El cierre del Año Jubilar Mariano por los 400 años de presencia de la Virgen de la Caridad junto a los cubanos y el comienzo del Año de la Fe coincidieron en una misma celebración en el santuario mariano de El Cobre, el 5 de enero.

Bajo la mirada de la patrona de Cuba y junto a la santa Cruz de la Parra, plantada en Cuba por Cristóbal Colón en unos de sus viajes, centenares de fieles, llegados de toda la isla, escucharon palabras de gratitud por los frutos del Año Jubilar Mariano y al mismo tiempo fueron invitados a vivir una fe comprometida en palabras y en obras.

La Eucaristía  se inició a las 9 de la mañana y fue retransmitida dos horas después por la televisión nacional.

Al inicio de la celebración, el obispo de Guantánamo Baracoa, monseñor Willy Pino hizo su entrada en el templo, llevando en procesión la Santa Cruz de la Parra, la única que se conserva de las 29 implantadas por Cristóbal Colón en sus viajes a América, hoy venerada en el templo de Baracoa, la ciudad primada de Cuba.

El nuncio apostólico, arzobispo Bruno Mussaró leyó un mensaje del papa Benedicto XVI en el que recordaba “con afecto mi propia peregrinación a esta casa de la Virgen María” y les alentaba a que “con la fuerza de los dones recibidos a lo largo de este tiempo, continúen perseverando con vigor en la fe, recuerden constantemente los compromisos cristianos, y den nuevo impulso a sus tareas evangelizadoras”. El Santo Padre invitaba a los católicos a ir al encuentro personal con Cristo a través de los sacramentos la oración y las obras de caridad.

Desde muy temprano habían empezado a llegar los autobuses y camiones con los peregrinos que llenaron el templo presidido por la pequeña imagen.

A ella se refirió el arzobispo de Santiago de Cuba monseñor Dionisio García Ibañez, durante su homilía, al recordar que “nos ha convocado durante 400 años”. Indicó también que la imagen de la Virgen y la Santa Cruz de la Parra son un símbolo de la fe en Cuba.

“En la cultura cubana en nuestra historia ha estado María y como María en el evangelio estuvo al pie de la cruz, también María ha acompañado a nuestro pueblo” dijo. Visiblemente emocionado recalcó que “en los momentos alegres y en los momentos de cruz, María está presente”.

Refiriéndose a la Cruz de la Parra dijo que con ella entró la Palabra de Dios, “pero también entró la malicia y la prepotencia que están presentes en todas las culturas. Pero lo bonito, recalcó, es que con la cruz entró la palabra de Jesús que es una palabra de amor a todos, porque todos los hombres somos hermanos”.

El presidente de la Conferencia de Obispos de Cuba subrayó que durante el trienio preparatorio y durante el Año Jubilar “se han dado manifestaciones de fe de alegría, de cubanía, y de fraternidad en que todos pusimos la mano, todos, sin excluir a nadie”.

Recordó el deseo que habían tenido los obispos de convocar al pueblo durante el Año Jubilar para realizar gestos concretos: Actuar con misericordia, peregrinar y acercarse a Dios, y vivir la reconciliación. Y dio gracias por los frutos del recorrido de la imagen de la Virgen por pequeños pueblos y ciudades de toda Cuba.

“Cuando se clausuró el recorrido de la Virgen mambisa qué alegría teníamos”, comentó.

Se refirió a la visita de Benedicto XVI a Cuba en marzo de 2012 como peregrino de la caridad y testigo de Jesucristo. “Este mismo Santo Padre nos convoca a celebrar el año de la fe”, dijo monseñor García Ibañez. “La fe no es solo adhesión racional sino que ha de tener una consecuencia para la vida. No es sólo yo te pido y tu me das, sino corresponder al amor de Dios, entregarnos”.

Pero “¿Cómo corresponder al amor de Dios si no le conocemos bien?. ¿Cómo conocerle si no hay cristianos que son ejemplo de vida?”.

El arzobispo invitó a las personas a que lo anuncien “no solamente con palabras sino también con obras, y una de estas obras, dijo, es la reconciliación. Nuestro pueblo necesita paz, misericordia, y reconciliarse”.

Recordando que la celebración tenía lugar durante el tiempo de Navidad, el presidente de la Conferencia de Obispos Cubanos aludió a la fiesta de la Epifanía, conocida también como fiesta de Reyes. Invitó a las familias a que, ante la carencia de juguetes y regalos, dieran a sus hijos amor, cariño, un abrazo.

La Eucaristía fue concelebrada por todos los obispos de Cuba y unos 60 sacerdotes. El templo de El Cobre se mantuvo repleto de fieles.

Entre ellos estaba Juan José Díaz (Kiko) un profesor de física de la Provincia de Cienfuegos que llegó al Santuario corriendo un maratón desde la Bahía de Nipe, en la provincia de Holguín, lugar en donde fue encontrada la pequeña imagen flotando sobre las aguas en 1612. Lo hizo para llevar un mensaje de esperanza para las personas impedidas, que han perdido la fe, que han sufrido por el ciclón Sandy. Iba detrás de él en bicicleta su amigo Carlos Orlando Álvarez Becerra, bombero de profesión para quien hacer esto es un trabajo espiritual, dado que no pueden recaudar dinero. “Lo que hacemos es subirle la autoestima a las personas, animarles”.

El recorrido de 126 kilómetros, es lo que se conoce hoy como El Camino de la Virgen y a ellos les llevó tres días “con un desgaste enorme por el mal estado de la carretera”, aunque Kiko dice que no se arrepiente de haberlo hecho por el amor que le mostraron muchas personas que le ayudaron y acogieron en el camino. “Él dice que es importante que las personas que tenemos salud seamos conscientes de los demás y sepamos compartir”.

Un grupo de 64 peregrinos de Cienfuegos, con su obispo, hicieron a pie algunas partes del mismo camino. A su llegada al Santuario monseñor Domingo Oropesa indicó que habían realizado la peregrinación como clausura del Jubileo.

Fueron en autobús desde Cienfuegos hasta las cercanías de Nipe y desde allá a pie hasta la bahía. Otros lugares del Camino de la Virgen incluyen Barajagua, lugar del primer lugar donde se rindió culto a la imagen y Hatillo. Finalmente el grupo caminó desde Palma Soriano hasta el Cobre, un total de 26 kilómetros para estar presentes en la Eucaristía de clausura.

“Se trataba de traer en el corazón lo que ha sido la fe y devoción a la Virgen de la Caridad del Cobre durante estos 400 años”, dijo el obispo.

Nelda Ortega es una de las caminantes. Dijo a su llegada al Santuario que el año Jubilar “me ha ayudado a crecer en la fe, y vivir desde el amor de Dios que esta en su madre y llevarlo a mi familia.

Me ha llamado la atención que tantas personas se hayan acercado a este santuario mostrando la devoción que el pueblo cubano tiene a la Madre de Dios”.