LA PAZ, viernes 6 julio 2012 (ZENIT.org).- Los obispos de Bolivia han hecho público un comunicado en el que condenan la violencia en torno a las manifestaciones en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNIS).
La Secretaría General de la Conferencia Episcopal Boliviana –afirma en un comunicado–, “al igual que toda la población boliviana, ve con profunda preocupación e indignación la situación de secuestro y enfrentamiento entre hermanos en la comunidad de Mallku Khuta, así como la represión ejercida por fuerzas del orden, en contra de la vigilia de los marchistas en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNIS), muchos de ellos mujeres y niños como es de conocimiento público”.
En reiteradas ocasiones –recuerda–, “la Iglesia Católica ha condenado el uso de la violencia por considerarla inútil y contraria a la dignidad de toda persona y al ejercicio de sus derechos fundamentales. La violencia nunca ha contribuido a la solución de ningún problema y constituye un grave atentado a la vida, don sagrado de Dios”.
“Un diálogo responsable –añade- no debe quedar supeditado a una sola manera de ver y entender los acontecimientos, su naturaleza supone apertura y despojo de posiciones inamovibles, así como coexistencia, escucha y respeto recíproco de visiones y propuestas como medio idóneo para alcanzar las soluciones deseadas, al servicio de la dignidad de las personas y el bien común de toda la sociedad”.
Y en nombre de la Iglesia boliviana, afirma: “Condenamos vehementemente los hechos de violencia registrados en los últimos días y demandamos, una vez más, de las autoridades responsables y sectores involucrados un verdadero diálogo que tome en cuenta todos los puntos de vista sobre una determinada problemática, evitando medidas que dividen a las comunidades, el enfrentamiento entre hermanos y las descalificaciones mutuas”.
Concuye expresando “nuestra viva solidaridad con las víctimas de estos actos de violencia, pues su sufrimiento no nos es indiferente. ‘Felices los afligidos, porque serán consolados’. Que el Señor de la Vida ilumine a nuestros gobernantes y dirigentes sociales y haga posible mejores días de entendimiento, justicia social, respeto y convivencia pacífica para todos los bolivianos”.