La fe no es ni una alienación ni una estafa

El papa Francisco en la homilía en Santa Marta recuerda que la fe »es un camino de belleza que nos ha indicado Jesús»

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La fe no es ni una alienación ni una estafa, sino un camino concreto de belleza y de verdad indicado por Jesús, para preparar nuestros ojos para mirar sin gafas “el rostro maravilloso de Dios”, en el lugar definitivo que nos ha preparada para cada uno. Es una invitación a no dejarse tomar por el miedo y a vivir la vida como una preparación a ver mejor, escuchar mejor y amar más.

Lo indicó el papa Francisco en su homilía de la misa de este viernes 26 de abril en la capilla de la residencia Santa Marta.

El papa Francisco –indicó hoy el diario vaticano L’Osservatore Romano al publicar la homilía- ha centrado sus palabras sobre el pasaje de san Juan, “No se turbe vuestro corazón. Tengan fe en Dios y tengan fe en mi. En la casa del Padre hay muchas moradas. (…) y del lugar a donde yo voy conocen la vía”.

“Estas palabras de Jesús –comentó el pontífice- son justamente palabras hermosas. En un momento de despedida, Jesús les habla a sus discípulos desde el corazón. Él sabe que sus discípulos están tristes porque se dan cuenta de que la cosa no va bien”. Entonces Jesús les da coraje, les tranquiliza, les abre un horizonte de esperanza».

Y el papa se interroga: “¿De qué comienza a hablar Jesús? Del cielo, de la patria definitiva”. Y para ello como un arquitecto indica lo que va a hacer: va a prepararles un lugar.

¿Por qué esta preparación? ¿Cómo sucede? ¿Se trata de alquilar una habitación allí arriba? Y Francisco explica que preparar el lugar significa “preparar nuestra posibilidad de gozar, de ver, de sentir, de entender la belleza de lo que nos esperamos, de aquella patria hacia la cual nosotros caminamos”.

“Toda la vida cristiana –prosiguió el papa- es un trabajo de Jesús, del Espíritu Santo para prepararnos un lugar, prepararnos los ojos para poder ver”.

Alguien podría objetar, dijo: “¡pero padre, yo veo bien, no necesito gafas”. Y el papa recordó que personas con cataratas cuando se hacen operar, después dicen: “¡Nunca creí que se pudiera ver así de bien sin gafas!”.

Nuestros ojos son los del alma y necesitan prepararse para ver el rostro maravilloso de Jesús. Hay que “preparar el oído para poder sentir las cosas bellas, las palabras bellas. Y principalmente preparar el corazón para amar más”, dijo.

Porque en el camino de la vida –indicó el santo padre– el señor hace esto valiéndose de las pruebas, las consolaciones, tribulaciones, y con todas las cosas buenas. Todo el camino de la vida es un camino de preparación.

Y el papa Francisco pone en guardia del peligro de no reconocer una perspectiva de eternidad, de perder esta dimensión fundamental de nuestra vida y del camino de fe. Y que alguien podrá decir: “Pero padre, yo fui a lo de un filósofo y me dijo que todos estos pensamientos son una alienación, que nosotros estamos alienados, que la vida es esta, lo concreto, y el más allá no se sabe que cosa sea…”.

Algunos piensan así, pero Jesús nos dice: “Tengan fe en mí, lo que yo te digo es la verdad, yo no estafo, yo no te engaño”.

“Desde el tiempo de Abraham –dijo el papa- estamos en camino con la promesa de una patria definitiva. Si nosotros vamos a leer el capítulo undécimos de la carta a los hebreos, encontraremos aquella hermosa figura de nuestros antepasados, de nuestros padres, que hicieron este camino hacia la patria y la saludaban desde lejos”.

“Prepararse para el cielo y comenzar a saludarlo desde lejos”. Y esta “no es alienación, esta es la verdad, esto es dejar que Jesús prepare nuestro corazón, nuestro ojos para aquella belleza tan grande. Es el camino de la belleza. También el camino del retorno a la patria».

“Que el Señor –concluyó el papa- nos de esta esperanza fuerte”, y también “el coraje de saludar la patria desde lejos”. Y la “humildad de dejarnos preparar. O sea que el Señor prepare la morada, la morada definitiva en nuestro corazón, en nuestros ojos y en nuestro oído”.

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ZENIT Staff

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