ROMA, domingo 13 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- El referéndum en Suiza sobre la prohibición de construir minaretes en las mezquitas ha planteado una vez más el tema de la creciente presencia islámica en Europa occidental. Según los resultados finales, el 57,5% de los votantes y la mayoría de los cantones ha votado a favor de la prohibición.
Se estima que hay 200 mezquitas y lugares de oración en Suiza, principalmente en fábricas y almacenes abandonados, según un reportaje del 29 de noviembre de la agencia de noticias Swissinfo. Sólo cuatro tienen un minarete.
Como informó ZENIT el 30 de noviembre, los obispos suizos criticaron la prohibición de los minaretes. En un comunicado publicado el domingo anterior, la conferencia episcopal suiza indicaba que la medida «representa un obstáculo y un gran desafío en el camino de la integración en diálogo y respeto mutuo».
Poco antes del referéndum suizo, Stefano Allievi, un sociólogo italiano de la Universidad de Padua, publicaba un informe sobre las mezquitas, titulado: «Conflictos sobre Mezquitas en Europa: Cuestiones y Tendencias Políticas».
Publicado bajo los auspicios de la Network European Foundations, el informe comenzaba considerando varias controversias en Europa surgidas por la presencia del Islam.
–Conflictos sobre principios e ideas: desde el asunto Salman Rushdie, escritor británico de origen indio contra quien se han emitido edictos religiosos, o fatwas, acusándole de «blasfemo contra el Islam» y de «apostasía», que según los ahadiz, o tradiciones del profeta, debe castigarse con la muerte, hasta el caso de las viñetas en Dinamarca.
–Conflictos causados por los dramáticos acontecimientos ocurridos en Europa relacionados por el Islam y causados por el terrorismo islámico y sus consecuencias ene los países europeos.
–Controversias con frecuencia surgidas y debatidas públicamente relacionadas con el género, por ejemplo, sobre el papel de las mujeres en el Islam.
La evolución de los lugares de culto islámicos en Europa
Volviendo al tema de las mezquitas, Allievi explicaba que este asunto no se limita al establecimiento de lugares de culto, sino que también tiene que ver con la cuestión de su visibilidad en las ciudades europeas, lo que tiene un valor simbólico evidente.
Luego está la cuestión de la difusión del adhan, la llamada a la oración desde las mezquitas a las zonas que las rodean, así como el tema de los cementerios musulmanes y el derecho a obtener zonas exclusivas dentro de los cementerios existentes.
El informe comentaba que es un error interpretar estos conflictos como si sólo fuera algo que viene de la actuación de «políticos traficantes de miedo». Lo que está en juego, continuaba Allievi, son cuestiones de profunda importancia social y cultural.
Históricamente, el tema de los lugares de culto islámicos ha estado ligado a la presencia de trabajadores islámicos que llegaron a Europa hace varias décadas. Al inicio, explicaba Allievi, las salas de oración surgieron en los salones de los edificios donde los trabajadores o vivían o tenían su empleo.
A finales de los setenta y sobre todo en los ochenta, hubo una gradual expansión de salas de oración, que fue en parte resultado de la conciencia creciente de que se trataba de una emigración permanente, comentaba el informe.
Con el tiempo el número de salas de oración se multiplicó y se dieron concentraciones crecientes de musulmanes en las comunidades locales. Como consecuencia, en las grandes ciudades, especialmente en las capitales, se construyeron grandes centros islámicos. Esto normalmente se hacía con la financiación de fuentes extranjeras, indicaba el informe, que solían ser de la Liga Musulmana Mundial, una organización bajo el control de Arabia Saudita.
Fuera de las capitales, las mezquitas construidas tendían a situarse en los suburbios industriales, donde era más fácil encontrar edificios del tamaño suficiente para adaptarse a estos propósitos, o en barrios étnicos, en las cercanías de una gran ciudad.
Números y proporción
Una sección del informe de Allievi examinaba la expansión de las mezquitas en Europa. También comparaba el número total de habitantes musulmanes con el número de mezquitas.
