL GANDOLFO, lunes 31 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Sólo si conocemos a Dios, y su voluntad nos causa alegría, el cristianismo se hace misionero, afirmó Benedicto XVI este domingo en la Capilla del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, durante la Misa conclusiva del encuentro con el círculo de sus antiguos alumnos de la Universidad de Ratisbona, celebrado del 28 al 30 de agosto.
Benedicto XVI animó a leer la Biblia para escuchar el mensaje de Jesús y conocer cómo Dios se nos acerca, según informó Radio Vaticano.
Si queremos escuchar íntegramente el mensaje de Jesús, la manera como nos guía a Dios, si queremos conocer cómo Dios se nos acerca, debemos leer el Antiguo y el Nuevo Testamento, dijo.
En la Escritura está la Ley que Dios ha dado a los hombres, añadió, que no debe verse como un yugo, una esclavitud sino que, al contrario, regala sabiduría, el verdadero conocimiento; indica cómo ser y vivir, y debe ser causa de gran alegría.
«Dios se nos ha dado a conocer» y nos ha mostrado «cómo debemos ser y vivir, y que Dios está cerca», «Dios nos escucha, podemos acercarnos a Él», y todo ello debe causarnos alegría, observó el Santo Padre.
El Papa destacó que la alegría debe ser el signo que distingue al cristiano porque conoce la voluntad de Dios, porque la Ley es también expresión de la amistad de Dios, es palabra que libera, que da fuerza y purifica.
También explicó el tema de la pureza del hombre ante Dios, afirmando que, cuando el hombre encuentra a Dios, en aquel momento descubre que está sucio y que no puede encontrar a Dios; así nace la pregunta sobre cómo purificarse.
La sabiduría nos purifica, prosiguió, y no viene de nosotros mismos, sólo podemos recibirla.
Y destacó que en la medida que nos dejamos tocar por Dios, estableciendo con Él un diálogo de amor y de amistad, también podemos amar como Él ama.
Y citó a San Agustín –«Da lo que mandas, y manda lo que quieras»- para destacar que, a través de la amistad de Dios, nos hacemos capaces de su mismo amor.
El tradicional seminario veraniego de Benedicto XVI con alumnos suyos de su etapa como profesor en la Universidad de Ratisbona se ha celebrado, a puerta cerrada, en el Centro Mariápolis del Movimiento de los Focolares, en Castel Gandolfo, en torno al tema de la misión en perspectiva ecuménica.
Los encuentros entre Joseph Ratzinger y sus antiguos alumnos empezaron en los años 70 y, a pesar de los nombramientos y compromisos del Papa, no se han interrumpido.
Uno de los miembros del círculo de antiguos alumnos del Papa, el arzobispo de Viena, cardenal Christoph Schönborn, ha explicado que para el Santo Padre estos encuentros son «un momento de desprendimiento de la vida cotidiana para estar con sus antiguos alumnos de la forma habitual de tantos años atrás, cuando era profesor y nosotros sus alumnos».
Sobre el tema de este año, el cardenal Schönborn valoró la posibilidad de una misión en colaboración con las diferentes confesiones presentes en Europa y afirmó que Jesús mismo «nos llama a un testimonio común».
En los últimos años, los temas de estas jornadas han sido «La relación con el Islam» (2005), «Creación y evolución (2006, 2007) y «La relación entre los Evangelios y el Jesús histórico y el significado salvífico de la Pasión» (2008).
La unidad entre los compromisos misionero y ecuménico de la Iglesia es también tema principal de la próxima Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebrará en enero de 2010.
El documento redactado para esa ocasión, por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, está dedicado al tema «misión y unidad». (Cf. Zenit 21 de agosto de 2009).