CIUDAD DEL VATICANO, lunes 11 de enero de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI pidió hoy una disminución de los gastos militares, especialmente en armamento nuclear, en su tradicional discurso de Año Nuevo al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede.
La audiencia se celebró a las 11 horas en la Sala Regia del Palacio Apostólico. Durante su intervención, el Papa retomó su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de este año, dedicado a la cuestión del medio ambiente.
La protección de la creación “es un factor importante de paz y justicia”, afirmó el Papa, e insistió que “entre los numerosos retos que esta protección plantea, uno de los más graves es el del aumento de los gastos militares, así como el del mantenimiento y desarrollo de los arsenales nucleares”.
“Este objetivo absorbe ingentes recursos económicos que podrían ser destinados al desarrollo de los pueblos, sobre todo de los más pobres”, añadió.
El Papa mostró su confianza en que en la próxima Conferencia de examen del Tratado de no proliferación de armas nucleares, que tendrá lugar en Nueva York en mayo, “se tomen decisiones eficaces con vistas a un desarme progresivo, que tienda a liberar el planeta de armas nucleares”.
Por otro lado, el Pontífice condenó “la producción y la exportación de armas”, que actualmente “contribuye a perpetuar conflictos y violencias”, especialmente en África.
Se refirió en concreto a los conflictos de Darfur, Somalia y la República Democrática del Congo, en los que deploró “la incapacidad de las partes directamente implicadas para evitar la espiral de violencia y dolor producida por estos conflictos”.
A esto , se añade la aparente impotencia de otros países y Organizaciones internacionales para restablecer la paz, sin contar la indiferencia casi resignada de la opinión pública mundial”.
“No es necesario subrayar cuánto perjudican y degradan estos conflictos al medio ambiente”, añadió.
Condenó también “el terrorismo, que pone en peligro muchas vidas inocentes y causa una difusa ansiedad”.
“En esta solemne ocasión, quisiera renovar el llamamiento que hice el 1 de enero, en la oración del Ángelus, a todos los que pertenecen a cualquier grupo armado, para que abandonen el camino de la violencia y abran sus corazones al gozo de la paz”.
Recursos para todos
Estas “graves violencias”, explicó el Papa, “unidas a las plagas de la pobreza y el hambre, así como a las catástrofes naturales y a la destrucción del medio ambiente, hacen que aumente el número de quienes abandonan sus propias tierras”.
Subrayó que, precisamente, la lucha por acceder a los recursos naturales, es una importante fuente de conflictos, especialmente en África, y una “fuente permanente de riesgos” para la paz.
“Por este motivo, repito con firmeza que, para cultivar la paz, hay que proteger la creación”, añadió.
La salvaguardia de la creación “implica una gestión correcta de los recursos naturales de los países y, en primer lugar, de los más desfavorecidos económicamente”.
Especialmente quiso recordar la situación de África, tal y como se reflejó en el reciente Sínodo de los Obispos.
“Los Padres sinodales señalaron con preocupación la erosión y la desertificación de grandes extensiones de tierra de cultivo, a causa de una explotación desmedida y de la contaminación del medio ambiente”.
El Papa afirmó que “en África, como en otras partes, es necesario adoptar medidas políticas y económicas que garanticen «formas de producción agrícola e industrial que respeten el orden de la creación y satisfagan las necesidades primarias de todos”.
También se refirió al tráfico mundial de droga, que se produce en muchos países pobres.
“Hay todavía extensas zonas, por ejemplo en Afganistán o en ciertos países de Latinoamérica, donde la agricultura, lamentablemente relacionada todavía con la producción de droga, es una fuente nada despreciable de empleo y subsistencia”.
“Si se quiere la paz, hay que preservar la creación mediante la reconversión de dichas actividades y, una vez más, quisiera pedir a la comunidad internacional que no se resigne al tráfico de drogas y a los graves problemas morales y sociales que esto produce”, agregó el Papa.
Por último, exhortó a todos los países “a trabajar con confianza y generosidad por la dignidad y la libertad del hombre”, conscientes de que “la ecología medioambiental se beneficiará también de ello, ya que el libro de la naturaleza es único e indivisible”.
[Por Inma Álvarez]