''Nuestros corazones sangran al ver que Siria se hunde en una violencia que es una locura''

Dijo el patriarca latino de Jerusalén Fuad Twal

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“La paz en Tierra Santa es la llave de la paz en Medio Oriente», señaló el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fuad Twal, principal autoridad católica romana en Tierra Santa, en su homilía del Jueves Santo, en la que denunció la violencia en Siria. 

«Nuestros corazones sangran al ver que Siria se hunde todavía más en una violencia a la que no se le puede llamar otra cosa más que locura humana», dijo refiriéndose a la guerra civil que asuela este país desde hace dos años. 

«Nuestro Medio Oriente sufre cruelmente en sus entrañas. Y lo digo: los políticos siempre fracasarán en instaurar la democracia y la justicia mientras nuestra Tierra Santa sufra el conflicto que la desgarra: la paz en Tierra Santa es la llave en Medio Oriente», precisó. 

El patriarca invitó a los fieles a «rezar por nuestra Iglesia, por nuestra Tierra Santa y por todo Medio Oriente, que el Señor nos quite el polvo de la división, la infidelidad, la injusticia y la sed de poder». 

En Roma, el drama de Medio Oriente centró las meditaciones del Vía Crucis en el Coliseo romano, con la presencia del santo padre Francisco.

En declaraciones a la prensa, el portavoz vaticano, Federico Lombardi SJ, dijo que el papa «sigue de cerca» la «muy delicada situación» de Medio Oriente.

La Semana Santa comenzó en Jerusalén con la tradicional procesión de Ramos, desde el Monte de los Olivos hasta el casco antiguo y concluyó el domingo de Resurrección.

Sin embargo, los cristianos ortodoxos, mayoritarios en Tierra Santa, festejarán la Pascua el próximo 5 de mayo, ya que siguen el calendario juliano. Este año, ad experimentum, también los católicos de Tierra Santa (a excepción de los de Jerusalén) se unirán a los ortodoxos en la fecha de la Pascua para celebrarla juntos. 

En cambio, la Pascua judía, que conmemora la salida de los judíos de Egipto, según la tradición bíblica, comenzó el lunes 26 de marzo y dura ocho días.

Cientos de cristianos de Tierra Santa y peregrinos de todo del mundo recrearon este Jueves Santo en el Cenáculo y en la basílica del Santo Sepulcro la ceremonia de lavatorio de los pies. «Aquí Jesús celebró la cena pascual e institucionalizó la conmemoración de la Pascua. De aquí la Iglesia se diseminó por todo el mundo», proclamó uno de los religiosos franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, que concelebró la tradicional ceremonia en el Cenáculo.

Arrodillado ante una docena de niños de entre ocho y trece años, el custodio de Tierra Santa, el padre Pier Battista Pizzaballa, lavó y besó sus pies en recuerdo de que Jesús los lavó a sus discípulos en la Última Cena.

Situado sobre la tumba del rey David, linaje del que habría de llegar el Mesías de los judíos, el Cenáculo fue un ir y venir de gentes de todo el mundo que rememoraban la Cena del Señor. Los más afortunados y tempraneros pudieron entrar en el oficio que presidió Pizzaballa, celebrado en varios idiomas.

Las puertas del Cenáculo, epicentro de una larga disputa entre el Vaticano y el Gobierno israelí, que lo administra desde que en 1967 ocupó la ciudad vieja de Jerusalén, se abren a los fieles excepcionalmente en Jueves Santo y en Pentecostés. El resto del año puede ser visitado con fines turísticos pero no para oficios religiosos.

En el siglo XV, el Cenáculo fue universalizado por Leonardo da Vinci siguiendo el relato que le hizo un viajero de la época que, por error, le describió al parecer su antesala, donde realmente están las tres ventanas que aparecen en el famoso cuadro.

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ZENIT Staff

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