MADRID, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Desde Pablo VI hasta Benedicto XVI Paloma Gómez Borrero lleva más de tres décadas cubriendo la información del Vaticano para diferentes medios españoles, hecho que la hicieron merecedora de recibir hoy el premio ¡Bravo! especial a toda una trayectoria de parte de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de España.
Se trata de la máxima modalidad de un galardón que reconoce la labor de aquellos profesionales de la comunicación en España que se han distinguido por su servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos.
Paloma Gómez, de 74 años, trabaja como corresponsal de la cadena COPE desde Roma y Vaticano. Ha sido autora de varios libros como Huracán Wojtyla, Comiendo con…, El Libro de la pasta, Pasta, pizza y mucho más, Juan Pablo, amigo, y Los fantasmas de Roma.
Paloma compartió con ZENIT algunos de los principales momentos y reflexiones de su vasta trayectoria como periodista especializada en información de la Santa Sede.
– ¿Cómo recibe este premio?
Paloma Gómez Borrero: En primer lugar con una gran sorpresa porque no me lo esperaba. Yo ya había tenido el ¡Bravo! de la radio, hace muchos años y me llamaron y me dijeron que me habían concedido el ¡Bravo! especial a una vida dedicada a la prensa, a la información. Me pareció una maravilla.
– ¿Cómo llegó a ser una periodista experta en información de la Santa Sede?
Paloma Gómez Borrero: En realidad no fue algo que busqué. Estaba en la Televisión Española para Italia, donde me fui a vivir porque me casé con un italiano. Tuve que seguir la muerte de Pablo VI y fue una información tranquila, y luego me encontré con Juan Pablo II un papa viajero, de una gran cercanía, de un gran carisma. En algunos vuelos he sido yo la única mujer dentro del avión y eso también hacía que el papa estuviera especialmente atento conmigo. Me hacía bromas, me decía que me llamaba Paloma por volar tanto.
– Son tantos años ejerciendo el periodismo… habrá conocido varios personajes que le hayan impactado. ¿Nos puede hablar de alguno de ellos?
Paloma Gómez Borrero: Indudablemente la Madre Teresa es la primera. Recuerdo sus ojos, su sonrisa. Fui a Calcuta para conocerla. En ese infierno de Calcuta nació su epopeya de caridad. Allí acompañamos a Juan Pablo II.
Recuerdo también cuando el papa le regaló la casa Dono di Maria en el Vaticano para ayudar a los más necesitados. Cuando fue el papa a inaugurar la casa, yo estaba al lado de la Madre Teresa. Ella me dio sus medallitas de la Virgen Milagrosa y me dijo que las diera a quien quisiera. Me fui con ella a rezar a la capilla.
Recuerdo también cuando la entrevisté para TVE Española. En ese entonces no era la Madre Teresa del premio Nobel de la Paz pero sí era conocida. El cámara hizo planos muy cortos, le pregunté por qué y me respondió, “no se quien es esta monja pero no podía separar la cámara de los ojos”. Me dijo también “si no quieres ponerle voz a la entrevista, no es necesario, deja que sus ojos hablen”.
Son muchas anécdotas… El verano antes de morirse, ya estaba muy enferma, le preguntaron qué iba a decirle a San Pedro cuando llegara al cielo, a lo que respondió entre bromas “me va a echar una bronca porque le he llenado el cielo de pobres”.
-Ahora vayamos en orden de los pontificados que ha tenido que cubrir ¿Qué recuerda usted de Pablo VI?
Paloma Gómez Borrero: Muy poco porque estaba ya muy enfermo cuando entré a cubrir la información de la Santa Sede. Recuerdo especialmente su muerte y el cónclave que fue después de 15 años. Informar sobre esto fue para mí un gran un reto.
Recuerdo que antes del cónclave debía conseguir cardenales y era bien difícil entrevistarles. Teníamos una sección de pre cónclave en el telediario de las nueve. Todos los días llevaba un cardenal para hacer la entrevista en directo y los llevaba a la Rai. Entre ellos había un cardenal africano. A él le pregunté la posibilidad de que fuera elegido un papa negro y me respondió señalando hacia arriba “deja que responda la otra paloma” refiriéndose al Espíritu Santo.
-¿Qué recuerda del breve pontificado de Juan Pablo I?
Paloma Gómez Borrero: Lo recuerdo cuando vino a ver a quienes habíamos cubierto el cónclave. Era un gran párroco, muy cordial y dulce. Nos dijo que había leído las crónicas después de haber sido elegido papa y que no habíamos adivinado casi nada de lo que contábamos que había ocurrido en el cónclave. Nos decía “no inventéis, contad lo sólo lo que veis”. También nos dijo: “sois tan importantes que si hoy viviera San Pablo sería periodista y procuraría entrar en un informativo por la fuerza que tenéis”.
