CIUDAD DEL VATICANO, domingo 17 de enero de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI auguró que su visita de hoy a la Gran Sinagoga de Roma abra “ una ulterior etapa en el camino de concordia y amistad entre católicos y judíos”.

Así lo afirmó durante el rezo del Ángelus, con los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, a quienes invitó a confiar el diálogo con los judíos a la intercesión de la Virgen María.

Esta visita, recordó, se produce “casi 24 años después de la histórica Visita del Venerable Juan Pablo II”, corroborando una mejora de las relaciones entre los representantes de ambas religiones.

“De hecho, a pesar de los problemas y las dificultades, entre los creyentes de las dos religiones se respira un clima de gran respeto y de diálogo, atestiguando cuánto han madurado las relaciones”, afirmó el Papa.

Judíos y cristianos, afirmó, tienen “el empeño común de valorar lo que nos une: la fe en el único Dios, ante todo, pero también la tutela de la vida y de la familia, la aspiración a la justicia social y a la paz”.

Durante los saludos finales, el Papa se dirigió a los peregrinos polacos presentes en la plaza, mostrando su cercanía a las celebraciones, hoy en Tarnów (Polonia), de la Jornada del Judaísmo en la Iglesia católica de este país.

En este sentido, auguró un “benévolo encuentro de las diferentes tradiciones y culturas” que “lleve a la comprensión recíproca y al respeto mutuo”.

Ecumenismo

El Papa hizo también una referencia a la celebración, a partir de mañana, de la anual Semana de oración por la unidad de los cristianos.

“Cada año, ésta constituye, para cuantos creen en Cristo, un tiempo propicio para reavivar el espíritu ecuménico, para encontrarse, conocerse, rezar y reflexionar juntos”, afirmó.

Refiriéndose al tema bíblico elegido para esta ocasión, “Vosotros seréis testigos de todo esto”, recordó que la evangelización “será tanto más creíble y eficaz cuanto más estemos unidos en su amor, como verdaderos hermanos”.

Por último, el Pontífice invitó “a las parroquias, a las comunidades religiosas, a las asociaciones y a los movimientos eclesiales a rezar incesantemente, de modo particular durante las celebraciones eucarísticas, por la plena unidad de los cristianos”.