COATZACOALCOS, lunes 23 julio 2012 (ZENIT.org).- El júbilo, la alegría, el gozo y el gran reto que significa ser discípulo misionero de Cristo, se vio reflejado en cada uno de los más de doce mil jóvenes que participaron del 11 Congreso Nacional Juvenil Misionero (11 CONAJUM), quienes emprendieron el camino de regreso a sus respectivas Diócesis la tarde del domingo 22 de julio para llevar la Buena Nueva del Señor.

Fueron cuatro días llenos de intensa formación misionera, de interesantes conferencias magistrales, de cautivadores testimonios misioneros, de tener la oportunidad de reencontrarse con Dios –a través del sacramento de la Reconciliación– y alimentarse diariamente del Cuerpo de Cristo, de fortalecer los lazos de amistad o comenzar unos nuevos, así como de expresar de diferentes formas el gozo y júbilo de saberse discípulos misioneros, entre los que destaca la Marcha Misionera por el malecón del Puerto de Coatzacoalcos, informa la Diócesis.

La Diócesis de Coatzacoalcos quiere agradecer a todos los habitantes de esta ciudad y los municipios adyacentes por su colaboración, comprensión y generosidad, especialmente a los jóvenes servidores que apoyaron durante el Congreso, a todas las familias que se prepararon para recibir a los jóvenes congresistas, a las familias que los hospedaron, y a la administración de COPESA, al gobierno del Estado de Veracruz y al gobierno del municipio de Coatzacoalcos por su ayuda con la infraestructura, la seguridad y el aspecto de salud.

Los retos que les esperan a los jóvenes son grandes, pues su deber será llevar lo que aprendieron dentro de este CONAJUM a su gente, a sus grupos parroquiales, a su realidad y a su Diócesis, para que lo aprendido durante este evento de frutos abundantes.

Y para darle continuidad a las conclusiones y compromisos a los que llegaron los jóvenes, las Obras Misionales Pontificio Episcopales de México, se comprometieron a darle seguimiento a través de los directores diocesanos de Misiones de las 91 Diócesis de la República Mexicana, y en conjunto con ellas realizar postcongresos, retiros, encuentros, visitas a las Diócesis.

Por su parte, la Diócesis de Coatzacoalcos, dará seguimiento a sus jóvenes mediante la inserción del dinamismo misionero en el plan diocesano de pastoral juvenil. Asimismo, las conclusiones del Congreso serán estudiadas para aplicarlas directamente a sus parroquias, dependiendo de sus realidades, situaciones, condiciones y necesidades.

Los asistentes al congreso suscribieron una serie de compromisos que enunciamos a continuación.

Dimensión Misionera de la Acción Pastoral: Empapar todos los trabajos de nuestros grupos, de la parroquia y de la Diócesis con el enfoque misionero Ad Gentes, para que podamos ser fieles tanto al mandato misionero de Cristo como a nuestra identidad como Iglesia “misionera por naturaleza”.

Misión y Nueva Evangelización: Descubrir nuevas formas de anunciar el Evangelio y dar testimonio en los diferentes ambientes en los que nos encontremos, para comunicar la experiencia del encuentro con Jesús a través de la Palabra y de la Eucaristía a todos aquellos que se han alejado de la Iglesia.

Espiritualidad Misionera: Buscar y promover momentos intensos de encuentro con Cristo, a través de la Oración, la vivencia de los Sacramentos, especialmente la Eucaristía; para permanecer en comunión a semejanza de la Santísima Trinidad y participar en la Misión por amor a Cristo y a la Iglesia.

Misión, Educación, Formación y Valores: Consolidar en nosotros los valores y principios del Evangelio, a través de una formación integral, para contribuir en la construcción de una sociedad más justa y humana, que sólo se puede conseguir si se tiene a Cristo como centro.

Dimensión Misionera de la Familia: Vivir en la familia los valores del Reino de Dios, dando nuestro testimonio como jóvenes misioneros, ya que ella es el primer espacio para promover la animación y cooperación misionera.

Misión y Cultura de la Vida: Asumir responsablemente el don de la vida que se nos ha dado, ya que como misioneros tenemos la obligación de generar la Cultura de la vida, especialmente allí donde ésta es rechazada y combatida; para que cada vez haya más espacios que honren la vida en su conjunto.

Dimensión Misionera de la Vocación: Descubrir y fortalecer nuestra vocación, integrándola a la Misión de la Iglesia, que es la Misión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para que toda nuestra vida sea para los demás luz que ilumine las tinieblas del mundo y sal que de sabor a los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor.

Misión, Globalización y Cambio de Época: Asumir los desafíos que nos presenta nuestro tiempo, proponiendo en todos los ambientes en que nos desenvolvemos el Evangelio de Jesús como la respuesta a un mundo necesitado, en constante cambio y lleno de incertidumbres, para que sin miedo caminemos hacia el futuro con fe y esperanza.

Cristo Misionero: Hacer propio el estilo misionero de Jesús, quien con humildad, sabiduría y amor anunció el mensaje del Padre para el mundo entregando su vida hasta el extremo, para que a semejanza de él hagamos presente el Reino de Dios en todos los lugares donde estemos.

Iglesia Misionera: Acrecentar nuestra identidad como Iglesia Misionera, cuya razón de ser es el anuncio del Evangelio a todas los pueblos, para que como bautizados seamos fieles testigos de Jesús y llevemos su Palabra a toda la humanidad, a través de la Misión de Pastoral, Misión de Nueva Evangelización y Misión Ad Gentes.

La Misión en Aparecida: Renovar en nuestras comunidades parroquiales el empeño misionero, dirigido a todos los hombres, pero especialmente a los más alejados; para que quienes han escuchado de Cristo, pero no han tenido un encuentro personal con Él, lo conozcan y se hagan discípulos de Aquél que es el Vida para nuestros pueblos.

La Misión en la Verbum Domini: Escuchar atentamente la Palabra de Dios y recurrir a ella como alimento para nuestro impulso misionero, para que haciéndola vida en nosotros podamos compartirla a los demás con entusiasmo, generosidad y humildad.

Retos Actuales de la Misión: Enfrentar los retos que nos presenta el mundo en el anuncio del Evangelio, con creatividad, alegría, esperanza y sobre todo con Fe, para poder superarlos con la seguridad de que Cristo está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Dimensión Misionera de la Iglesia Diocesana y la Parroquia: Buscar, desde el trabajo parroquial y diocesano, formas nuevas para acercarse a otros jóvenes e invitarlos a conocer a Aquel que es el amigo fiel, para que conociéndolo lo amen, amándolo lo sigan y siguiéndolo lo anuncien.

Dimensión Misionera de la Pastoral Juvenil: Que la Pastoral Juvenil, como acción organizada de la Iglesia, tenga presente en todo momento que la Misión es esencial a toda iniciativa pastoral, para que el anuncio del Evangelio llegue a los más alejados y a los que aún no lo conocen, especialmente a los jóvenes marginados por la sociedad.

Acción Misionera Promotora de la Paz en Tiempos de Violencia: Ser promotores de paz, fomentando el respeto, la honestidad, la igualdad, y todo aquello que contribuya a crear un ambiente equilibrado y armónico en nuestras comunidades, sobretodo en las familias, para superar las situaciones difíciles que vive nuestro país.

Dimensión y Acción Misionera de las Redes Sociales: Comunicar responsable y coherentemente lo que somos a través de las redes sociales, incluyendo la vida de fe, sin olvidar que las relaciones interpersonales son siempre necesarias para crear entre las personas vínculos de profunda y verdadera humanidad.

Misión de la Civilización del Amor: Hacer presente en nuestras vidas los valores que edifican la Civilización del Amor, en un mundo que se muestra indiferente al dolor y al sufrimiento de los hombres, para construir una sociedad que respete los principios y derechos de las personas y que sea cimiento de una comunidad tolerante, justa y pacífica.

Paulina Jaricot, Joven Propagadora de la Fe: Tomar como modelo a Paulina Jaricot en su entusiasmo, empeño, valentía, coraje y celo por las misiones y los misioneros, buscando cubrir las necesidades espirituales y materiales en tierras de misión, para que los frutos misioneros sean cada vez más abundantes y se multipliquen.

Misión como Compromiso Bautismal: Asumir nuestra condición y dignidad de Iglesia, comunidad de bautizados, herencia de Cristo para el mundo, para que propaguemos a todo nuestro entorno y más allá de él, la alegría de sabernos

Cooperación Misionera: Ser responsables con la tarea evangelizadora que tenemos en razón del mandato de Cristo, con todos los medios posibles, especialmente con la Oración, pero también con el deber de ayudar a las tierras de misión con todas sus necesidades, para actuar con disponibilidad en el servicio, a semejanza de Jesús, quien no vino a ser servido sino a servir.

María Reina de las Misiones: Seguir el ejemplo de María, en la escucha de la Palabra de Dios y en la disponibilidad a responder al plan de Dios con generosidad, alegría, entusiasmo y confianza en Dios; para que así podamos ser portadores del Evangelio mediante el anuncio y el testimonio de vida.