CIUDAD DEL VATICANO, viernes 22 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI auguró “que la República de Eslovenia pueda dar su propia contribución en los foros internacionales, también mediante una buena colaboración con la Santa Sede”, al recibir este viernes en el Vaticano, a la nueva embajadora de Eslovenia, Maja Marija Lovrenčič Svetek, con motivo de la presentación de sus Cartas Credenciales.
En su discurso, el Pontífice también manifestó su esperanza en que “puedan encontrar solución todas las problemáticas aún no resueltas con el Acuerdo firmado el 14 de diciembre de 2001” por la República de Eslovenia y la Santa Sede.
El Papa destacó la importancia de la fidelidad a los compromisos: “En las relaciones internacionales, como por otro lado también sucede en las relaciones interpersonales, es de fundamental importancia respetar los compromisos asumidos: pacta sunt servanda”, afirmó.
Benedicto XVI lo señaló tras “saludar como un paso positivo el reciente ingreso de Eslovenia en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, importante testimonio de apertura y de la voluntad de colaborar con las demás naciones”.
“Es loable este intento de dedicarse a las cuestiones que interesan a la comunidad internacional y a los desafíos globales”, destacó.
Por otra parte, Benedicto XVI reconoció que “la integración de la nación eslovena en la Unión Europea, que se ha realizado en estos años de forma cada vez más orgánica, tiene entre sus presupuestos fundamentales las comunes raíces cristianas del ‘viejo continente’”.
En este sentido, se refirió a los santos Cirilo y Metodio, a quienes “se debe el anuncio del Evangelio y el arraigo del cristianismo en el alma de los pueblos eslavos”, y al “anclaje de Eslovenia en los valores evangélicos, que siempre refuerzan la identidad y enriquecen la cultura de una nación”.
Destacó la impronta de los valores del cristianismo en la historia del pueblo esloveno, recordando que “los primeros testimonios de la lengua y de la literatura eslovenas son manuscritos de oraciones y otros textos religiosos” y refiriéndose a “las hermosas iglesias y capillas que surgen en el territorio”.
“Este patrimonio ha constituido, incluso en los momentos más difíciles y dolorosos, un constante fermento de consuelo y de esperanza, y ha sostenido a Eslovenia en su camino hacia la independencia, tras la caída del régimen comunista”, declaró.
Refiriéndose al periodo democrático, indicó que “Eslovenia ha conseguido un cierto bienestar económico, que ha permitido consolidar la convivencia pacífica civil y social”.
Y consideró “la reciente aprobación de la ley sobre la cuestión de los llamados ‘cancelados’ como un “importante paso adelante en el intento de llevar a solución los casos de cuantos han perdido el derecho a la residencia, al trabajo y a la asistencia sanitaria”.
Finalmente, respecto a la misión de la Iglesia en tierra eslovena, destacó que “un signo de la vivacidad de la Iglesia en Eslovenia ha sido el Congreso Eucarístico Nacional recientemente celebrado” en Celje, en el que fue beatificado el joven mártir Lojze Grozde.
Y consideró que “ulteriores manifestaciones de la vitalidad de la comunidad eclesial en tierra eslovena son las numerosas obras pastorales y caritativas presentes en los diversos contextos sociales: escuelas, hospitales, prisiones, ejército y otras instituciones”.