ROMA, domingo 11 de septiembre de 2011 (ZENIT.org). – Según varios comentaristas, uno de los factores tras los últimos disturbios en Inglaterra es la ruptura del matrimonio y la vida familiar. Si así fuera, las conclusiones de un informe reciente sobre el matrimonio presentan una situación preocupante.
El mes pasado el Instituto Brookings de Washington, D. C., publicaba un estudio titulado «La Marginación del Matrimonio en la América de Clase Media». Analizaba el estado civil del 51% de los adultos jóvenes que han terminado la secundaria pero no tienen estudios universitarios.
El matrimonio goza de buena salud entre los norteamericanos universitarios más ricos, que suelen casarse antes del nacimiento de su primer hijo. El informe señalaba, de hecho, que el nivel de divorcios para este grupo ha descendido a un nivel comparable al de inicios de los setenta.
Según los autores del informe, W. Bradford Wilcox y Andrew J. Cherlin, la historia es muy diferente para aquellos con menos educación , que tienen un alto nivel de situaciones de cohabitación y divorcio. «El alejamiento del matrimonio en la nación, que comenzó en las comunidades con bajos ingresos en los años sesenta y setenta, se ha desplazado ahora hacia la América de clase media», apuntaba el informe.
En los últimos años, las mujeres norteamericanas con estudios medios tenían siete veces más probabilidades de tener un hijo fuera del matrimonio que las mujeres con estudios universitarios. En general, el 44% de los nacimientos de mujeres con sólo la secundaria tienen lugar fuera del matrimonio. Un porcentaje a comparar con el 54% de la mujeres que no terminaron la secundarias y con el 6% de las mujeres con titulación universitaria.
El aumento de los nacimientos fuera del matrimonio tiene su causa en una niveles más altos de convivencia sin matrimonio y ha habido pocos cambios en el número de nacimientos de mujeres que viven solas. Este aumento es motivo de preocupación dado que los niños están muchos mejor en una familia casada estable, señalaba el informe.
Según datos recientes, las parejas que viven en relaciones de hecho son inherentemente inestables, y el 65% de los hijos de estas relaciones sufrirán la ruptura antes de cumplir los 12 años. Este porcentajes es sólo del 24% para los niños nacidos en el matrimonio.
Causas
El informe citaba tanto factores culturales como económicos que están tras este cambio de situación. El mercado laboral para hombres con una educación media se ha deteriorado de modo considerable dejándolos con puestos de trabajo menos estables y salarios reales más bajos que hace una generación.
Al mismo tiempo, hay una expectativa general de que se necesita un buen trabajo y buenos ingresos para comprometerse a casarse, por lo que convivir como pareja de hecho se ha adoptado como la alternativa, mientras se espera conseguir el trabajo adecuado.
Aun así esto no lo explica todo. El informe observaba que, en el pasado, durante la Gran Depresión por ejemplo, las penurias económicas no llevaron a cambios importantes de la vida familiar.
El informe destacaba tres grandes cambios culturales que han jugado un papel crucial en este cambio de situación.
En primer lugar, ha cambiado la actitud hacia la actividad sexual y el criar a los hijos fuera del matrimonio. Hoy día este comportamiento es mucho más aceptado y esto, en combinación con la introducción de los anticonceptivos, ha debilitado enormemente los valores familiares tradicionales que una vez reinaron en este sector de la sociedad.
Las mujeres solteras con bajos ingresos suelen seguir adelante y tener hijos, en vez de esperar a una mejor situación, que puede implicar el riesgo de no tener hijos. Esta mentalidad se ha extendido a las mujeres con una educación media.
En segundo lugar, ha habido un significativo descenso en la participación religiosa entre los miembros de la clase media norteamericana. En comparación con los años setenta, la asistencia religiosa semanal se ha reducido de un 40% a un 28%.
En tercer lugar, el marco legal que afecta a la vida familiar ha sufrido una importante reorientación. Con la introducción del divorcio sin causa, se ha pasado de apoyar el compromiso matrimonial a hacer hincapié en los derechos individuales.
