BAGDAD, viernes 5 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- “Este último ataque terrorista ha hecho aumentar el miedo y ha contribuido a destruir la esperanza”. Con estas declaraciones resume monseñor Jean Sleiman, arzobispo latino de Bagdad, la situación creada tras la masacre del pasado domingo 31 de octubre.
En una entrevista concedida a la organización internacional católica “Ayuda a la Iglesia Necesitada”, el prelado reconoció el terrible impacto que el ataque ha tenido entre los cristianos iraquíes.
“Los cristianos están profundamente asustados. Pero están intentando superar esta última horrible experiencia”, afirmó. “Se necesita fe y esperanza – tienen que abandonarse en las manos de Dios”.
El pasado domingo, un grupo de nueve terroristas del grupo “Estado islámico de Iraq”, vinculado a Al Qaeda, causó una masacre en la iglesia siro-católica de Nuestra Señora del Socorro de Bagdad, con un balance final de 58 muertos, entre ellos tres sacerdotes y varios niños, y 67 heridos.
En días posteriores, una serie de atentados indiscriminados contra la población civil provocaban 64 muertos y más de 200 heridos.
Necesitan protección
Precisamente, según informó hoy L'Osservatore Romano, una delegación de obispos cristianos mantuvieron un encuentro ayer con el primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki.
La delegación católica estaba encabezada por el cardenal Emmanuel III Delly, patriarca de Babilonia de los Caldeos, y por el arzobispo siro-católico de Bagdad Athanase Matti Shaba Matoka.
Durante la reunión, el primer ministro exhortó a los representantes cristianos a que vigilen sus propias iglesias en conjunción con las fuerzas de seguridad nacionales.
Monseñor Shaba Matoka, en declaraciones a Radio Vaticano, pidió urgentemente la ayuda de Europa: “Pedimos a Europa que se ocupe de los cristianos en Oriente Medio. Nosotros queremos mantener nuestra presencia en el país”.
Este ataque, y precisamente después del Sínodo, “ha destruido todas nuestras esperanzas”, reconocía el prelado. “Es muy difícil pedirle a la gente que se quede. ¡Es doloroso!”
Por su parte, monseñor Sleiman, afirmaba que ya antes de los atentados “el miedo al futuro y a la violencia era real profundo y compartido entre los cristianos”, y añadió que los representantes gubernamentales locales les han advertido sobre más ataques.
“Estamos en una situación muy peligrosa”, advirtió.
A pesar de todo, el prelado pidió a los cristianos que estén unidos. “Su solidaridad es bien conocida”, afirmó. “Es importante para los cristianos en Iraq estar seguros de que su presencia aquí no es casual, sino necesaria para el país. Están construyendo la paz sólo con su presencia”, añadió.