SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 18 diciembre 2011 (ZENIT.org).- En este artículo el obispo de San Cristóbal de las Casas, reflexiona sobre los medios de comunicación en México.
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+ Felipe Arizmendi Esquivel
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Directivos y trabajadores de TELEVISA hicieron su tradicional peregrinación a la basílica de Guadalupe. Durante la Misa, en la oración de los fieles, hicieron estas peticiones: El presidente: «Padre Nuestro, postrados ante la imagen celestial de Nuestra Señora de Guadalupe, te pedimos nos ilumines en nuestra diaria tarea de comunicar; permítenos ser el medio para llegar a más personas con mensajes que enriquezcan su vida familiar, con valores que dignifiquen a la persona, que enaltezcan a nuestro país y que nos conviertan en seres cada vez más libres».
El vicepresidente: «Permítenos descubrirte en cada uno de nuestros hermanos; inspira en nosotros la voluntad de transmitir tu paz y que sepamos llevar el sosiego de tu amor a quienes viven en la incertidumbre y la inseguridad».
El presidente del Comité Financiero: «Padre nuestro, te pedimos que, como hiciste con san Juan Diego, colmes de bendiciones a nuestros hermanos indígenas, los más desprotegidos, para que encuentren en tu amor el refugio bondadoso que les permita descansar en sus preocupaciones cotidianas».
El presidente de Contenido: «Padre nuestro, te pedimos que tu Espíritu Santo ilumine las propuestas de nuestros gobernantes, a fin de que se traduzcan en acciones encaminadas a unirnos a través de la paz, la justicia y la concordia».
¡Qué peticiones tan bien formuladas! Nos unimos a ellas e insistimos ante Dios para que les ayude a ponerlas en práctica.
JUZGAR
El Grupo Televisa ha procurado, en general, respetar y preservar las tradiciones y la identidad católica del país. En muchos de sus programas hay signos religiosos, cruces, imágenes de la Virgen, ceremonias católicas; dan información sobre el papa, sobre obispos y eventos de nuestra religión. Resaltan las visitas del papa y las devociones guadalupanas. Sin embargo, varios de sus contenidos reflejan mensajes y valores contrarios a la fe, como el erotismo provocativo de algunas escenas en sus comedias, que son un incentivo a imitar en la vida diaria; el lenguaje vulgar de ciertos comediantes, la publicidad inmoral de productos sexuales, la banalización de la familia, pues la infidelidad conyugal se presenta casi como algo normal. Unos comentaristas no se detienen en sus críticas y juicios, no siempre equilibrados y documentados. No pedimos que oculten nuestras deficiencias, pues son una excitativa a luchar por nuestra purificación y santificación; pero es justo que nos den oportunidad de expresar, en su sección de opiniones, nuestra perspectiva sobre diversos puntos. Son dignos de elogio los reportajes sobre la marginación en determinados lugares y ambientes del país, sobre los desastres naturales, sobre los sufrimientos de los migrantes y de los presos, para suscitar la solidaridad social.
Dijimos en Aparecida: “La mayoría de los medios masivos de comunicación nos presentan ahora nuevas imágenes, atractivas y llenas de fantasía. La información transmitida por los medios sólo nos distrae. La falta de información sólo se subsana con más información, retroalimentando la ansiedad de quien percibe que está en un mundo opaco y que no comprende. Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación a otra con la misma fluidez que en el pasado. Los medios de comunicación han invadido todos los espacios y todas las conversaciones, introduciéndose también en la intimidad del hogar. Al lado de la sabiduría de las tradiciones se ubica ahora, en competencia, la información de último minuto, la distracción, el entretenimiento, las imágenes de los exitosos que han sabido aprovechar en su favor las herramientas tecnológicas y las expectativas de prestigio y estima social” (DA 38-39).
ACTUAR
Debemos educarnos para escoger las diversas opciones que ofrecen la televisión y los medios de comunicación, sobre todo internet; interactuar con ellos, hacerles llegar nuestro reconocimiento por sus buenos servicios, así como nuestra inconformidad con algunos programas, cambiar de canal como un método de protesta, tocar sus puertas para difundir la mejor noticia, que es Jesús.