CIUDAD DEL VATICANO, viernes 2 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI instó hoy a Estados Unidos a buscar “la libertad en la verdad”, especialmente en lo tocante a la dignidad de las personas y el derecho a la vida.
Así lo manifestó en su discurso al nuevo embajador estadounidense ante la Santa Sede, Miguel Humberto Díaz, al aceptar sus cartas credenciales esta mañana.
El Papa insistió en la importancia, especialmnt en estos momentos de crisis, de anteponer a la persona (en cuestiones como la inmigración, el derecho a la vida y el desarrollo de los pueblos) antes que los intereses particulares.
Otro de los argumentos fue la necesidad de que las religiones participen en el debate público.
“El punto de vista religioso no reduce, sino enriquece, el discurso político y ético, y las religiones, precisamente por tratar sobre el destino final de todo hombre y mujer, están llamadas a ser una fuerza profética de cara a la liberación humana y el desarrollo en todo el mundo, en particular en las zonas asoladas por hostilidades y conflictos”, afirmó, especialmente en relación con la cuestión de Tierra Santa.
Responsabilidad mundial
“El cultivo de los valores de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad ya no puede ser visto sólo en términos individuales o nacionales, sino que debe verse desde la perspectiva superior del bien común de toda la familia humana”, afirmó.
Precisamente la crisis económica “exige claramente una revisión de las actuales estructuras políticas, económicas y financieras a la luz del imperativo ético de garantizar el desarrollo integral de todas las personas”.
“Lo que se necesita, en efecto, es un modelo de globalización inspirado en un auténtico humanismo, en el que los pueblos del mundo se vean no sólo como vecinos, sino como hermanos y hermanas”.
Estados Unidos debe asumir la responsabilidad de ser el modelo en el que muchos países se miran para construir sus propias democracias, advirtió el Papa.
“El multilateralismo, por su parte, no debe restringirse a cuestiones meramente económicas y políticas, sino que debe plasmarse en la resolución de dirigirse a a todo el espectro de cuestiones relacionadas con el futuro de la humanidad y con la promoción de la dignidad humana, incluyendo el acceso seguro a alimentos y agua, atención sanitaria básica, políticas justas que rijan el comercio y la inmigración, en particular cuando se trate de familias, el control climático y el cuidado del medio ambiente y la eliminación de la amenaza de las armas nucleares”.
Defensa de la vida
La libertad “esa libertad que para los estadounidenses con razón es tan querida”, afirmó el Papa, “está indisolublemente unida con el respeto de la verdad y la búsqueda de la prosperidad humana auténtica”.
En particular, insistió en que la crisis de las democracias contemporáneas “exige un compromiso renovado de diálogo razonado en el discernimiento de políticas sabias y justas que respeten la naturaleza y la dignidad humanas”.
“La Iglesia en los Estados Unidos contribuye a este discernimiento”, apuntó el Papa, en lo tocante a “la protección de la dignidad humana y el respeto del derecho inalienable a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, así como la protección del derecho a la objeción de conciencia por parte de los trabajadores de la salud, y de todos los ciudadanos”.
[Por Inma Álvarez]