El gesto de dos amigos

Periodista recuerda amistad del papa con un rabino argentino

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ZENIT le pidió al renombrado periodista argentino Jorge Rouillon, quien ha trabajado por décadas en el diario La Nación, que nos enviara algún recuerdo del entonces cardenal Jorge Bergoglio.

La agradable sorpresa fue cuando nos mandó del «baúl de los recuerdos», un artículo sobre la estrecha amistad y respeto que existía entre el hoy papa Francisco y el rabino argentino Abraham Skorka. 

Es por ello que las comunicaciones de felicitación y aprecio que intercambió el santo padre con la comunidad judía apenas fue elegido, confirma una faceta más de la correcta interpretación que tuvo siempre el papa sobre el diálogo interreligioso, ya sugerido con insistencia desde el Concilio Vaticano II.

Y este pedido se lo hicimos no solo porque Jorge conoce muy bien al papa Bergoglio, y ha sido fuente de innumerables coberturas informativas a su cargo, sino porque ambos se encontraban de vez en cuando de camino a sus respectivas oficinas. Un hecho que pudimos constatar en persona años atrás, cuando se detuvo a saludarnos e intercambiar dos palabras, como si todo lo demás pudiera esperar…

A continuación el artículo histórico del colega Rouillon, publicado en el diario La Nación de Buenos Aires el 20 de septiembre de 2004. Los textos en cursiva son nuestros (javv).

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El gesto de dos amigos

Jorge Bergoglio y Abraham Skorka son amigos. Los dos son hombres que rezan y alaban a Dios. Uno es arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina; el otro, rabino de la comunidad Benei Tikvá y rector del Seminario Rabínico Latinoamericano. Pero no hablan sólo de teología o del sentido de la vida; conversan bastante de fútbol. Jorge es de San Lorenzo; Abraham, de River.

Con motivo del año nuevo judío 5765, el cardenal asistió al servicio de Selijot (pedido de perdón) en la comunidad Benei Tikvá, Vidal 2049, en el barrio de Belgrano. Es una ceremonia milenaria de preparación para recibir el Año Nuevo (Rosh Hashaná) y cuyo contenido es recrear el vínculo con el prójimo, con uno mismo y con Dios.

Se da en Ellul, el último mes del calendario hebreo, considerado por la tradición el tiempo propicio para retornar al Creador. «La Torá (la Ley) hemos tergiversado -se reza-; sus mandamientos no hemos observado… Erramos por los pueblos, cual oveja descarriada.» Y se acude a la benevolencia de «Adonai, Dios misericordioso y clemente, tardo en la ira, magnánimo en la misericordia y la verdad».

Ante un templo lleno, Skorka dijo: «Tenemos la presencia de un hombre de fe del cristianismo». Y precisó: «De nuestra amistad, muestras de cariño personales, podríamos darles muchos ejemplos. No somos sólo dos individuos que se encontraron buscando a Dios. Estamos los dos juntos parados delante de ustedes, delante de Dios, tratando de empezar a hacer aquello que nos enseñaron nuestros sabios».

Antes, mientras los asistentes rezaban, en hebreo y en castellano, y un coro cantaba, Bergoglio había permanecido en la primera fila, cerca del director del Registro de Cultos, José Camilo Cardoso; de Norberto Padilla, ex secretario de Culto, y su esposa, Gloria Williams, teóloga, y del arquitecto Boris Kalnicki, de la Confraternidad Judeo-Cristiana.

Luego, Skorka lo invitó a pasar al estrado a dar un mensaje. Mirando al público, Bergoglio expresó: «Como dijo mi hermano Abraham, estamos en la presencia de Dios… Estamos delante de Él y con deseos de escuchar, de dejar que sus preguntas nos muevan por dentro, nos hagan transparentes».

Citó con soltura libros del Antiguo Testamento: los Salmos, el Génesis, el Deuteronomio…

Mencionó la pregunta a Adán: «¿Dónde estás?», que, dijo, «nos hace caer en la cuenta de nuestros límites, nuestras falencias, nuestras desnudeces. Nos quedan sólo dos caminos -precisó-: o camuflarlas o reconocerlas». Invitó a no perder la memoria del mandato divino: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor». Y advirtió que la fascinación de los ídolos «nos lleva a debilitar la memoria».

«La idolatría se nos filtra de mil maneras; los ídolos nos son ofrecidos a cada paso», agregó, pero puntualizó: «El ídolo más peligroso somos nosotros mismos cuando queremos ocupar el lugar de Dios; ese egoísmo sutil que nos convierte en única referencia de toda nuestra existencia». Instó a recordar «sintiéndonos recordados» porque «El nos espera».

Skorka se sintió movido a destacar ante los suyos lo que sobre la memoria de Dios dijo Bergoglio, «alguien que conoce bien las Escrituras; alguien que vibra con lo que para nosotros es el Tanaj y para la religión cristiana el Antiguo Testamento».

Fundada por judíos alemanes, la comunidad Benei Tikvá celebró sus 65 años y todos allí consideraron que la visita de Bergoglio «fue algo histórico». 

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ZENIT Staff

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