De san Jorge y el dragón a la rosa, el libro y el amor

Un santo que es leyenda sigue siendo patrón de antiguos reinos

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El 23 de abril se celebra la fiesta de San Jorge y en algunas regiones de España se hacen regalos quienes se quieren bien. Coincidiendo con la costumbre del regalo de un libro, o en fechas próximas, se celebran numerosas ferias del libro. El papa Francisco también se llama Jorge y celebra hoy su “santo”.

Jorge de Capadocia es el nombre de un hipotético soldado romano de Capadocia, en la actual Turquía, que al parecer fue mártir. Se le atribuye haber nacido entre 275 o 280, y muerto el 23 de abril de 303. 

En Italia, el culto a Jorge de Capadocia fue muy difundido. En Roma, Belisario, hacia 527, colocó bajo la protección de Jorge la Puerta de San Sebastián y la iglesia de San Jorge en Velabro, a donde fue trasladada una presunta reliquia del santo. Algunas ciudades, como Génova, Ferrara y Regio de Calabria, tienen a san Jorge por patrón.

La leyenda –posiblemente originada en el siglo IV- cuenta la historia de Jorge, un romano que tras morir su padre se trasladó con su madre hasta la ciudad natal de ésta: Lydda, actual Lod, Israel. Allí, la madre educó cristianamente a su hijo y al ser mayor de edad se enroló en el ejército romano. No tardó en ascender y, antes de cumplir los 30 años era tribuno y comes, siendo destinado a Nicomedia como guardia personal del emperador Diocleciano (284-305).

En 303, el emperador inició la persecución de los cristianos. Jorge confesó que él también era cristiano. Diocleciano ordenó que le torturaran y, al no conseguir que renegara de su fe, que le ejecutaran. Tras ser decapitado frente a las murallas de Nicomedia el 23 de abril de 303, el cuerpo de Jorge fue enviado a Lydda para que fuera enterrado.

La historia es dudosa pero su veneración como mártir es temprana. Se tienen noticias a través de relatos de peregrinos de una iglesia en Diospolis, la antigua Lydda, dedicada al «mártir», durante el reinado de Constantino I, que se convirtió en centro del culto oriental a Jorge. Tras su muerte protagonizará numerosas apariciones salvadoras, que nutrieron las leyendas sobre el “santo”.

Hacia 518–530, el archidiácono y bibliotecario Teodosio relata que Diospolis era el centro del culto a Jorge. Un peregrino anónimo de Piacenza, Italia, menciona lo mismo hacia 570. En 1191, en la Tercera Cruzada (1189-1192), la iglesia fue destruida por las fuerzas de Saladino. Una nueva iglesia se erigió en 1872 y aún se conserva.

En el siglo IV, su veneración se había extendido de Palestina al resto del Imperio Romano de Oriente. En el siglo V su popularidad llegó a la parte occidental del imperio.En 494, Jorge de Capadocia fue canonizado por el papa Gelasio I, pero con una salvedad: junto a “…aquellos cuyos nombres son justamente reverenciados, pero cuyos actos sólo son conocidos por Dios”. Esto no evitaría las leyendas milagrosas. Según la Enciclopedia Católica, el texto más antiguo sobre la vida del “santo” está en el Acta Sanctorum, identificado por estudiosos como un palimpsesto del siglo V, “lleno de extravagancias y maravillas más allá de cualquier credibilidad”.

Hacia finales del siglo VI, el abad irlandés Adomnanus de la abadía de la isla de Iona relata algunas de las leyendas orientales de Jorge, recogidas por el obispo galo Arkulf en su peregrinación a Tierra Santa en 680.

En los comienzos del Islam, el santo cristiano fue mezclado –por sincretismo religioso y cultural- con el profeta Elías, el predicador samaritano Phineas y el santo islámico al-Hadr (‘el verde’, del árabe hadir) para formar una figura religiosa que era y es venerada en las tres grandes religiones monoteístas. También es llamado al-Jadir o al-Jidr.

En el siglo IX aparece otra popular historia: san Jorge a caballo como vencedor de un dragón. Parte de la La leyenda dorada, también es conocida como San Jorge y el dragón, y es el probable origen de todos los cuentos de hadas sobre princesas y dragones en Occidente, que alimentaron la fantasía de generaciones de niños. La leyenda se relata en diversas partes de Europa y Asia Menor como propia y los detalles varían según la tradición local.

La leyenda occidental medieval comienza con un dragón que se instala en la fuente que provee de agua a una ciudad. Los habitantes debían apartar diariamente el dragón para conseguir agua. Así que ofrecían un sacrificio humano que se decidía al azar. Un día cae en suerte a la princesa. El rey ruega por la vida de su hija sin éxito. Cuando está a punto de ser devorada, aparece Jorge y se enfrenta con el dragón, lo mata y salva a la joven. Los agradecidos ciudadanos se convierten al cristianismo.

La leyenda medieval fue abandonada progresivamente, aunque pocos dudan de su rico simbolismo religioso, para el que se proponen diversas interpretaciones, y es lo que perdura.

