En una espléndida ceremonia en la basílica de San Pedro, Benedicto XVI ordenó cuatro nuevos obispos. Uno de ellos, el nigeriano Fortunatus Nwachurwu que fue nombrado el 12 de noviembre pasado nuncio apostólico en Nicaragua.
Otro es su secretario personal monseñor Georg Ganswein, que asumió como prefecto de la Casa Pontificia, o sea el grupo que se ocupa más de cerca del papa y de su agenda. Ganswein vivió de cerca el Vatileaks, quedando clara su fidelidad al santo padre.
El tercer obispo es el genovés Nicolás Thevenin, nombrado nuncio apostólico el 15 de diciembre pasado, y por último el italiano Angelo Zani, secretario de la Congregación para la Educación Católica.
El santo padre como ya es habitual llegó en la plataforma móvil vistiendo el fanón, un paramento de antigua tradición que significa el escudo de la fe, y los dos terminales de paño, la indisolubilidad de la Iglesia Latina y Oriental.
Además del coro de la Capilla Sixtina que siguió la liturgia, hoy participó también la Coral Palestrina, de la procatedral de Dublín, Santa María. Ambos coros cantaron el Adestes Fideles hacia el final de la misa solemne.
La ceremonia para recibir la plenitud del sacramento del Orden, que permite entrar al colegio apostólico y transmite la continuidad con Pedro, es compleja, pues incluye entre otros particulares la unción de los futuros obispos, la imposición de las manos, la entrega del báculo, del anillo y de un evangelio, y para indicar la colegialidad participan varios obispos.
Mientras en la basílica se celebraba la misa y ordenación episcopal, por la vía de la Conciliación se realizaba el cortejo anual iniciado en 1985, con la participación de más de mil quinientos figurantes en trajes típicos medievales y folklóricos, con la intención de recuperar una tradición romana que se estaba perdiendo: la befana, nombre deformado de Epifanía: una mitológica abuelita que regalaba dulces a los niños que se comportaron bien.
Los organizadores de la manifestación, la Asociación Familias libres asociadas de Europa, después que el papa rezó el Ángelus le entregaron diversos dones de la ciudad de Arezzo, entre los cuales tres cálices de plata cincelados a mano.