JALBUN, miércoles, 9 diciembre 2009 (ZENIT.org).- Una aldea y los asentamientos que la rodean en Cisjordania han sido inundados por las aguas residuales y sus habitantes tienen dificultad para conseguir agua potable.
Una declaración enviada por Caritas Jerusalén detalla los problemas que sufren los 2.500 residentes de Jalbun. Debido a su situación en una depresión y adyacente a una granja de vacas, así como a la desviación de las aguas negras causada por el muro de separación, Jalbun se ha visto inundada por estas aguas residuales.
Samir Abu Al-Roub, presidente del consejo local de Jablun, señaló las sombrías perspectivas para la agricultura dado que los campos de cultivo han absorbido los productos químicos de las aguas residuales.
Además, Jalbun no está conectada a la red de distribución de agua, lo que significa que los residentes se ven obligados a comprar agua cuando se distribuye en tanques.
Residente en la aldea, Jamal Abu Al-Rob, lamentó: “No puedo permitirme comprar agua para 45 ovejas y para mi familia. Es demasiado”.
Según la declaración de Caritas Jerusalén, los palestinos se quedan sin agua durante días o meses seguidos.
“Los residentes de la mayoría de las aldeas de Cisjordania sólo reciben agua corriente un vez a la semana y algunos no han recibido agua corriente en meses. Este problema de los cortes de agua no es sólo un riesgo para la salud sino un problema social y agrícola”, dijo Nader Al- Khateeb, director general de la Organización de Desarrollo de Agua y Medio Ambiente.
Según funcionarios palestinos, Israel controla en torno a cincuenta pozos para abastecer a unas 250.000 personas. Los palestinos controlan unos doscientos pozos pero con ellos deben abastecer a unos 2,5 millones de personas.
[Traducido del inglés por Nieves San Martín]