Cambio
Cambiar la tendencia hacia las parejas de hecho y los altos niveles de divorcio no es una tarea fácil, admitía el informe. Entre las medidas que se sugieren están las siguientes:
– Proporcionar una mejor formación para aquellos trabajos que requieren aquellas capacidades que permitan a aquellos con estudios medios encontrar trabajos mejores y más estables.
– Cambiar la forma en que se calculan las prestaciones sociales, a partir de la actual situación en la que se penalice el matrimonio, debido a que las parejas de hecho pierden apoyo económico una vez que se casan. Deberían aumentarse también las ventajas en impuestos por hijos.
– Intentar cambiar las actitudes culturales de igual forma que se llevan a cabo campañas contra el tabaquismo y la conducción bajo el alcohol.
– Invertir en programas educativos para los niños desfavorecidos en edad preescolar como un modo de aumentar las expectativas de empleo de las generaciones futuras.
– Reformar las leyes del divorcio para mitigar las consecuencias del divorcio sin causa. Esto podría incluir programas de educación obligatoria y también periodos de espera para las parejas con hijos.
Casualmente uno de los autores del informe Brookings ha trabajado para otra publicación sobre el matrimonio y las parejas de hecho que se publicaba un poco más tarde, en agosto. El director del National Marriage Project, W. Bradford Wilcox, junto con otros 18 expertos en familia, publicaban la tercera edición del informe: «¿Por qué importa el Matrimonio: 30 Conclusiones de las Ciencias Sociales».
Según el informe, cuando se trata de lo mejor, la familia intacta, biológica y casada sigue siendo el marco privilegiado. Además, el matrimonio hace una importante aportación al bien común, con beneficios para la economía, la sanidad y la educación.
Tras analizar cientos de informes sobre el matrimonio y la vida familiar, los autores tenían buenas y malas noticias.
La buena noticia es que el divorcio se ha reducido, casi hasta el nivel de antes de los setenta. La mala noticia es que esta mejora ha sido oscurecida debido al aumento de la cohabitación. Esto significa que hoy los niños es más probable que vivan en una pareja de hecho antes que verse afectados por un divorcio.
Sólo el 55% de quienes tenían 16 años en la década del 2000 vivían con ambos padres, en comparación con el 66% de veinte años antes.
La inestabilidad de las parejas de hecho tiene un impacto negativo en los niños, según el informe. Los niños tienen el triple de probabilidades de ser objeto de abuso en las familias de hecho que en hogares intactos, con sus padres biológicos casados. Son también comunes el consumo de drogas, los problemas en la escuela y el mal comportamiento.
Asia
Estos cambios en la vida familiar ni mucho menos se limitan a Estados Unidos. La portada del 20 de agosto de la revista The Economist se dedicaba a lo que titulaba «El vuelo del matrimonio» en Asia.
En Japón, por ejemplo, mientras que el porcentaje de mujeres en parejas de hecho era hace 20 años de un solo dígito, actualmente alcanza el 20%. La edad media de matrimonio es ahora mucho mayor. En los países más ricos de Asia es de 29-30 años para las mujeres, y 31-33 años para los hombres. En algunos países el promedio de edad al casarse ha subido en cinco años en las últimas tres décadas.
Además cada vez se casan menos mujeres. En el 2010 un tercio de las mujeres que cumplieron los 30 estaba solteras. En el mismo año, el 37% de las mujeres taiwanesas entre 30 y 34 años est
aban solteras, con un 21% en la franja de los 35 a 39. Se trata de un cambio notable, señalaba el artículo, considerando que hace unas décadas sólo el 2% de las mujeres de este grupo de edad estaban solteras en la mayoría de los países asiáticos.
El porcentaje de divorcios, aunque considerablemente menor que en Occidente, se ha duplicado desde los años ochenta.
Tradicionalmente, la vida familiar ha sido muy importante en Asia. En una fecha tan cercana como 1994, Lee Kuan Yew, ex primer ministro de Singapur, atribuía el éxito económico de Asia a la fortaleza de los lazos familiares y de las virtudes aprendidas en la vida familiar.
Con el matrimonio en dificultades, tanto en Occidente como en Asia, el coste de no hacer nada para remediarlo es simplemente demasiado alto para dejar que esta tendencia continúe.