En el reino franco merovingio ya se veneraba a Jorge de Capadocia en el siglo VI pero en la Alta Edad Media, la época de las cruzadas y la caballería, como ya se ha dicho, se extiende el culto en Europa. Jorge es el protector de los cruzados en la conquista de Jerusalén (15 de julio de 1099). Como miles Christi, soldado de Cristo, fue patrón de caballeros y soldados, y protector de algunas órdenes religiosas militares, como la Orden Teutónica (siglo XII) o los templarios.

Santiago de la Vorágine (hacia 1230–13 de julio de 1298), arzobispo de Génova escribió la Legenda sanctorum, una colección de fábulas sobre santos. La historia de Jorge de Capadocia es una de ellas. El libro acabó conociéndose como Legenda aurea o Leyenda dorada.

Su información se considera una fábula pero de notable valor literario. Al parecer el libro tuvo una gran influencia en la extensión de la leyenda de san Jorge en Occidente, y en la literatura y la pintura. Al final de la Edad Media, Jorge fue hecho patrón de ciudades, burgos y casas nobles.

Es el patrón de Georgia. La bandera es una Cruz de San Jorge y el escudo representa al santo a caballo matando al dragón. También sigue siendo venerado en Grecia, donde se le dio el nombre de Gran Mártir.

Fue patrón de la Corona de Aragón y de Portugal. El escudo de Aragón luce la cruz de San Jorge. En 1096, las huestes del rey Sancho Ramírez de Aragón asediaban la ciudad de Alcoraz, cerca de Huesca. Tras recibir ayuda desde Zaragoza, los asediados consiguen matar al rey, pero ganan la batalla de Alcoraz, según la tradición, gracias a la aparición de san Jorge. Luego el rey Pedro I de Aragón conquista Huesca tras invocar la ayuda del «santo».

A partir del siglo XIII surgen numerosas leyendas y apariciones en el reino. La Corona de Aragón le reconoce en el siglo XV, cuando Juan II de Aragón y Navarra lo nombra patrón del Reino y de la Diputación General, principal institución foral en caso de no estar convocadas las Cortes. Hoy el 23 de abril, es festivo en la comunidad autónoma de Aragón, que celebra su Día.

La bandera de Barcelona luce dos cruces de san Jorge junto con las barras de la Corona de Aragón. Esa cruz fue el primer emblema de la Generalidad de Cataluña. En Cataluña la fiesta se popularizó a mediados del siglo XV. En 1456, las Cortes Catalanas declaran el 23 de abril como festivo. Al ser primavera, hoy es el día de los que se quieren bien: el hombre regala una rosa roja y la mujer le regala un libro. Coincide también con las populares ferias del libro en todo el país.

Y otra costumbre muy arraigada hay que relacionar con el “santo”. En Alcoy y Bañeres se celebran las fiestas de “moros y cristianos”, reconocidas por su vistosidad. Los días 22 al 24 de abril, la ciudad de Alcoy se engalana con las diferentes manifestaciones estéticas y lúdicas inspiradas en las antiguas luchas entre moros y cristianos, importante reclamo turístico. En Banyeres se escenifica cada tres años la Leyenda del dragón y la princesa, organizada p
or la Associació de la llegenda de Sant Jordi.

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Nieves San Martín

Ciudad Real, España. Diplomada en Estudios Avanzados (Universidad de Almería); máster en Sistemas y Tecnologías de la Comunicación en las Organizaciones (Universidad de Ferrara, Italia, 2006); licenciada en Ciencias de la Información, rama periodismo (Universidad Complutense de Madrid, España, 1982); licenciada en Ciencias de la Educación, mención Física y Matemática (Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Venezuela, 1971) 2º premio Inserso 1985 por el conjunto de artículos publicados en el diario YA bajo el título "Urge quitar barreras a los minusválidos"; Medalla y diploma de Cruz Roja de Madrid 1986 por "la extraordinaria colaboración prestada a la organización de los actos de la Semana de la Cruz Roja en Madrid"; Accesit de UNICEF 1989 por el artículo "La convención sobre los derechos del niño prohíbe ejecutar a menores de 18 años", publicado el 8 de septiembre de 1989, en el diario YA; Diploma por la colaboración prestada, y nombramiento de "socia protectora" de la Asociación Madrileña de Ayuda al Minusválido (Madrid, 1984). Trabajó en Roma como traductora para el Vatican Information Service (1997). Consejera técnica de la ministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández, en el Gobierno de Felipe González, y redactora jefe del Gabinete de Comunicación de la Ministra, 1991-1993. Redactora de temas sociales y luego jefa de la Sección de Asuntos Sociales y Religión, en el diario YA de Madrid, entre 1982-1990 y 1993-1996. Redactora y coordinadora de la Sección de América Latina de la revista Vida Nueva, 1982-1983 y colaboradora y coordinadora de la sección de América Latina en la misma publicación, 1983-1987. Redactora de temas políticos y sociales de la revista Crítica, 1977-1982. Entre 1971 y 1976, profesora de Física y Matemática en Enseñanza Media, en las ciudades venezolanas de Caracas, Valencia, y Mérida. Publicaciones: Matilde Huici, la tercera mujer, Narcea SA de Ediciones, Madrid 2009; Victoria Díez, una vida entre dos fuegos, editorial Sekotia, Madrid 2011.

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