NEZAHUALCÓYOTL, domingo 15 julio 2012 (ZENIT.org).- El obispo de Nezahualcóyotl, México, monseñor Héctor Luis Moráles Sánchez, convocó para este domingo la caminata por la vida y la paz en la familia. Un evento multitudinario diocesano de movilización, que encabezó el mismo pastor de la Diócesis de Nezahualcóyotl.
«Le he pedido a la Comisión Diocesana de Pastoral Familiar, Juventud, Laicos y Vida que sea quien coordine este evento, en comunión con la Pastoral de Multitudes», explica el obispo.
La cita fue este domingo, en la Glorieta del Coyote a las 11 a.m., desde donde partieron por la avenida López Mateos hasta la 4ª Avenida y de ahí hasta la calle de México lindo para llegar a la Catedral, Jesús, Señor de la Misericordia y culminar con la celebración Eucarística donde juntos pidieron a Dios por la vida, por la paz y por nuestras familias.
A la manifestación estaban convocados todos los sacerdotes, religiosos, religiosas, fieles de la diócesis, hombres y mujeres de buena voluntad, fueran de la religión que fueran.
El obispo explica por qué caminar juntos: «Considerando responsablemente que no se puede permanecer insensible, ajeno o indiferente a las diversas situaciones que se presentan como problemáticas en nuestra diócesis de Nezahualcóyotl y que intentan ser resueltas por caminos considerados contarios a nuestros principios desde la luz del Evangelio.
Queremos unirnos como hermanos que habitamos en los distintos lugares , que conforman nuestra diócesis de Nezahualcóyotl y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad, profesen la religión que sea, donde todos podamos encontrarnos y reconocernos como hermanos, como iguales, y manifestarnos públicamente que estamos a favor de los valores de la vida, de la paz y de la familia. Esta acción quiere ser generadora de sentido de la vida, de paz y de familia».
¿Para qué hacer esta caminata?, se pregunta. Y responde monseñor Morales: «Para celebrar públicamente, agradecer, proteger, promover los valores de la vida, de la paz y la familia.
Tenemos razones para valorar, proteger, promover y agradecer la vida como un gran regalo de Dios, que hay que aprender también a disfrutar con sentido. Por esto, cuando se está vivo, se hace fiesta y celebramos juntos la vida.
Queremos decir juntos un ¡Sí a la vida! A pesar de todo, y a pesar de la cultura de “muerte”. Sí a la fiesta por la vida, ¡sí a la alegría de vivir! Y un ¡sí a la vida con sentido!
Manifestarnos a favor del derecho fundamental de toda persona humana a la vida».
Así mismo, es una manifestación en favor de la paz: «Es evidente que la sociedad de la que cada uno forma parte necesita ser redimida de la violencia, y de otras formas comunes que dañan a la comunidad, ya que se ha excedido de los límites tolerables y por esto es urgente la organización y a la movilización como parte del pueblo de Dios, como un camino para participar activamente en la construcción de la paz.
Expresar de forma pública nuestra voluntad-derecho de vivir con paz en nuestros hogares y tranquilidad en nuestras calles, y que la paz regrese a nuestra diócesis.
Nuestra manifestación quiere ser propositiva, y no reactiva de frente a nuestra situación particular. Donde se favorezca el dialogo y el respeto a la pluralidad y no se acentúe la confrontación, ni el antagonismo, sino todo aquello que nos hermana.
La paz en un Don de Dios, pero también una tarea, compromiso y responsabilidad de todos.
Necesitamos hombres y mujeres responsables que pongan su granito de arena en el trabajo por la paz, necesitamos políticos, gobernantes que estén dispuestos a entregar su vida en el esfuerzo cotidiano por superar las causas de la violencia.
Juntos hagamos posible expresiones nuevas de paz, con lo que contribuyamos al despertar y formar las conciencias a favor de la construcción de la paz.
Súmate a formar parte de las personas valientes y ayuda a crear una nueva conciencia de paz, de fraternidad, de justicia, de igualdad, de respeto y tolerancia».
Por último es una manifestación en favor de la familia: «Queremos manifestar pública y pacíficamente nuestro apoyo a la Institución familiar, sólidamente constituida sobre la base de la unión matrimonial de un hombre y una mujer, como el camino natural para la procreación. Y como el sustrato necesario para la construcción y sostenimiento de cualquier sociedad que quiera la paz. Los niños tienen derecho a un padre y a una madre. Queremos cuidar y promover los valores de la familia y el matrimonio, especialmente ahora que varias leyes y proyectos de ley minan sus fundamentos, y de frente a las situación de fracturación de la institución familiar, que provoca muchas de las veces una crisis y frustración existencial. Si la familia está mal, la sociedad está mal, siendo así la sociedad de hoy un reflejo fiel de nuestras familias. La familia no es el problema, es la solución».