Un incendio en una discoteca en la ciudad brasileña de Santa María dejó en la madrugada de ayer un saldo provisorio de al menos 233 muertos y 106 heridos, la mayor tragedia de este tipo en los últimos cincuenta años en Brasil.
“Nuestros corazones están sacudidos con la muerte de incontables jóvenes estudiantes de la Universidad Federal de Santa Maria, RS, y otras”, declaró el arzobispo metropolitano de Río de Janeiro Don Orani João Tempesta.
Santa María, es una ciudad de 261.000 habitantes situada en el interior de Río Grande do Sul, fronteriza con Argentina y Uruguay. Tiene una gran población de estudiantes por las ocho universidades que allí se encuentran.
“Nuestros corazones –añadió el arzobispo que dirige el comité de la JMJ de Río 2013- están golpeados por la muerte de incontables estudiantes de la Universidad Federal de Santa Maria y otros jóvenes que estaban en el local”.
“La Archidiócesis de San Sebastián de Río de Janeiro, la Coordinadora de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Río 2013 y el Regional Este I de la CNBB rezan por los fallecidos, como por los hospitalizados y los que están trabajando con afán para disminuir el dolor de todos, así como para que los amigos y familiares de las víctimas encuentren consuelo”, dijo.
La mayoría de las víctimas fallecieron aplastadas o asfixiadas debido a la dificultad para encontrar las salidas de emergencia. La presidenta Dilma Rouseff, que se encontraba en Chile, canceló su agenda y regresó a Brasil. Se han decretado treinta días de luto oficial. Mientras siguen llegando suministros médicos, continúa el rescate de los cuerpos que quedaron en el local.
El arzobispo de Río explicó que, “en solidaridad del trágico acontecimiento, un evento para jóvenes que estaba programado para ayer domingo, fue transformado en un momento de oración y sufragio por las almas de quienes allí fallecieron”.
“Se realizó una caminata –añadió el prelado- que partió de la iglesia de la Candelaria y se dirigió hasta la catedral metropolitana, donde fue celebrada la misa con transmisión directa en Brasil por la televisión de Red Vida”.
El arzobispo de Río pidió además “a todos los párrocos que en las misas también recen por esa intención”. Y aseveró: “Que el Señor Resucitado, vencedor de la muerte, pueda ser el consuelo y la esperanza en este momento de sufrimiento y dolor”.
“Como organizadores –concluyó el arzobispo brasileño- de la Jornada Mundial de la Juventud, evento que reunirá a jóvenes de todo el mundo, nos sentimos tristes por estas personas cuya vida fue segada una manera trágica. Esperamos que el Señor Resucitado, vencedor de la muerte, pueda ser el consuelo y la esperanza en este momento de sufrimiento y dolor”.