Por H. Sergio Mora
ROMA, domingo 10 junio 2012 (ZENIT.org).- La dimisión del presidente del Instituto de las Obras Religiosas (IOR) Ettore Gotti Tedeschi la levantado una polvareda en los diarios de todo el mundo.
Después que el profesor Gotti Tedeschi dejó su cargo, la Santa Sede reafirmó en un comunicado que el cambio de dirección del IOR no modifica su deseo de transparencia.
“La moción de desconfianza adoptada hacia Gotti Tedeschi por parte del Consejo de Sobreintendencia está fundado sobre motivos relativos al gobierno del Instituto y no determinada por una presunta oposición a la línea de transparencia, que desean las autoridades de la Santa Sede como el mismo Instituto”, afirma el comunicado.
A este propósito es interesante lo que el director general del IOR, Pablo Cipriani, declara en una entrevista publicada por el principal cotidiano italiano, el Corriere della Sera, este domingo 10 de junio.
A la pregunta de la periodista M. Antonietta Calabró “¿Hay cuentas, no digo anónimas, pero cifradas?", Cipriani respondió: “No no las hay ni las podría haber porque todas las cuentas que llamamos 'posiciones' están en correlación con los datos del titular, mucho más detallados que los usados en Italia, por ejemplo el sistema electrónico no puede funcionar si no se completa todo”.
La periodista insiste: “¿Hay nombres de políticos italianos?” a lo que el director general responde: “No, los italianos (no religiosos) como personas físicas son solamente los empleados o jubilados de la Santa Sede”.
¿Figura el nombre de Luigi Bisignani? Pregunta la reportera. “No hay una cuenta ni suya ni de su esposa, ni nada” indica el dirigente.
¿Y el nombre del exjefe del Sismi (Servicios secretos italianos) Pollari? “No” responde Cipriani.
“¡Hemos oído que Gotti incluso nombró a Bill Clinton!” “Pura fantasía” indica el director general.
Y la periodista pregunta: “Y el dinero, cómo explicamos el dinero?”.
“Nosotros --prosigue Cipriani- damos préstamos y todo lo que sale, o sea cheques y transferencias e incluso el efectivo queda todo registrado, y de manera más detallada que en Italia. Además del uso de documentos aduaneros que son entregados a nuestra Autoridad de control. Los flujos están bajo el control del sistema electrónico Ibis”.
¿Y el dinero que entra? pregunta Calabró. “Nosotros no tenemos filiales --responde el dirigente del IOR- por lo tanto lo que entra llega desde bancos extranjeros o italianos. Le corresponde también a ellos e incluso antes que a nosotros hacer los controles, pero los hacemos también nosotros usando sistemas como el Ofac, que es una lista internacional actualizada constantemente con los nombres de las personas sospechadas de reciclar: para entendernos, cualquier persona es enseguida bloqueada”.
En conclusión Cipriani reitera que, en materia de transparencia, “en el exterior nunca se registró ni un solo problema, y tampoco en Italia durante tantos años”.