Calculaba que en la zona de Europa Occidental había 18,06 millones de musulmanes y 10.869 mezquitas, más o menos equivalente a una mezquita por cada 1.660 musulmanes. Es decir, observaba, una relación más o menos comparable a la situación de muchos países musulmanes o, en Europa, a los lugares de culto de la religión cristiana dominante en cada país.
Excluía los datos de Bosnia, donde el Islam es una presencia establecida históricamente y también Tracia, donde también hay una minoría musulmana histórica. El resultado era un total de 8.701 mezquitas que dan servicio al mundo de la inmigración islámica compuesta por 16,44 millones de personas, es decir, un lugar de oración por cada 1.890 musulmanes que viven en Europa.
«La cifra puede sorprender, dada la extendida presunción de que los lugares de culto musulmanes son pocos en número», comentaba Allievi.
Aunque esta impresión popular puede ser verdadera en algunos países con un fenómeno de inmigración reciente, no es verdadera en término de promedio para Europa, añadía.
Luego, continuaba el informe, si comparamos estas cifras con las personas de origen musulmán que practican actualmente su religión, que es cerca de un tercio, según un reciente estudio, el número de musulmanes por mezquita es por supuesto significativamente menor. «Por ello, no hay un problema de falta de lugares de culto», concluía.
En primer lugar, Francia
El informe pasaba luego a considerar la situación en aquellos países donde la presencia islámica es particularmente notable. En Francia, los musulmanes suman cerca de 5,5 millones, el 8% de la población. Hay aproximadamente 2.100 lugares de culto islámicos en el país. Es proporcionalmente menos que en otros países, pero el informe explicaba que estas cifras son parecidas a las de otras religiones y testimonian del impacto de la ideología laica y republicana en la vida del país
Alemania está en segundo lugar tras Francia en la clasificación de países europeos con mayor número de musulmanes –de 3,2 a 3,4 millones– aunque la proporción en relación con el total de la población es considerablemente más baja, cerca del 3%.
El número absoluto de mezquitas es, sin embargo, el más alto de Europa (al menos 2.600), afirmaba el informe. De hecho, la proporción entre el número de mezquitas y el número de musulmanes es el más alto de Europa, excluyendo Bosnia, y su presencia es, según Allievi, significativa y bastante visible.
En el Reino Unido la proporción de mezquitas es significativa si tenemos en cuenta que se estima que 2,4 millones de musulmanes poseen cerca de 1.000 mezquitas, comentaba el informe.
Además, muchas mezquitas están diseñadas para desempeñar esta función, especialmente en las grandes comunidades étnicas del país. Así, hay 116 mezquitas en Birmingham, de las que 10 fueron construidas como tales, para los 75.000 musulmanes de la ciudad. Y hay 31 en Manchester, con cinco que fueron construidas como tales, para 125.000 musulmanes.
En general, la proporción de mezquitas es el doble de la media europea, con casi una mezquita por cada 1.000 musulmanes. También es posible encontrar frecuentemente salas de oración islámicas y otro tipo de establecimientos religiosos en una amplia serie de lugares: aeropuertos, centros comerciales, y lugares de encuentro de todo tipo, incluyendo los estadios de fútbol.
Más adelante, el informe observaba que el minarete «parece haberse convertido en un símbolo por excelencia del conflicto que rodea el Islam, o más bien de su visibilidad ante el ojo público».
Allievi comentaba qu
e históricamente las torres siempre han sido un signo de poder y dominación. Por ejemplo, en las ciudades medievales italianas la victoria de una familia o de una ciudad sobre otras tenía como resultado la destrucción de las torres del partido derrotado.
Concluía diciendo que las mezquitas en sí mismas no son el problema, sino que los problemas están relacionados con la creciente pluralidad cultural y religiosa que en estos momentos está produciendo en los estados europeos no sólo un cambio cuantitativo sino también cualitativo. La forma en que Europa afronte esta situación seguirá siendo un tema de gran interés en los próximos años.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado