Por H. Sergio Mora

ROMA, martes 17 julio 2012 (ZENIT.org).- Fundados mil años atrás por san Romualdo, monje benedictino y eremita, el Sacro Eremo y el Monasterio de Camaldoli se encuentran sumergidos en un sugestivo bosque de los Apeninos, Italia.

Dos realidades diversas: la comunitaria del monasterio y la solitaria del éremo, que entretanto forman una sola comunidad, la que encuentra sus raíces en la antigua tradición del oriente cristiano y del occidente de San Bernardo.

En este milenario de su fundación ZENIT le pidió al prior general de los Camaldulenses, Alessandro Barban, originario de Ferrara, sacerdote, licenciado en historia contemporánea en la Universidad de Bolonia, con estudios de teología en san Anselmo y en la Gregoriana de Roma, atraído desde muy joven por el Señor y monje desde 1989, cómo están viviendo este evento.

Una orden que cumple mil años, emocionante, verdad?

–Padre Barbán: Le he pedido a mis hermanos que los vivamos con gran humildad, para no caer en el peligro de una autoglorificación o de realizar discursos apologéticos, porque mil años delante de Dios son como un solo día, como dice la carta de Pedro.

Y por lo tanto debemos tomar en consideración que si bien es verdad que para la historia mil años son tanto, debemos mantener los pies en la tierra, ser humildes y reconocer también nuestra marginalidad, pobreza numérica, porque compuesta por unos cien miembros en todo el mundo. El señor nos ha bendecido en estos mil años y espero que seguirá haciéndolo, si bien tenemos que ser conscientes de nuestros límites. De las potencialidades que podemos tener así como de la situación muy objetiva de nuestras casas y congregación.

¿Cuál es su carisma a través de los siglos pero quizás principalmente en los días de hoy?

–Padre Barbán: Nuestro carisma es un poco complejo, porque tenemos sea la vida cenobítica en nuestro monasterio a ochocientos metros de altura, sea la vida más de tipo eremítico, y hablo del éremo a mil doscientos metros. Tenemos además un tercer bien, como lo llamamos nosotros: O sea: el primero la vida comunitaria, el segundo la vida solitaria y el tercer bien es el de la evangelización.

Se refiere a la hospitalidad y a los cursos de que se realizan en sus casas?

–Padre Barbán: Si, y por esto nuestras comunidades, nuestros centros son un pulmón muy abierto, una realidad que acoge, de formación, de teología, de biblia, de cultura muy general. Tenemos esta característica nada despreciable como ser encuentro para el hombre y la mujer de hoy. Practicamos una hospitalidad que tiene una finalidad de evangelización.

Se que realiza también una labor ecuménica e interreligiosa importante.

–Padre Barbán: Sí, desde hace unos treinta años tenemos cada año una semana dedicada al diálogo hebraico cristiano. Fuimos los primeros que iniciaron este camino en Italia y esta forma de diálogo única entre cristianos, católicos y judíos.

¿Y como monjes?

–Padre Barbán: Como tales estamos muy abiertos a las tradiciones de la Iglesias orientales y ortodoxas. Es claro que siendo monjes hemos nacido antes de la división y separación entre el mundo latino y el mundo griego, bizantino. Por lo tanto tenemos también una relación particular con la tradición monástica y teológica y con las Iglesias ortodoxas y bizantinas.

O sea diálogo ecuménico, ¿pero también interreligioso?

– Padre Barbán: El hecho de tener una casa también en India, hace que tengamos de alguna manera un diálogo interreligioso, porque la mayoría de ellos son claramente hindúes. Teniendo un asram en India, en cuanto monjes estamos también con la tradición monástica hindú y también con la budista, por lo tanto de algún modo de acercamiento y comprensión.

¿En la Nueva Evangelización trabajan no solamente con la oración sino también con el contacto directo?

–Padre Barbán: En cuanto monjes camaldulenses sobre todo tenemos en nuestra regla el silencio y la oración, si bien esto no nos aísla, no quiere ser una separación, una contradicción al diálogo y a la hospitalidad.

Nosotros practicamos la hospitalidad en las personas que de alguna manera son creyentes, con las que ya son católicas, o con quienes están en la búsqueda. Existen muchas personas que tienen dificultad a poner un pie en una iglesia católica, quizás no van más a misa o tienen dificultad con su propia fe. A veces en un ambiente como el nuestro se sienten más cómodos. Y por lo tanto realizamos una acción de acoger y dar hospitalidad a estas personas que están buscando una clarificación interior de su ser católicos, cristianos o creyentes.

Si uno quiere tomar contacto con ustedes para realizar una estadía, ¿encuentra los datos en su web www.monasterodicamaldoli.it para inscribirse?

–Padre Barbán: Nosotros tenemos una hospitalidad diversa. Aquí en el éremo para quienes quieren cultivar la oración y el silencio, por lo tanto los ritos espirituales. En cambio en el monasterio tenemos las semanas organizadas: las personas se inscriben porque están interesadas en un determinado tema o en una semana con contenidos específicos. La hospitalidad se realiza durante una semana. Además permitimos retiros de sacerdotes, monjas, etc.

¿Por lo tanto estudio y silencio?

–Padre Barbán: Sí, se alternan todas estas cosas, por lo tanto una dimensión más de estudio en la propuesta que damos de hospedaje en el monasterio, mientras que en el éremo ofrecemos la dimensión más contemplativa, del silencio y la meditación.

¿Su orden es la más antigua?

–Padre Barbán: entre las órdenes monásticas no se si seremos los más antiguos, si bien seguramente estamos entre lo pocos que tienen una historia milenaria.