CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 13 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Cuando se conocen, judíos y cristianos colaboran y se aprecian profundamente, ha afirmado este miércoles un rabino ante el Sínodo de los Obispos de Oriente Medio.
David Rosen, consejero del Gran Rabinado de Israel, director del Departamento para los Asuntos Interreligiosos del Comité Judío Estadounidense, invitado especial para participar en la asamblea episcopal, hizo un largo análisis sobre el estado de las relaciones judeo-católicas.
El representante judío es uno de los invitados especiales de la asamblea junto a dos representantes del Islam, uno sunní y otro chií: Muhammad Al-Sammak, consejero político del muftí de la República del Líbano; y el Ayatolá Seyed Mostafa Mohaghegh Ahmadabadi, profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad «Shahid Beheshti» de Teherán
Según el rabino «hoy la relación entre la Iglesia católica y el pueblo judío vive una bendita transformación de nuestros tiempos, que posiblemente no tiene comparación histórica».
Consideró que Estados Unidos es quizá el país en el que este diálogo más ha avanzado, «donde judíos y cristianos viven en una sociedad abierta, uno al lado del otro, como vibrantes minorías seguras de sí mismas y comprometidas cívicamente».
«Hoy los Estados Unidos se glorían, literalmente, de contar con docenas de instituciones académicas de estudios y relaciones católico-judías, mientras en el resto del mundo si hay tres ya es mucho», añadió el rabino.
Relaciones «desapercibidas» cuando hay mayorías predominantes
Estas relaciones, sin embargo, «pasan desapercibidas», según el representante religioso judío, «en la mayoría de países donde el catolicismo es la fuerza social predominante».
«Confieso que me ha sorprendido encontrarme con miembros del clero católico, y a veces incluso de la jerarquía de algunos países, que desconoce no sólo el judaísmo contemporáneo sino también Nostra Aetate», el documento del Concilio Vaticano II que marcó un hito en las relaciones judeo-católicas.
Según el rabino, «en el único estado del mundo donde los judíos son mayoría, el Estado de Israel, este problema se acentúa a causa del contexto político y sociológico».
«Hasta hace poco la sociedad israelí, en su gran mayoría, no era consciente de los profundos cambios en las relaciones católico-judías», constató.
Cambios de percepción en Israel
Esto, sin embargo, ha cambiado en la última década a causa de dos factores. En primer lugar, los conmovedores gestos de Juan Pablo II en su visita a Israel, en el año 2000, tras el inicio de las plenas relaciones bilaterales entre Israel y la Santa Sede seis años antes.
La segunda causa del cambio de percepción en Israel sobre el cristianismo es la inmigración, pues se ha duplicado la presencia de cristianos en ese país, según el rabino.
En concreto, hizo referencia a los casi cincuenta mil cristianos practicantes que han emigrado a Israel en las dos últimas décadas, provenientes de la Unión Soviética.
«Al estar íntimamente en contacto con la sociedad judía a través de lazos familiares y culturales, posiblemente representen la primera minoría cristiana que se considera a sí misma como parte integrante de la mayoría judía, desde la primera comunidad cristiana», afirma.
Además está un cuarto de millón de trabajadores emigrantes de Filipinas, Este de Europa, América Latina y África subsahariana, que en los últimos años han llegado a Israel y que viven una religiosidad dinámica.
El rabino, reconociendo el derecho del Estado de Israel a defenderse de la violencia, constató también que «la grave situación de los palestinos en general y de los palestinos cristianos en especial debería ser de gran preocupación para los judíos, tanto de Israel como de la Diáspora».
«Para mí personalmente, como israelí de Jerusalén, la angustiosa situación de Tierra Santa y el sufrimiento de tantas personas en los diferentes lados de la división política, es una fuente de mucho dolor», afirmó.
La minoría cristiana, un barómetro en Oriente Medio
Por último, Rosen consideró que «la situación de las minorías es siempre un profundo reflejo de la condición social y moral de una sociedad en su totalidad».
«El bienestar de las comunidades cristianas de Oriente Medio es nada menos que una especie de barómetro de la condición moral de nuestros países. El grado de derechos civiles y religiosos y de libertad del que gozan los cristianos es testigo de la salud o enfermedad de las respectivas sociedades en Oriente Medio», aseguró.