ROMA, jueves 7 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- “Del Sínodo espero una mirada hacia el futuro que evite el peligro de permanecer demasiado concentrados sobre el pasado de nuestros territorios”, afirmó ayer monseñor Paul Hinder, vicario apostólico de Arabia.
El prelado participó en la rueda de prensa celebrada ayer en Roma para presentar el workshop sobre la inminente Asamblea especial del Sínodo de los obispos para Oriente Medio, promovido por Pax Romana, movimiento internacional de intelectuales católicos.
El laboratorio, que comenzó ayer y que trabajará hasta el 9 de octubre, “reúne – explicaron los organizadores – a cincuenta representantes del laicado y del mundo intelectual católico de los países del área mediooriental”.
Su objetivo es el de “reflexionar sobre algunos temas indicados en el Instrumentum Laboris del Sínodo, como la cuestión política, la relación Occidente-Islam, las migraciones, el ecumenismo, la libertad religiosa, y elaborar un documento que represente una contribución del laicado a la asamblea sinodal”.
“A menudo, cuando en Occidente se habla de Oriente Medio – afirmó monseñor Hinder, cuya jurisdicción comprende Emiratos árabes, Bahrein, Qatar, Omán, Arabia Saudita y Yemen, seis Estados en los que viven más de 2,5 millones de católicos – se piensa sólo en Tierra Santa, o como máximo en Dubai, también a causa de la crisis económica”.
En cambio, afirmó, “Arabia es una realidad importante, aunque desconocida, donde hay una comunidad cristiana viva, compuesta exclusivamente por inmigrantes, sobre todo filipinos e indios, que sigue adelante a pesar de las restricciones a la libertad religiosa”.
El riesgo para la Iglesia de Oriente Medio de una mirada dirigida sólo al pasado afecta, según monseñor Hinder, “también a las relaciones con el Islam y a la posibilidad de bloquearnos en las cuestiones jurídicas”.
Por esto, añadió, es eficaz “el tema elegido por la asamblea sinodal: comunión y testimonio, que mira al reforzamiento del sentido de pertenencia a la Iglesia católica en las diversas tradiciones para un testimonio más incisivo no sólo en esta región, sino en el mundo entero”.
Para sor Katia Mikhael, javeriana y médico, comprometida en Cáritas de Oriente Medio y Norte de África: “Hoy los cristianos de Oriente Medio están ante un desafío: el replegamiento o la emigración”.
El Sínodo, en cambio, “intentará delinear una tercera vía: el sentido de la presencia de los cristianos en esta región a través de la vocación a la comunión y al testimonio en un sentido amplio que es cultural, económico, político y social”.
En esta dirección son muy importantes “las instituciones educativas y asistenciales de la Iglesia, así como los medios de comunicación que llevan a la cultura oriental el concepto de los derechos humanos y de la protección de los más vulnerables”.
Gran parte del radicalismo islámico, según Mikhael, “nace de la desigualdad social y económica, y esto nos plantea un interrogante a todos”.
Cuando “se adquiere la conciencia de que el fundamentalismo no es un problema religioso sino de justicia social, entonces los cristianos pueden ofrecer a la sociedad otra ética que pone a la persona en el centro y persigue la solidaridad y el bien común”.
“Se trata – concluyó la religiosa – de un proceso largo, pero es la clave para quedarnos en Oriente Medio”.
Del “papel profético” de la Iglesia sobre las cuestiones de los derechos humanos y de la solidaridad habló también William Gois, del Migrants Forum of Asia, una red que une asociaciones y entes que se ocupan de los migrantes en el continente asiático.
«Estamos ante una cuestión global – explicó Gois – que afecta a una gran cantidad de personas, en gran parte mujeres, en la búsqueda de un trabajo decente y mejores condiciones de vida”.
Se trata de “sujetos débiles con fuerte riesgo de explotación y de violaciones de los derechos humanos”. Existe, de hecho, “un gran silencio en torno a estos movimientos de personas porque nadie les da voz, pero la Iglesia puede hacerlo”.
Hay un significado de “resistencia” de connotaciones positivas y que no hay que confundir de modo alguno con el terrorismo: de ello habló el padre Rafiq Khoury, párroco de Bir Zeit (Patriarcado de Jerusalén de los latinos) que presentó el Documento Kairos, nacido de la reflexión y de la puesta en común entre los cristianos palestinos a la búsqueda de la paz en su propio territorio.
“Nosotros – recordó Khoury – somos cristianos desde hace 2000 años y nuestra gente es originaria de esta tierra, como lo son los árabes y los hebreos”.
En el Documento Kairos «se expone nuestra situación, se subraya cómo la Palabra de Dios en Tierra Santa debe ser interpretada como dirigida al bien de todos y no sólo de una parte, y se realiza la elección de resistir al mal debida y pacíficamente”.
“Occidente – concluyó Khoury – tiene una responsabilidad inmensa en una solución justa y duradera de un conflicto que tiene consecuencias no sólo sobre Oriente Medio, sino sobre el mundo entero”.
Del mismo parecer fue Philippe Ledouble, vicepresidente mundial de Pax Romana, para quien el objetivo de la iniciativa actual es precisamente “solicitar cada vez más una toma de conciencia sobre la situación de los cristianos en Oriente Medio».
Para Carlo Cirotto, presidente del MEIC (Movimiento Eclesial de Compromiso Educativo) existe “una obligación moral de los cristianos occidentales de despertar a nuestra opinión pública de cara a esa realidad”.
El documento final del laboratorio de Pax Romana será presentado el sábado 9 de octubre en la sede de la Acción Católica Italiana, y entregado a los Padres sinodales presentes.
Por Chiara Santomiero, traducción del italiano por Inma Álvarez