''Los padres deben preocuparse seriamente por el crecimiento y la educación de sus hijos''

Orientadoras palabras del papa durante el rezo del Ángelus

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Hoy, en la fiesta de la Sagrada Familia, el santo padre Benedicto XVI dirigió su tradicional meditación introductoria al Ángelus, ante miles de peregrinos que lo esperaban en la plaza de San Pedro. Mientras, muchísimos otros formaban una larga fila para contemplar de cerca la representación del Nacimiento de Jesús que allí se alza.

Las palabras del papa estuvieron centradas esta vez, en el pasaje del evangelio de Lucas, que presenta a la Virgen María y a san José, quienes en cumplimiento de la tradición judía, llegaron hasta Jerusalén para la Pascua junto al pequeño Jesús de doce años.

Recordó que la primera vez que Jesús entró en Templo del Señor fue a los cuarenta días después de su nacimiento, cuando sus padres habían ofrecido «un par de tórtolas o dos pichones» (Lc. 2,24). Haciendo referencia a su reciente libro “La Infancia de Jesús”, señaló que este simple óbolo dejado por sus padres en el Templo “era el sacrificio de los pobres (..) porque la familia de Jesús estaba considerada entre los pobres de Israel; nos hace entender que entre ellos podía madurar el cumplimiento de la promesa» (L’infanzia di Gesù, 96).

Misión de Jesús

De este modo, el creyente puede encontrarse con un Jesús que está de nuevo en el Templo, “pero esta vez tiene un papel diferente, que lo involucra en primera persona”, analiza el santo padre. Esto para Benedicto XVI, es “una señal de la profunda religiosidad de la Sagrada Familia”.

Los padres de Jesús, sin embargo, caen en la cuenta de que el pequeño se ha quedado en la ciudad sin decir nada, hablando con los maestros de la Ley (cf. Lc. 2,46-47). Y es recién cuando lo encuentran y le piden explicaciones, que Jesús les dice “que no tienen de qué asombrarse, porque aquel es su lugar, es su casa, con el Padre, que es Dios” (cf. L’infancia di Gesù, 143).

Cita el papa al padre Orígenes, que sobre este hecho escribe: “Él declara estar en el templo de su Padre, aquel Padre que nos ha revelado y del cual dice que es el Hijo» (cf. Homilías sobre el Evangelio de Lucas, 18, 5).

Padres ayer y hoy

Con este hecho, es decir, la preocupación de María y José por Jesús, el Catequista universal enseñó que es la misma atención de cualquier padre que educa a un hijo, “que lo introduce a la vida y a la comprensión de la realidad”.

Porque los padres, imitando a la Sagrada Familia de Nazaret –prosiguió–, “deben preocuparse seriamente por el crecimiento y la educación de sus propios hijos, a fin de que maduren como hombres responsables y ciudadanos honestos, sin olvidar nunca que la fe es un precioso regalo con el cual alimentar a los propios hijos, incluso con el ejemplo personal”.

Ante esta realidad, invitó “a hacer una oración especial al Señor por todas las familias del mundo (..) para que cada niño sea acogido como un don de Dios, sea sostenido por el amor tanto el padre como de la madre, a fin de poder crecer como el Señor Jesús «en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc. 2,52)”.

Concluyó advirtiendo que los padres, al igual que José y María, “no son solo los amigos o los dueños de la vida de sus hijos, sino los guardianes de este don incomparable de Dios”. Por ello expresó su deseo de que “el silencio de José, hombre justo (cf. Mt. 1,19), y el ejemplo de María, que guardaba todo en su corazón (cf. Lc. 2,51), nos haga entrar en el misterio pleno de la fe y de la humanidad de la Sagrada Familia”.

No se despidió sin desearles a todas las familias cristianas, que vivan en la presencia de Dios con el mismo amor y con la misma alegría de la familia de Jesús, María y José.

Saludos en español

A los peregrinos venidos de diversos países de lengua española, y ante la celebración de la Jornada de la Sagrada Familia en Madrid, Benedicto XVI les dirigió el siguiente saludo:

“Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana. Y también, desde aquí, a los numerosos participantes en la Eucaristía que se celebra en Madrid en esta Fiesta de la Sagrada Familia. Que Jesús, María y José sean un ejemplo de la fe que hace brillar el amor y fortalece la vida de los hogares. Por su intercesión, pidamos que la familia siga siendo un don precioso para cada uno de sus miembros y una esperanza firme para toda la humanidad.

Y que el júbilo de compartir la vida al amparo de Dios, que aprendimos de niños de labios de nuestros padres, nos impulse a hacer del mundo un verdadero hogar, un espacio de concordia, solidaridad y respeto mutuo. Con ese propósito, acudimos a María, nuestra Madre del cielo, para que acompañe a las familias en su vocación de ser una forma entrañable de iglesia doméstica y célula originaria de la sociedad.Que Dios os bendiga a todos. Feliz domingo”. (javv)

Leer texto completo de las palabras del papa en:

http://www.zenit.org/article-43999?l=spanish

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ZENIT Staff

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