ROMA, martes 10 julio 2012 (ZENIT.org).- El 7 de julio, durante su ordenación como obispo auxiliar de Shanghai, monseñor Ma Daqin daba la sorpresa pronunciando un discurso en el cual anunciaba que abandonaba sus funciones en la Asociación Patriótica de los católicos chinos para mejor insertarse en la comunión de la Iglesia católica. desde esta toma de posición pública, el nuevo obispo no ha aparecido en público, sus fieles sólo supieron que sus movimientos estaban limitados y que se le había prohibido ejercer su ministerio episcopal.
Este 10 de julio, una declaración de la Santa Sede (ver: http://www.zenit.org/article-42721?l=spanish) ha venido a confirmar lo que una nota de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos de fecha 3 de julio anunciaba, que el padre Yue Fusheng en Harbin era sujeto de excomunión por haber aceptado el 6 de julio el episcopado sin mandato pontificio.
Este es el contenido de la declaración de monseñor Ma Daqin, obispo auxiliar de Shanghai, durante su ordenación episcopal:
«Excelencia monseñor Jin [Luxian], hermanos y hermanas,
Saludos a todos.
Padre Nuestro que estás en los cielos, gracias por vuestras bendiciones. Me habéis prodigado vuestra gracia sin cuento y, hoy, me habéis escogido, a mí, pobre hombre, criatura débil.
Doy gracias a Dios por el el don de su gracia. Le doy las gracias a usted, monseñor Jin, por haber venido a ordenarme a pesar del calor del verano [34°C.]. Doy las gracias igualmente a los dos obispos co-consagrantes, monseñor Xu [Honggen] y monseñor Shen [Bin]. Monseñor Jin, con el corazón abierto recibo la imposición de sus manos y su bendición.
Gracias también a los obispos, a los sacerdotes, así como a los seminaristas y a los religiosos, a los fieles que llenan esta iglesia, especialmente a los que vienen de lejos. Vuestra presencia me da confianza y fuerza. Sin cesar, habéis rezado por nuestra diócesis y por mí, servidor humilde y limitado. de niño, mis padres y las personas ancianas de mi familia me enseñaron la tradición de la Iglesia y me transmitieron la fe. desde que entré en el seminario, recibí la educación católica clásica que nuestros ancestros y predecesores han observado. Trabajaré sin descanso y consagraré toda mi vida a seguir el ejemplo de Cristo con el fin de llegar a ser un buen pastor.
Permtidme también dar las gracias a los sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos que están presentes en esta misa; no han podido unirse a nosotros por falta de sitio o por otras razones. Dios no mira las apariencias sino que lee en los corazones, allí donde se revela la justicia. El hombre propone, pero es Dios quien dispone. Querría deciros: ‘¡Os amo! ¡Recemos los unos por los otros!’ [nutridos aplausos de los asistentes].
El lema que está inscrito en mi emblema de obispo esta extraído de cita bien comunes. la primera corresponde a lo que monseñor Jin nos ha enseñado siempre durante nuestros años de seminario. Es una cita extraida de san Ignacio: Ad majorem Dei gloriam (Para mayor gloria de Dios). En este momento preciso, en este lugar, nos corresponde elegir un camino que servirá a Dios para su mayor gloria. La segunda cita que he elegido es «Somos unos». espero que cada uno, en nuestro corazón, respondamos a la llamada de Jesús a sus apóstoles: «¡Que todo sean uno!». Yo consagraré toda mi vida a construir la unidad.
A la luz de los que nos ha enseñado nuestra Santa Madre la Iglesia, a la que sirvo ya como obispos, necesitaré consagrar toda mi energía al ministerio episcopal y al trabajo de evangelización. es por tanto vergonzoso para mi seguir asumiendo ciertas responsabilidades. Por ello, a partir de este momento de mi ordenación, no es ya deseable para mí ser miembro de la Asociación Patriótica [de los católicos chinos]. [largos aplausos]. Que podamos ser uno. ¡Para mayor gloria de Dios!».