ROMA, viernes, 16 octubre 2009 (ZENIT.org).- El Sínodo de África ha dedicado especial atención a Sudán, país dividido entre el Norte principalmente árabe que ha impuesto la ley coránica en un Sur cristiano animista. Monseñor Hiiboro Kussala, obispo de la diócesis meridional de Tombura Yambio afirma que hay interés en dificultar el camino a la autodeterminación del Sur, provocando la violencia.

Las elecciones políticas, previstas por los acuerdos de paz de 2005, deverían tener lugar en 2010, mientras que para 2011 está fijado un referéndum para la autodeterminación del Sur.

Pero la cita con las urnas está en riesgo por las continuas violencias perpetradas por grupos rebeldes ligados al Gobierno de Jartum. Lo confirma, en declaraciones a la Radio Vaticana, monseñor Hiiboro Kussala, obispo de la diócesis meridional de Tombura Yambio, escenario de repetidos atentados contra los cristianos.

“Estos rebeldes, a nuestro modo de ver, están recibiendo ayuda del Gobierno del Norte. Todos tienen fusiles, armas. Creo que hay voluntad de dejar al Sur de Sudán en dificultad para que no tenga la paz necesaria para preparar el referéndum que está previsto para el próximo año”, declara monseñor Kussala.

El obispo sudanés informa sobre los ataques a cristianos: “El 13 de agosto pasado, los rebeldes entraron en la iglesia de mi parroquia y tomaron como rehenes a muchas personas. Mientras huían por la selva, mataron a siete de ellas: las crucificaron en los árboles. Se dan muchos dramas como este. Algunos de ellos han sido instruidos por Al Qaeda en Afganistán: están contra la Iglesia. El proyecto es atemorizar a los cristianos”.

Vivir el Evangelio en Sudán es una opción difícil, se corre el riesgo del martirio, confirma monseñor Kussala: “Vivimos justo en ese sentido porque están matando a la gente, queman sus casas, las iglesias: este es el martirio”.

Los cristianos viven en medio del miedo “porque los rebeldes siguen matando a la gente. Este es nuestro miedo. Pero no queremos morir: todo esto refuerza la fe de la gente, la gente sigue viniendo a la iglesia”.

Ser signo de paz y de reconciliación es testimoniar el evangelio en una tierra que persigue a los cristianos: “Este es nuestro lema, seguir viviendo la reconciliación y la paz. Tras seis siglos, el cristianismo ha sido prácticamente destruído en el Norte de Sudán y nosotros sufrimos en nombre del Señor”.

Pensando en la situación de su diócesis y en el conflicto de Darfur, monseñor Kussala ha pedido ayuda a la comunidad internacional pero también ha dicho: “Necesitamos los buenos samaritanos de la Biblia”.

“Queremos buenos samaritanos –concluye--: nuestros hermanos, nuestros amigos en la comunidad internacional pueden venir en nuestra ayuda. Pero áun más que esto, pedimos oraciones, ¡muchas! Por nosotros, para que podamos ser fuertes y proseguir en este camino tan difícil. Pero con el Señor, lo sabemos bien, ¡al final venceremos!

[Por Nieves San Martín]