CIUDAD DEL VATICANO, martes 16 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Trescientos veinte responsables de las organizaciones caritativas católicas europeas se reúnen en el santuario mariano polaco de Czestochowa para redescubrir las motivaciones más profundas por las que entregan su vida a los demás.
Estos ejercicios espirituales, organizados por el Consejo Pontificio «Cor Unum», fueron presentados este martes a un grupo de periodistas por el inminente cardenal Robert Sarah, de Guinea, nuevo presidente del dicasterio vaticano, quien subrayó cómo esta iniciativa busca aplicar una de las consignas centrales de la encíclica «Deus Caritas est».
La cita tendrá lugar del 29 de noviembre al 3 de diciembre, con la presencia de cinco cardenales y cincuenta obispos, de 140 diócesis de 26 naciones.
Las meditaciones de estos días de ejercicios serán dirigidas por la abadesa Theresa Brenninkmeijer, O. Cist., de nacionalidad holandesa.
Monseñor Anthony Jesus Figueiredo, encargado de la organización del encuentro, ha explicado que con esta iniciativa se busca responder al llamamiento de Benedicto XVI en esa encíclica a formar ante todo «el corazón de quien, como las agencias caritativas que se identifican en la Iglesia católica, además de hacer concreto el amor caritativo, debe dar a conocer el verdadero rostro de este amor, el rostro de Cristo».
Se trata del tercer continente que comienza esta iniciativa, después de los ejercicios espirituales celebrados en Guadalajara (México), en 2008, y en Taipei (Taiwán), 2009. En algunos países, se han comenzado a ofrecer estas tandas de ejercicios para los agentes de la caridad a nivel nacional o diocesano.
Monseñor Giovanni Pietro Dal Toso, secretario del Consejo Pontificio «Cor Unum», reconoció que estos ejercicios plantean también una reflexión a nivel de Iglesia universal sobre la identidad de las instituciones católicas de ayuda.
Esta cuestión tiene repercusiones directas, como por ejemplo, la construcción de una iglesia en un proyecto de reconstrucción, añade monseñor Dal Toso, quien recuerda con Benedicto XVI que estas agencias son una «obra propia» de la Iglesia católica, con todas sus consecuencias.
«Tener en cuenta la religión en la asistencia humanitaria obviamente es importante para una obra católica. Que se ofrezca asistencia religiosa en un campo de refugiados es muy importante. Es un ejemplo de lo que quiere decir para nosotros acompañar a las agencias católicas para que se sientan como parte de la misión de la Iglesia», añade monseñor Dal Toso.
Monseñor Figueiredo puso, como ejemplo de estas implicaciones, el caso de agencias católicas de adopción en Inglaterra, que han tenido que cerrar al negarse a entregar niños a parejas homosexuales en coherencia con su identidad.
Por Jesús Colina