Con el fin de conocer las obras que realiza Caritas en Venezuela y en el continente latinoamericano, ZENIT entrevistó a monseñor José Luis Azuaje Ayala, obispo de la diócesis de El Vigía-San Carlos, primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y también presidente de Caritas para América Latina y el Caribe.
¿Cómo viene trabajando Caritas Venezuela?
–Mons. Azuaje: Hay varias áreas. Una que se va a fortalecer durante la campaña de Cuaresma, que es la de la salud. Siempre Venezuela tuvo un boom de la atención primaria de la familia, pero esto ha menguado bastante. Por eso queremos fortalecerlo, desde el ámbito de Iglesia, y queremos llamar la atención a los organismos gubernamentales a fin de que miren la realidad, sobre todo los hospitales que no tienen los servicios ni la infraestructura necesaria para la atención.
¿Y hay necesidad de distribuir alimentos?
–Mons. Azuaje: Trabajamos en el área de alimentación, sobre todo por los desabastecimientos que hay en el país, y tratamos de socorrer especialmente a las familias más necesitadas. En esto la Iglesia sigue los procesos con una gran red que está en cada una de las diócesis y parroquias. Pero no es cuestión de hablar de lo caritativo, sino que sea con un sentido humanitario, a favor de los más necesitados y en la medida que tengamos los recursos.
¿Y qué nos dice de su trabajo como presidente de Caritas América Latina y el Caribe?
–Mons. Azuaje: Tenemos un plan estratégico que va de 2011 a 2015, donde se han hecho algunas opciones. Reflexionamos con las Caritas de América Latina sobre el medio ambiente y sobre las situaciones de riesgo y emergencias ante los efectos naturales. Como sabemos, los terremotos o huracanes han causado dolor y problemas en algunos países, en cuanto a vivienda e infraestructura. Por ello estamos viendo cómo colaboramos no solo en la reconstrucción de los elementos físicos, sino también en la prevención, en la educación de las personas sobre cómo comportarse en situaciones de riesgo y de emergencia.
Se ve que el trabajo ha de ser muy organizado en el continente, ¿no?
–Mons. Azuaje: Tratamos de hacer un trabajo en toda América Latina y ya las Caritas nacionales han formado sus equipos de trabajo. También trabajamos de modo muy conciso en lo que es la economía solidaria, donde se pueda ofrecer una economía alternativa con consumo responsable. Es una manera nueva de ver la economía, donde el mercado no sea un dios, sino que en el centro de todo el movimiento económico esté la persona humana.
¿Y sobre la identidad?
–Mons. Azuaje: Estamos tratando de fortalecer nuestras Caritas a través de un programa de fortalecimiento institucional, en que se trata de tener una identidad propia y aunada, en comunión con los demás continentes. Trabajamos en un documento que se llamará «Identidad, misión, visión y espiritualidad de las Caritas de América Latina y el Caribe», en el que vamos a incorporar las últimas propuestas del santo padre. Dentro de este ámbito de reflexión, tratamos también aquello de tipo financiero, a fin de tener un estándar mínimo de rendición de cuentas, de valorar aquellas riquezas inmensas tanto económicas, como del personal y del voluntariado. Queremos que se sienta que esta es una obra de Dios para el ser humano, que quiere dignificarlo.
¿Alguna otra área de trabajo?
–Mons. Azuaje: Desarrollamos también el tema de equidad entre hombre y mujer, que es como un tema transversal por la preocupación que siempre ha existido en la igualdad entre el hombre y la mujer, y la responsabilidad que hemos tenido unos con los otros. Pero todo esto viene revestido con un proceso de evangelización de lo social, de la evangelización de la política, de la economía, de la cultura. Estamos tratando de incentivar esto no como una manera de proselitismo, sino que la caridad esté revestido sobretodo de ese amor de Dios, y ese amor de Dios es el que da plenitud al actuar del ser humano.
Un mensaje final a los operadores de las Caritas que trabajan en tantos lugares con la gente…
–Mons. Azuaje: Hay dos expresiones fundamentales para todos los que de una u otra manera, han sido llamados por Dios a servir a nuestros hermanos. La primera es hacerlo con alegría y con mucho amor. Y que veamos en ese hermano, el rostro de Dios que siempre nos interpela. Y la otra es mantener la esperanza de lo que nuestras acciones pueden causar en medio de esas nuevas situaciones, que nosotros llamamos progreso, promoción humana y cultura cristiana. Debemos mantener estas actitudes, porque sabemos que si estamos con Dios, ¿quién podrá contra nosotros?
La primera parte de la entrevista puede leerse en: www.zenit.org/article-44188?l=spanish.