“Verbum Domini”, en píldoras

Pasajes representativos de la exhortación apostólica de Benedicto XVI

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos algunos de los pasajes representativos de la exhortación apostólica postsinodal «Verbum Domini», de Benedicto XVI, en la que recoge las conclusiones del Sínodo de los Obispos del mundo, celebrado en el Vaticano en octubre de 2008, sobre «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia». 

* * *

Objetivo: «Deseo indicar algunas líneas fundamentales para revalorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia, fuente de constante renovación, deseando al mismo tiempo que ella sea cada vez más el corazón de toda actividad eclesial» (n. 1)

Religión de la Palabra, no del libro: «La fe cristiana no es una ‘religión del Libro’: el cristianismo es la ‘religión de la Palabra de Dios’, no de ‘una palabra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo» (n. 7):

Tradición y Escritura: «Es la Tradición viva de la Iglesia la que nos hace comprender de modo adecuado la Sagrada Escritura como Palabra de Dios. (n. 17)

Sagrada Escritura, inspiración y verdad: «La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo. De ese modo, se reconoce toda la importancia del autor humano, que ha escrito los textos inspirados y, al mismo tiempo, a Dios como el verdadero autor (n. 19).

Dios escucha al hombre: «Es decisivo desde el punto de vista pastoral mostrar la capacidad que tiene la Palabra de Dios para dialogar con los problemas que el hombre ha de afrontar en la vida cotidiana […] La pastoral de la Iglesia debe saber mostrar que Dios escucha la necesidad del hombre y su clamor (n. 23).

Exégesis: «En el trabajo de interpretación, los exegetas católicos no deben olvidar nunca que lo que interpretan es la Palabra de Dios. Su tarea no termina con la distinción de las fuentes, la definición de formas o la explicación de los procedimientos literarios. La meta de su trabajo se alcanza cuando aclaran el significado del texto bíblico como Palabra actual de Dios (n. 33)

Antiguo Testamento y judaísmo: «La comprensión judía de la Biblia puede ayudar al conocimiento y al estudio de las Escrituras por los cristianos. El Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo y el Antiguo es manifiesto en el Nuevo […] Deseo reiterar una vez más lo importante que es para la Iglesia el diálogo con los judíos ( n. 43).

Biblia y ecumenismo: «Consciente de que la Iglesia tiene su fundamento en Cristo, Verbo de Dios hecho carne, el Sínodo ha querido subrayar el puesto central de los estudios bíblicos en el diálogo ecuménico, con vistas a la plena expresión de la unidad de todos los creyentes en Cristo» (46).

Traducciones, servicio al ecumenismo: «La promoción de las traducciones comunes de la Biblia es parte del trabajo ecuménico. Deseo agradecer aquí a todos los que están comprometidos en esta importante tarea y animarlos a continuar en su obra» (46).

Escritura y Liturgia: «Exhorto a los Pastores de la Iglesia y a los agentes de pastoral a esforzarse en educar a todos los fieles a gustar el sentido profundo de la Palabra de Dios que se despliega en la liturgia a lo largo del año, mostrando los misterios fundamentales de nuestra fe» (52).

La homilía: «Se requiere que los predicadores tengan familiaridad y trato asiduo con el texto sagrado; que se preparen para la homilía con la meditación y la oración, para que prediquen con convicción y pasión» (n. 59).

Celebraciones de la Palabra de Dios: «Los Padres sinodales han exhortado a todos los pastores a promover momentos de celebración de la Palabra […] Dicha práctica comportará grandes beneficios para los fieles, y se ha de considerar un elemento relevante de la pastoral litúrgica (n. 65).

Acústica: «Para favorecer la escucha de la Palabra de Dios no se han de descuidar aquellos medios que pueden ayudar a los fieles a una mayor atención. En este sentido, es necesario que en los edificios sagrados se tenga siempre en cuenta la acústica, respetando las normas litúrgicas y arquitectónicas (n. 68)

Canto litúrgico: «Para ensalzar la Palabra de Dios durante la celebración litúrgica, se tenga también en cuenta el canto en los momentos previstos por el rito mismo, favoreciendo aquel que tenga una clara inspiración bíblica y que sepa expresar, mediante una concordancia armónica entre las palabras y la música, la belleza de la palabra divina. En este sentido, conviene valorar los cantos que nos ha legado la tradición de la Iglesia y que respetan este criterio. Pienso, en particular, en la importancia del canto gregoriano (n. 70).

