ROMA, jueves 1 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- La organización de profesionales católicos en el campo de la obstetricia MaterCare International inauguró ayer 31 de agosto su octava conferencia internacional en Roma, con el patrocinio de la Pontificia Academia para la Vida y la contribución de la Federación Mundial de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC).
Esta organización internacional, que se reúne estos días en el Instituto Maria SS. Bambina de Roma, tiene como objetivo el servicio a la cultura de la vida donde corre mayores riesgos, en las áreas de crisis en las que las madres y sus niños son descuidados o abandonados.
El simposio trata sobre cómo proteger la dignidad de esta profesión en un contexto en el que la familia humana más débil parece amenazada por una cultura que le niega valor, y una práctica obstétrica ligada a un concepto de salud reproductiva entendida como la afirmación de nuevas tecnologías.
“El objetivo de la conferencia – afirmó Bogdan Chazan, del hospital Santa Familia de Varsovia, profesor de obstetricia y ginecología – es identificar los problemas y sugerir soluciones”.
“Aunque en India todas las religiones tienen en gran consideración la maternidad y su dignidad – afirmó en su saludo monseñor Thomas Dabre, obispo de Poona, en el estado de Maharashtra – las mujeres y las madres sufren enormemente por la persistencia de una difundida discriminación de género”.
Se registra “un creciente abuso de la amniocentesis: los médicos usan el diagnóstico prenatal del sexo con el objetivo de hacer abortar fetos o embriones femeninos”. “Maridos y mujeres – prosiguió monseñor Dabre – consienten en este test y esto explica por qué en algunos lugares de India las niñas son menos que los niños”.
“En India – recordó el prelado – 300 millones de personas son verdaderamente pobres. Viven con un dólar al día, y no son exageraciones”. En consecuencia, “muchas mujeres están desnutridas y en muchos lugares no hay facilidades para las mujeres embarazadas que se ven obligadas a trabajar”.
“La Iglesia – concluyó el obispo de Poona – está comprometida en ayudarlas, pero necesita la ayuda de programas específicos”.
Como el que MaterCare, ya antes muy comprometida en Haití tras la catástrofe humanitaria causada por el terremoto de enero de 2010, está llevando a cabo en Isiolo, un distrito en el centro de Kenia que se extiende hacia las fronteras con Etiopía y Somalia.
Aquí la asociación, en colaboración con el vicariato apostólico de Isiolo, está construyendo un hospital con 15 camas para ofrecer servicios obstétricos que ayuden a combatir la alta tasa de mortalidad de las madres y de sus niños.
“La de Isiolo – explicó a ZENIT el obispo local, monseñor Anthony Ireri Mukobo – es una región semiárida, donde hay actualmente en curso una sequía que ha provocado una gran carestía”.
“Las mujeres – explicó monseñor Mukobo – son las que más sufren por esta situación, porque es tarea suya buscar el agua y tienen que ir cada vez más lejos”.
La población es en gran parte nómada, y necesita hierba para alimentar al ganado; la supervivencia, si continúa la sequía, “está ligada a las ayudas de la Iglesia, que las busca entre sus amigos y que a veces obtiene algo del gobierno”. “Nuestra esperanza – concluyó monseñor Mukobo – es que en octubre vuelvan las lluvias y renazca la vida”.
Por Chiara Santomiero, traducción del italiano por Inma Álvarez