Hoy, centenario del ''Padre Tocino''

Ayuda a la Iglesia Necesitada celebra a su fundador el padre Werenfried van Straaten

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Hoy, 17 de enero habría cumplido cien años el padre Werenfried van Straaten, fundador de la fundación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN). Al mismo tiempo, el 31 de enero es el décimo aniversario del fallecimiento del premostratense holandés que se hizo legendario con el apodo de «Padre Tocino». 

Con ocasión de este doble aniversario se celebran Misas conmemorativas en numerosos países; entre otros, el cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia, amigo íntimo del padre Werenfried, por décima ocasión, en la catedral de Colonia, con motivo del aniversario del fallecimiento del «mayor mendigo de la historia de la Iglesia», en la que cada año participan más de mil fieles. 

En los 17 países, en los que AIN tiene secretariados nacionales, todo el año estará marcado por diferentes actividades. El programa incluye exposiciones, conciertos benéficos, publicaciones especiales, así como coloquios-debate y jornadas de encuentro, a los que se ha invitado a numerosos representantes de la Iglesia universal.

El año jubilar culminará en una peregrinación

Su obra, que fue erigida en 2012 por el papa Benedicto XVI en forma de fundación pontificia, desea expresar así su especial unión con el santo padre, después de que el padre Werenfried siempre subrayara que un deseo del papa era para él una «orden».

El cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación vaticana para el Clero, declaró: «El Padre Werenfried quería consolar a los que sufren, curar sus heridas. Su agradecimiento es el agradecimiento de Cristo mismo y la única garantía para la bendición de Dios sobre la obra que deseamos continuar y consumar en Su nombre». 

Como este aniversario se celebra en pleno Año de la Fe, el asistente eclesiástico de la Fundación, padre Martin Barta, expresó su deseo de que «la firme convicción del padre Werenfried, quien durante toda su vida pudo experimentar que Dios nunca nos decepciona y que el Evangelio tiene razón en todo, sea para nosotros un ejemplo para confiar nuevamente nuestra vida a Dios y para orientarla por la verdad del Evangelio». 

El padre Werenfried van Straaten nació el 17 de enero de 1913 en Mijdrecht (Países Bajos) e ingresó en la abadía premostratense de Tongerlo (Bélgica) en 1934. Después de la Segunda Guerra Mundial hizo un llamamiento a los católicos de Holanda y Bélgica para que ayudaran, con donativos en forma de alimento y ropa, a la población alemana que sufría penalidades, los odiados «enemigos de ayer». A partir de esa acción, que le dio el apodo de «Padre Tocino», surgió una obra caritativa, que pronto extendió sus actividades al Este de Europa, Asia, Latinoamérica y África y que hoy en día ayuda a la Iglesia católica en unos 140 países.

El Padre Werenfried fue el «descubridor» de la madre Teresa de Calcuta, a la que dio a conocer en Europa a comienzos de la década de 1960, cuando todavía era desconocida a nivel internacional. Fue amigo íntimo del papa Juan Pablo II, candidato al Premio Nobel de la Paz y un «arquitecto de una Europa unida y cristiana» (Otto von Habsburg). Murió el 31 de enero 2003, dos semanas después de cumplir 90 años, en medio del aprecio de todo el mundo.

Enjugar las lágrimas donde Dios llora

El 17 de enero de 1913 comenzó en Holanda la historia de una vida llena de pasión, generosidad y amor. Ese día nació el padrevan Straaten, que ha dejado una impronta de entrega a los demás a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada, fundada en 1947, cuyo primer y principal objetivo es estar «Donde Dios llora», para enjugar sus lágrimas.

Más allá de la institución, el padre Werenfried consiguió que quienes habían sido enemigos durante la II Guerra Mundialse ayudaran y rezaran los unos por los otros. Fue un profeta que supo leer los signos de su tiempo. Cuando finalizó el conflicto entendió que otra catástrofe golpearía a Europa si no se conseguía vencer el odio que la gente albergaba en su corazón. A través de sus predicaciones, consiguió que innumerables personas de todo el mundo se reconciliaran, «perdieran la cabeza por Amor».

Frente a los retos encontrósoluciones, y así, por ejemplo, puso en marcha capillas sobre ruedas o encima de los barcos para acercar a Jesucristo a los alejados. El protagonista de esta historia nunca actuó conforme a la lógica empresarial, económica o bursátil. Los logros obtenidos estribaron únicamente de su infinita confianza en Dios. Las necesidades siempretenían un rostro y un nombre, y allí donde veía una necesidad, se aprestaba a aliviarla.

La vida del padre Werenfried se agotó el 31 de enero de 2003. Sin embargo, AIN, la escuela del amor, como a él le gustaba llamar a la institución, continúa sembrando la reconciliación y la paz por todo el mundo, y llevando a las gentes el mejor regalo que se puede ofrecer: Jesucristo.

Fuente: http://www.ain-es.org.

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ZENIT Staff

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