SAGAR, jueves 29 de julio de 2010 (ZENIT.org).- El número de seminaristas ha crecido en La India durante la última década a pesar de la creciente persecución contra las minorías religiosas, entre ellas los cristianos, en el país.
El obispo de la diócesis de Sagar, monseñor Anthony Chirayath, afirmó que en 1968 su obispado contaba sólo con tres sacerdotes y ahora tiene 35.
Además, el número de candidatos al sacerdocio asciende a 41, explicó a la organización caritativa Ayuda a la Iglesia Necesitada.
El prelado destacó la valentía de los jóvenes que deciden dedicarse al servicio a la Iglesia a pesar de los incidentes relacionados con la religión, que en 2009 ascendieron a 654 ataques, según el ministro de Asuntos Exteriores de la India, Ajay Maken.
Indicó que todos los jóvenes conocen la violencia anticristiana de los años 2007 y 2008 en el estado de Orissa.
Fueron asesinados sacerdotes y religiosas, “pero a pesar de ello, se presentan para ser sacerdotes y religiosas”, destacó el obispo de la Iglesia siro-malabar, una Iglesia oriental en plena comunión con el Papa.
Monseñor Chirayath también destacó el valor de los candidatos que se ofrecen para el sacerdocio y la vida religiosa, a pesar de sus circunstancias familiares y de la creciente violencia a la que se enfrenta la Iglesia.
“En algunos casos se presentan algunos que son sólo niños -indicó-. Esto anima a proclamar a Jesús al mundo no cristiano, es un desafío”.
“Muchas hermanas han sido atacadas, asesinadas, han sufrido abusos sexuales, pero las jóvenes se presentan para ser monjas en lugares donde ha habido persecución”, continuó.
Y añadió: “Todavía está lleno de vocaciones, Dios nos ha bendecido”.
La mayoría de las vocaciones procede de Kerala, donde la comunidad siro-malabar es particularmente fuerte.
Destacando cómo los cristianos se fortalecieron a partir de las antiguas raíces de la Iglesia siro-malabar, el obispo afirmó: “Nosotros somos hijos de santo Tomás, parte de una tradición de fe que se remonta a dos mil años atrás”.
Según el prelado, el mantenimiento de devociones familiares como el rosario también ha ayudado a alentar las vocaciones.
Además, continuó, “los jóvenes están implicados en actividades sociales y religiosas, lo cual les inspira a ayudar a los pobres y necesitados como sacerdotes o religiosas”.
El aumento del número de seminaristas ha llevado a la diócesis de Sagar a abrir un seminario menor.
“Cuando me convertí en obispo hace años, no teníamos seminario menor -recordó-. Sólo había cuatro plazas para los estudiantes, con el párroco”.
Entonces se escogió un lugar en Bararu a escasos kilómetros de la residencia episcopal, para construir dos dormitorios, cada uno de los cuales puede albergar más de 15 estudiantes, cuatro clases, una biblioteca y pequeñas oficinas para profesores.
Pero el seminario, donde actualmente viven 25 seminaristas menores, permanece inacabado y necesita más instalaciones, como una capilla y un comedor.
“Es un elemento esencial en la formación de futuros sacerdotes -afirmó el obispo Chirayath-. Sin un seminario menor no podemos tener más sacerdotes”.
“Es difícil tener vocaciones adultas como en el oeste, cuando pocos vuelven al seminario después de empezar a trabajar”, dijo.
Tras dejar la escuela de educación secundaria, los futuros sacerdotes entran en el Seminario Menor de Santa María” y permanecen allí durante tres años.
Después pasan un año de intensa formación espiritual en centros de las diócesis vecinas, antes de empezar los estudios en el seminario mayor.
Los tres años incluyen aprendizaje intensivo de hindú, inglés y teología básica, así como el estudio para las cualificaciones necesarias para entrar en la universidad, para poder estudiar Filosofía como parte de su formación.
Ayuda a la Iglesia Necesitada ayudará a esos futuros sacerdotes aportando 18.000 euros para la construcción de la capilla del seminario, que podrá acoger a más de 60 personas.
Ahora, la misa y la Liturgia de las Horas según el rito siro-malabar tienen que celebrarse en una clase.
“En una capilla podemos darles una formación litúrgica propia -explicó el obispo-. Un lugar para rezar es muy importante, es central en la formación litúrgica”.