Atención a los discapacitados: «El Sínodo ha recomendado prestar una atención especial a los que, por su condición particular, tienen problemas para participar activamente en la liturgia, como, por ejemplo, los discapacitados en la vista y el oído (n. 71).

La animación bíblica de la pastoral: «El Sínodo ha invitado a un particular esfuerzo pastoral para resaltar el puesto central de la Palabra de Dios en la vida eclesial, recomendando incrementar la «pastoral bíblica», no en yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda la pastoral» (n. 73)

Dimensión bíblica de la catequesis: «La actividad catequética comporta un acercamiento a las Escrituras en la fe y en la Tradición de la Iglesia, de modo que se perciban esas palabras como vivas, al igual que Cristo está vivo hoy donde dos o tres se reúnen en su nombre (n. 74).

Lectio Divina: «En los documentos que han preparado y acompañado el Sínodo, se ha hablado de muchos métodos para acercarse a las Sagradas Escrituras con fruto y en la fe. Sin embargo, se ha prestado una mayor atención a la lectio divina, que es verdaderamente capaz de abrir al fiel no sólo el tesoro de la Palabra de Dios sino también de crear el encuentro con Cristo, Palabra divina y viviente» (n. 87).

Palabra de Dios y Tierra Santa: «Los Padres sinodales han recordado la feliz expresión en la que se llama a Tierra Santa ‘el quinto Evangelio’. Es muy importante que, no obstante las dificultades, haya en aquellos lugares comunidades cristianas. El Sínodo de los Obispos expresa su profunda cercanía a todos los cristianos que viven en la Tierra de Jesús, testimoniando la fe en el Resucitado» (n. 89).

Anuncio y nueva evangelización: «Tantos hermanos están bautizados, pero no suficientemente evangelizados. Con frecuencia, naciones un tiempo ricas en fe y vocaciones van perdiendo su propia identidad, bajo la influencia de una cultura secularizada. La exigencia de una nueva evangelización, tan fuertemente sentida por mi venerado Predecesor, ha de ser confirmada sin temor, con la certeza de la eficacia de la Palabra divina» (n. 96).

Testimonio: «La Palabra de Dios llega a los hombres por el encuentro con testigos que la hacen presente y viva» (n. 97).

Compromiso por la justicia: «La Palabra de Dios impulsa al hombre a entablar relaciones animadas por la rectitud y la justicia; da fe del valor precioso ante Dios de todos los esfuerzos del hombre por construir un mundo más justo y más habitable» (n. 100).

Derechos humanos: «Deseo llamar la atención de todos sobre la importancia de defender y promover los derechos humanos de cada persona[…] La difusión de la Palabra de Dios refuerza la afirmación y el respeto de estos derechos (n. 101).

Palabra de Dios y paz: «En el contexto actual, es necesario más que nunca redescubrir la Palabra de Dios como fuente de reconciliación y paz, porque en ella Dios reconcilia en sí todas las cosas: Cristo ‘es nuestra paz’, que derriba los muros de división (n. 102).

Palabra de Dios y salv
aguardia de la Creación
: «El compromiso en el mundo requerido por la divina Palabra nos impulsa a mirar con ojos nuevos el cosmos que, creado por Dios, lleva en sí la huella del Verbo, por quien todo fue hecho […] La arrogancia del hombre que vive ‘como si Dios no existiera’, lleva a explotar y deteriorar la naturaleza, sin reconocer en ella la obra de la Palabra creadora» (n. 108).

Internet: «En el mundo de internet, que permite que millones y millones de imágenes aparezcan en un número incontable de pantallas de todo el mundo, deberá aparecer el rostro de Cristo y oírse su voz, porque ‘si no hay lugar para Cristo, tampoco hay lugar para el hombre'» (n. 113)

Diálogo interreligioso: «La Iglesia reconoce como parte esencial del anuncio de la Palabra el encuentro y la colaboración con todos los hombres de buena voluntad, en particular con las personas pertenecientes a las diferentes tradiciones religiosas, evitando formas de sincretismo y relativismo (n. 117).

Diálogo y libertad religiosa: «El respeto y el diálogo requieren, consiguientemente, la reciprocidad en todos los terrenos, sobre todo en lo que concierne a las libertades fundamentales, y en particular, a la libertad religiosa. Favorecen la paz y el entendimiento entre los pueblos » (n. 120).

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ZENIT Staff

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