CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 25 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- La Iglesia católica tras el Sínodo de obispos de África, que ha concluido este domingo, no sólo se compromete «por» este continente, sino que descubre cómo caminar «con» este continente, reconoce el portavoz vaticano.
En definitiva, según explica el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el mundo debe descubrir ahora no sólo los recursos materiales de África, sino sobre todo sus recursos humanos y espirituales.
En los momentos en los que los padres sinodales, tras tres semanas de intenso trabajo, regresan a sus países, el director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha recogido algunas de las conclusiones en el editorial de «Octava Dies» semanario del Centro Televisivo Vaticano, que él dirige.
«Con el mensaje y la serie de proposiciones aprobadas por los padres sinodales, tenemos las conclusiones provisionales, en espera del documento final del Papa en los próximos meses. El camino de la Iglesia en África entra en una nueva etapa», reconoce.
«El Sínodo no ha querido discutir todos los problemas de África, si bien ha discutido muchos. Se ha concentrado en su tema central: la Iglesia al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz», aclara el sacerdote.
«¿Cómo llegar a ser, verdaderamente fuerza espiritual propulsora de un progreso de desarrollo integral en la paz?», es la pregunta que se ha hecho la asamblea sinodal.
«A lo largo de las intervenciones de los padres han salido a la luz muchas experiencias positivas bellísimas, alimentadas con frecuencia por la sabiduría típicamente africana, que debemos volver a proponer y dar a conocer, como soporte de la esperanza», reconoce Lombardi.
«Desde nuestro punto de vista ésta es ahora una necesidad urgente: pasar de las grandes palabras y conceptos a las concretas experiencias de vida, a las historias que hay que relatar y a la canciones que debemos cantar, para que la alegría de la reconciliación, la sed de justicia y la fiesta de la paz lleguen a ser sentimientos de la vida cotidiana en todo el continente».
«Y además, debe existir la solidaridad de la Iglesia universal. El arzobispo de Kinshasa, monseñor Laurent Monsengwo Pasinya, ha dicho que el camino solidario con África se construye buscando y valorizando no tanto los recursos materiales de África, sus ‘materias primas’, sino su ‘materia gris’, el cerebro, es decir la mente y el corazón de sus habitantes».
Y todo esto, concluye, «respetando la dignidad, la responsabilidad y el justo protagonismo de los africanos. Más allá del Sínodo debemos comprometernos a caminar todos no sólo ‘por’ África, sino, sobre todo, ‘con’ África».