ROMA, martes 15 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- También desde Etiopía llegan noticias de una ola de violencia interreligiosa. Según refiere el sitio Compass Direct News (CDN, 7 marzo), el epicentro de los duros enfrentamientos entre musulmanes y cristianos es la ciudad centro-occidental de Asendabo, en los alrededores de Gimma (o Jimma, capital de la ex provincia de Kaffa), en la más grande y poblada región del país del Cuerno de África, Oromia (o Oromya).
Un balance muy provisional habla de al menos dos cristianos muertos. Lo ha confirmado a Voice of America (8 de marzo) el portavoz del gobierno etíope, Shimelis Kemal. Una de las víctimas sería un creyente de la Iglesia ortodoxa etíope (que se define «Tewahedo» o miafisita), cuya hija pertenece a la Iglesia Evangélica Etíope Mekane Yesus (de tradición luterana). «Es difícil hacer estimaciones en términos de muertes, pues no tenemos acceso a ningún sitio”, afirmó una fuente Compass. Los daños materiales son enormes: decenas de edificios y de lugares de culto cristianos, entre ellos incluso algunas escuelas bíblicas, y casas han sido quemadas. La violencia ha provocado además algunos miles de desplazados.
Aunque más de la mitad de la población de Etiopía es cristiana (según el último censo, de 2007, el 44% de los habitantes pertenece a la Iglesia ortodoxa etíope y el 19% a las diversas denominaciones evangélicas y pentecostales), la zona de Asendabo y Jimma es de mayoría islámica, y desde hace tiempo, teatro de rivalidad entre las dos comunidades. Según una fuente de Compass, los ataques contra las iglesias están al orden del día en la zona de mayoría musulmana de Etiopía, como en Jikmma y en o Jijiga, la región somalí al este del país, donde rige la ley islámica o sharia.
La chispa que hizo estallar el 2 de marzo la ola de violencia fue una noticia – no confirmada – de una presunta profanación del Corán. Un cristiano habría roto un ejemplar del libro sagrado del islam.
Según las informaciones recogidas por Compass, tras los primeros enfrentamientos que tuvieron lugar en Asendabo, la violencia se ha propagado como una mancha de aceite en otros centros de la zona, como Chiltie, Gilgel Gibe, Busa y Koticha. Miles de musulmanes han asaltado decenas de objetivos cristianos. De los 59 lugares de culto destruidos e incendiados por las turbas, 38 pertenecen a la Ethiopian Kale Hiwot Church (EKHC, el equivalente etíope de la Iglesia baptista), 12 a la Mekane Yesus y 6 a la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Según informa Compass, algunos líderes evangelistas han informado de los episodios a las autoridades, que hasta ahora no han hecho nada para detener la ola de violencia, la cual podría llegar a Jimma, que con sus cerca de 160.000 habitantes es el mayor centro urbano de Etiopía Occidental. Según algunos testimonios, las fuerzas del orden no habrían intervenido, a pesar de las peticiones de protección por parte de la comunidad cristiana.
La inacción o incapacidad por parte del gobierno etíope para detener la violencia fue fuertemente criticada por la organización International Christian Concern (ICC). «Los funcionarios públicos etíopes tienen la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos de los ataques. Es un escándalo y una violación de su obligación contemplada en el derecho internacional de los derechos humanos que el Gobierno deje a los musulmanes matar cristianos y destruir sus propiedades», afirmaba Jonathan Racho, responsable regional para África del ICC (4 de marzo).
El portavoz del Gobierno central de Addis Abeba, Shimelis, ha rechazado la acusación, y en declaraciones a Voice of America anunció recientemente la detención de 130 “extremistas” sospechosos de haber fomentado el odio religioso y la violencia.
La nueva ola de violencia sectaria coincide con los graves combates que se están produciendo en la frontera entre Kenia, Etiopía y Somalia, donde las fuerzas del débil gobierno transitorio de Somalia intentan expulsar, con el apoyo activo del ejército etíope, a los milicianos del movimiento islamista de Al-Shabaab de la ciudad de Bulahawo, en las cercanías de la ciudad keniata de Mandera.
El jefe de la conocida milicia extremista, apoyada por Irán, el jeque Mahad Omar Abdikarim, lanzaba hace una semana un llamamiento a los musulmanes “oprimidos” en Kenia y en Etiopía para rebelarse contra sus respectivos gobiernos y “liberarse” del dominio cristiano (Africa Review, 4 de marzo).
El fundamentalismo islámico está además creciendo en Etiopía. El pasado 18 de noviembre, un cristiano de Moyale (ciudad de la región de Oromia, en la frontera con Kenia) – Tamirat Woldegorgis, miembro de la Full Gospel Church – fue condenado a una pena de tres años de cárcel por haber profanado el Corán y había sido transferido a una cárcel de Jijiga. Un colega musulmán había acusado al hombre, de profesión sastre y que había sido arrestado en agosto, de haber escrito “Jesús es el Señor” en un trozo de tela y en un ejemplar del Corán, acusaciones por otro lado nunca demostradas, subraya Compass Direct News (29 de noviembre de 2010).
Además fueron condenados al pago de una multa dos amigos de Woldegorgis por haber apoyado a un criminal que había profanado el Corán e insultado al islam. Su culpa: habían visitado al infortunado en la cárcel y le habían llevado comida.
También en Jijiga había sido arrestado y encarceladp por la policía, el 23 de mayo de 2009, un conocido convertido del islam al cristianismo, Bashir Musa Ahmed, por poseer ocho ejemplares de la Biblia. A pesar de que la libertad religiosa está garantizada por la Constitución etíope, y de tratarse de una edición de la Biblia muy difundida en la región somalí del país, la acusación contra Ahmed ha sido la de distribución de literatura religiosa con intenciones «maliciosas» (CDN, 18 de febrero de 2010).
La actividad o celo de los predicadores evangelista parece molestar no sólo a la comunidad cusulmana, sino también a la Iglesia ortodoxa local. El 27 de enero de 2010, dos edificios pertenecientes respectivamente a la Brethren Church y a la Mekane Yesus Church fueron asaltados por grupos de fieles ortodoxos en la localidad de Olenkomi, a unos 65 km al oeste de la capital Addis Abeba, siempre en la región de Oromia (CDN, 15 de abril de 2010). En el ataque, un predicador de visita en la localidad quedó gravemente herido. En el origen del doble ataque hubo un incendio accidental que había destruido una iglesia ortodoxa. Es también mal visto en la zona el hecho de que muchos profesores de la escuela secundaria de Olenkomi son evangelistas.
Por Paul De Maeyer. Traducción del italiano por Inma Álvarez