ESTRASBURGO, jueves, 7 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ha rechazado este jueves el informe de la diputada británica Christine McCafferty, que pretendía restringir los derechos fundamentales de los ciudadanos a la objeción de conciencia, en particular de quienes trabajan en el sector de la salud ante el aborto o la eutanasia.
El proyecto de resolución ha sido totalmente sustituido por un nuevo texto, que afirma, defiende y promueve el derecho del personal médico a la objeción de conciencia.
Tras el debate, en el que se modificó el texto propuesto por la Comisión para las Cuestiones Sociales, la resolución adoptada afirma que «ningún hospital, institución o persona puede ser sometido a presiones, considerado responsable o sufrir discriminación alguna por su rechazo a realizar, acoger o asistir a un aborto o un acto de eutanasia».
El texto adoptado invita a los Estados miembros a elaborar reglamentaciones amplias y precisas que definan y reglamenten la objeción de conciencia en el campo de la salud y de los servicios médicos.
Grégor Puppinck, director del European Center for Law and Justice, institución que con argumentos jurídicos había denunciado los peligros del informe McCafferty, ha manifestado a ZENIT su satisfacción ante el extraordinario e inesperado cambio.
«El Consejo de Europa reafirma el valor fundamental de la conciencia humana y de la libertad ante los intentos de manipulación ideológica de la ciencia y la medicina», constata el experto.
«El informe McCafferty era una aberración, y estamos satisfechos por haber logrado abrir los ojos de la Asamblea. Numerosas organizaciones no gubernamentales se han movilizado en este sentido», añade Puppinck.
El texto se aplica no sólo a los médicos, sino a todo el personal médico comprometido directa o indirectamente en un acto o procedimiento de aborto o eutanasia.
La resolución se aplica no sólo a los individuos, sino también a las instituciones, hospitales, clínicas, tanto privadas como públicas. McCafferty quería obligar a los hospitales católicos a hacer abortos.
Para Puppinck, «el texto de la señora McCafferty era particularmente peligroso», pues su objetivo principal era profundamente simbólico, al tratar de hacer de la objeción de conciencia algo «inmoral».
Por este motivo, la resolución aprobada «es una gran victoria de la cultura de la vida y de la justicia», concluye el director del European Center for Law and Justice.
Por Jesús Colina