CIUDAD DEL VATICANO, domingo 17 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI siguió muy de cerca la aventura de los 33 mineros chilenos que permanecieron 70 días atrapados a 700 metros de profundidad y mantuvo colocada en su apartamento la bandera chilena firmada por todos ellos, rezando cotidianamente por su rescate, ha revelado el portavoz vaticano.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha dedicado al rescate de los mineros, «una gran fiesta» que resalta el valor de la vida, el editorial del último número de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano del que también es director.
«Hace unos días, un joven chileno al final de una audiencia entregó al Papa una bandera de Chile que llevaba las firmas auténticas de los 33 mineros. Benedicto XVI la ha tenido expuesta en su apartamento, recordando cada día en sus plegarias a esos hombres hasta el momento de su liberación», comienza explicando el padre Lombardi.
«Se dice que más de mil millones de personas siguieron apasionadamente las fases de la liberación, después de haber participado en los dos meses pasados en las preocupaciones y esperanzas de los mineros, de sus familias, de los socorristas y de todo Chile», añade.
«La liberación, por tanto, es una gran fiesta», asegura el sacerdote jesuita. «Es hermoso que en todo el mundo se haya interesado de una manera tan intensa en la empresa extraordinaria realizada para salvar estas vidas humanas. Sale a la luz la conciencia del valor de la vida, y la potencia de los medios de comunicación ha permitido a la humanidad participar en el esfuerzo realizado».
«Alegrándonos por el nuevo horizonte de vida de los 33, en el fondo permanece nuestro recuerdo por los innumerables mineros que en diferentes partes del mundo han tenido o tendrán un destino diferente, tas desgracias o condiciones inseguras de trabajo».
Por último, Lombardi tiene un recuerdo «por las numerosas víctimas humanas que mueren olvidadas o no apreciadas en su valor. El compromiso maravilloso de inteligencia y pasión para salvar 33 vidas, ¿no puede multiplicarse para salvarse muchas otras?»
Y el portavoz concluye con una pregunta: «Los medios de comunicación, ¿no deben seguir permitiendo la participación del mundo en el compromiso a favor de la vida?».
Hasta el mismo 13 de octubre, día del rescate de los atrapados en la mina de cobre «San José», de la región norteña chilena de Atacana, el Papa les había encomendado en sus oraciones, como él mismo reconoció en la audiencia general (Cf. ZENIT, 13 de octubre de 2010).
En varias ocasiones, en los 70 días que los mineros estuvieron atrapados, el pontífice expresó su solidaridad y el 7 de octubre, durante la presentación de las cartas credenciales del nuevo embajador chileno ante la Santa Sede, le aseguró que lleva a Chile dentro de su corazón y que rezaba por los mineros (Cf. Discurso del Papa al nuevo embajador de Chile ante la Santa Sede).
Ese mismo día recibió la citada bandera, durante la audiencia que concedió a los participantes en el Congreso Mundial de la Prensa Católica, de manos del director de Comunicaciones y Prensa de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro (Cf. ZENIT, 7 de octubre de 2010).
La esposa del minero Claudio Yáñez solicitó a su marido que firmase una bandera para llevar al colegio Pedro León Gallo, de Copiapó.
Yáñez tomó dos banderas y escribió: «Estamos vivos en el refugio los 33», con una dedicatoria al colegio; el resto de los mineros también firmó las banderas. Una de ellas fue enviada al colegio y la otra fue entregada al Papa.