AGUADULCE, domingo 24 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Hoy, simbólicamente, el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND) dedica este día a recordar la labor que los misioneros realizan las 24 horas del día, todo el año, en todo el planeta. Caridad Fernández nació en un pueblo de la provincia de Almería, Abla, sur de España. Hoy vive con alegría su misión como religiosa de las Hermanas del Amor de Dios, en Mozambique.
Es la quinta de siete hermanos. Su madre y hermanos, la apoyan todo lo que pueden desde este rincón oriental de la península ibérica. Caridad Fernández sintió la vocación de misionera a los 14 años en la escuela y desde los 20 años pertenece a la congregación de las Hermanas del Amor de Dios.
Su trayectoria misionera pasa por Zambezia, la segunda mayor provincia africana, en torno al río Zambeze, Cuba, Maputo y de nuevo Zambezia.
Se estima que el 75% de los niños de esta provincia viven en extrema pobreza. La escuela de la Misión, usa una disciplina bastante tradicional, necesaria para niños que provienen de familias incompletas, huérfanos a causa del sida, que viven con un tío, un abuelo, etc.
La Misión en la que realiza su anuncio humanizador y evangelizador Cari, como la llama cariñosamente su familia, está en la villa de Resano García –entre cinco y seis mil habitantes–, al sur de Maputo y cerca de la frontera con Sudáfrica.
La retaguardia de oración y ayuda económica está aquí en Aguadulce –su familia- y en su pueblo de Abla.
Las consecuencias de la oleada de racismo que se desató en Sudáfrica no hace mucho se dejaron sentir en esta región a la que regresaron 90.000 mozambiqueños.
El racismo, explica, esta misionera, no es sólo étnico sino cultural, y está en todas partes. Ellos distinguen por el acento y por muchos rasgos al forastero que viene del norte. “Son acogedores lo mozambiqueños”, dice. No lo fueron tanto los sudafricanos que expulsaron a estos migrantes por motivos económicos.
Caridad, sin embargo, dice que es tal su compenetración con el entorno que ya no se da cuenta del color de la piel de los enfermos que cuida o de las personas con las que está hablando: misioneros y amigos de su pueblo que van en verano a ayudarle a construir una granja avícola, su familia que la visita in situ, son de piel blanca. El resto de la población es negra. Cari afirma: “son todos personas, los trato a todos por igual”.
Cari es pequeñita, vivaz, alegre, rápida en sus respuestas y siempre va al grano. Su madre, María Dolores Fernández –pequeñita, vivaz, alegre–, es asidua de la Parroquia de Aguadulce-Sur donde presta todos los servicios que puede desde su avanzada edad. Sus hermanas apoyan: como profesora de Religión en el instituto de enseñanza media, despertando en los alumnos en el sentido misionero, o en la catequesis en la misma parroquia.
Cari hace de todo en la misión: en la escuela, en el hospital recientemente reconstruído, visita a los enfermos (fundamentalmente de sida y otras enfermedades de transmisión sexual, y las tradicionales enfermedades endémicas de la zona).
El sida ha hecho reverdecer una enfermedad que se creía extinguida en Europa: la tuberculosis. En África se muere de tuberculosis. Y de muchas cosas más. De pobreza, se muere todos los días. Y de necesidad, al buscar el sustento cotidiano. Cada año, los cocodrilos del río se tragan a alguien: una niña que va a recoger agua para su abuela, un pescador poco precavido….
Para saber más sobre lo que hace la hermana Caridad Fernández, se puede ver el video que le hizo el programa “Andaluces por el Mundo”, de Canal Sur, emitente andaluza:
http://www.youtube.com/watch?v=4zkLozOUV2s&feature=related.
Para ver cómo los habitantes de Abla, en el interior de Almería, ayudan, a través de la Asociación ACOES, a la misión de Villa Resano:
http://acoesalmeria.blogia.com/2010/090301-granja-avicola-en-la-escuela-4-de-octubre-mozambique.php.
Sobre su congregación: http://www.amordedios.net/.
Por Nieves San Martín