– Y tanto que decir de Juan Pablo II… ¿qué es lo que más recuerda de él como persona?
Paloma Gómez Borrero: Esa sensibilidad y ese conectar con los jóvenes a quienes les dijo desde el primer momento “Abrid las puertas a Cristo” y “No tengáis miedo”, a un mundo que tiene miedo. Eso fue lo que hizo que él creara de manera tan increíble las Jornadas Mundiales de la Juventud.
En España, ya muy enfermo, en el último viaje en el año 2003, dijo “soy un papa joven de 83 años”. Eso a mí me impresionó muchísimo. Yo le pregunté “¿hacia dónde va la Iglesia con Juan Pablo II?” Y me contestó “hacia delante, en búsqueda y defensa del hombre y con el Evangelio en la mano”, yo creo que ahí me dijo todo. Recuerdo cuando estábamos en Turquía, en aquel viaje tan peligroso porque se había escapado Alí Agca de la cárcel, el Papa dijo en ese momento: “cuando el amor es más fuerte y más grande que el peligro, nunca se tiene miedo y el mundo tiene que confiar en Dios”.
– ¿Qué considera lo más duro durante este largo pontificado?
Paloma Gómez Borrero: El atentado. Fue muy inesperado. Iba en un jeep blanco. Con la sotana ensangrentada en brazos del hoy cardenal Stanisław Dziwisz. No nos dimos ni cuenta. Tuvo que ser la Radio Vaticana la que nos avisó que el terrorismo había entrado en la plaza. Mucha gente se echó a llorar. A través de los altavoces daban noticias que estaba en el Gemelli, en el quirófano y fue toda la noche, se abrieron todas las iglesias para rezar por él.
– ¿Qué es lo que más recuerda de su muerte?
Paloma Gómez Borrero: Cuando me despedí de él en el Aula Clementina, mientras lo estaban velando, me acordé de sus palabras al inicio de su pontificado: “quiero ser el barrendero del mundo para dejar los caminos limpios y que pase el amor, la paz y Dios”. Sabía que ya no lo volvería a ver y le dije “ahora sí que barres el cielo”.
– ¿Cómo ve estos más de cinco años del Papa Benedicto XVI?
Paloma Gómez Borrero: A este Papa se le va descubriendo día a día. Es de una inteligencia, de una claridad, de una humildad, afabilidad y de una cercanía que yo no me lo hubiera imaginado. Aunque yo al cardenal Ratzinger le hice una entrevista para televisión y ya había visto que era una persona muy cercana, que le gustaba dialogar y sobretodo escuchar.
Admiro su línea y su coherencia. El quiere que entre Dios en la vida del hombre, de la nación, que volvamos a las raíces cristianas. Que todos los que creen en un Dios único, dialoguen y que no dejen por fuera la vida de cada uno. A Juan Pablo II lo defino como super star y a Benedicto XVI como Doctor affabilis.
– ¿Qué frutos cree que puede dar la reciente visita del Papa a España?
Paloma Gómez Borrero: Los discursos han sido magníficos. El Papa ha estado muy feliz y creo que el pueblo español se ha volcado con el Papa también. Lo que ha dicho el Papa es importante para España y lo ha dicho con una cla
ridad y con un respeto a todos que probablemente cambien muchas cosas.
– ¿Ve con esperanza la situación de la fe en este país?
Paloma Gómez Borrero: Sí porque, como ha dicho el Papa, un gobierno o un estado laico no tiene por qué tener un enfrentamiento con la Iglesia sino más bien un encuentro en los puntos en los que los dos están de acuerdo: defensa del hombre, de la dignidad, libertad para la educación y la colaboración que es necesaria. El enfrentamiento es muy peligroso. Eso es lo que ha querido decir el Papa.
– ¿Cuáles cree que deben ser las características que debe tener un periodista encargado de informar sobre el acontecer de la Iglesia?
Paloma Gómez Borrero: No sólo sobre el acontecer de la Iglesia sino en cualquier campo que te toque informar, ir con la verdad por delante. Instintivamente, tú cuentas cómo lo ves o lo interpretas pero no debes nunca manipular lo que estás viendo. Tú no puedes orquestar la crónica o lo que dice el Papa o un hombre político. No se puede sacar de contexto o manipular la noticia.
Un periodista tiene la suerte de contar lo que está viendo. Debe dejar que la gente haga su juicio porque manipular significa también pensar que quien te lee es un tonto porque le estás haciendo ver algo que no es verdad. Es necesario dejar que él lo juzgue, darle bien la noticia y luego permitirle al lector, oyente o televidente que él mismo haga una composición del lugar.
Por Carmen Elena Villa