'El Movimiento que nació del encuentro de Chiara Lubich con el Dios Amor'

Entrevista al copresidente de los Focolares, Giancarlo Faletti, en el setenta aniversario de la fundación de esta realidad eclesial

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El 7 de diciembre de 1943 se recuerda la fecha de la consagración a Dios de Chiara Lubich. En medio de la guerra, la joven Lubich y un grupo de compañeras redescubriendo el Evangelio, se ponen a vivirlo concretamente, dándose cuenta de que en la vida todo pasa.

Descubren así en Dios Amor el ideal por el que vale la pena gastar la propia vida. Por tanto, es el amor la chispa que hace nacer el Movimiento de los Focolares. El nombre focolar surge precisamente de esta experiencia. Las personas se encuentran con este fuego ardiente de amor, contagioso, atrayente, experimentando como de la vida del Evangelio nace la familia, el hogar. 

Con motivo del aniversario de esta realidad eclesial, ZENIT ha entrevistado a Giancarlo Faletti, su copresidente.

                                                   ***

El pasado 7 de diciembre los Focolares celebraron el setenta aniversario de su fundación. ¿Qué aspectos destacaría en estas décadas de existencia?

— Giancarlo Faletti: El Movimiento de los Focolares nació como una «revolución» de vida basada en el Evangelio: redescubierto como palabra que ilumina la vida y se puede traducir en vida. La novedad de aquellos tiempos era que esta posibilidad no está reservada a algunos, sino que está abierta a todo el mundo, de cualquier condición, profesión y cultura. El resultado es un «pueblo», que se siente llamado a ofrecer la «luz» del Evangelio a toda la humanidad, poniéndolo como el fundamento más auténtico en la reconstrucción de todas las relaciones, no sólo personales, sino sociales, políticas, económicas.

Hoy en día, la Obra de María (nombre oficial del Movimiento) desea sobre todo mantener viva aquella «revolución», acentuando o renovando en todo caso un aspecto: sentir que la humanidad necesita más que nunca esa luz, es decir, a Dios tal cómo nos lo ha presentado Jesús.

¿Nos podría hacer un breve retrato de los focolares hoy?
— Giancarlo Faletti: Entre las muchas imágenes elegiría la de un árbol que nace de una pequeña semilla en el terreno preparado por la Iglesia, que se ha desarrollado en muchas ramas (en sí mismo contiene 23 entre ramas y movimientos laicales y eclesiales) y que está llevando la copa del árbol a un nuevo florecer. 

En esa ocasión se anunció que se entregaría en pocos días, al Obispo de Frascati, la solicitud formal para que inicie la causa de canonización de Chiara Lubich. ¿Cuál es el modelo de santidad que se ofrece a la Iglesia y al mundo?
— Giancarlo Faletti: La llamada a vivir la unidad y la espiritualidad de la comunión contiene en sí la llamada a la santidad; pero no sólo a la santidad individual sino a una santidad vivida juntos por parte de una comunidad en la reciprocidad del amor. Amando la santidad del otro como la propia – si estamos dispuestos a amarnos «como» Jesús nos amó, hasta dar la vida el uno por el otro-, entonces Jesús asegura ahí su presencia (Mt 18-20). Pero si está Jesús -el Santo-, la comunidad aunque sea pequeña es santa.

Por consiguiente, la posible beatificación de Chiara Lubich destacaría una dimensión de la vocación a la santidad hasta ahora, tal vez, no muy desarrollada en la historia de la Iglesia: «hacerse santos juntos», «la santidad del Pueblo de Dios» a la que se refiere la Lumen gentium con estos términos (LG, n. 40).

Tienen abiertas algunas causas de canonización de personas pertenecientes al Movimiento de los Focolares. ¿Van adelante?
— Giancarlo Faletti: Realmente la única solicitud presentada directamente por parte de la Obra de María, para la apertura de una causa, es precisamente la de Chiara Lubich, firmada el pasado 7 de diciembre y entregada al obispo de Frascati pocos días después. Sin embargo, por iniciativa de obispos, diócesis o asociaciones formadas por personas del movimiento junto con otros, se han puesto en marcha 18 causas de miembros de la obra; entre ellos: cardenales, obispos, focolarinos, focolarinas, sacerdotes, laicos, adultos o jóvenes, casados o no, un poco de todo el mundo.

Más de la mitad han llegado ya a la fase romana, a la Congregación para la Causa de los Santos. Chiara Luce Badano ya ha sido reconocida beata por la Iglesia y está cerca la toma de una decisión para su canonización. Otros están todavía en la fase diocesana, que para algunos está a punto de concluirse para luego pasar a la fase romana.

Usted ha tenido la ocasión de encontrarse con el papa Francisco. ¿Qué piensa el Santo Padre del Movimiento?
— Giancarlo Faletti: En una reciente audiencia concedida a la presidente Maria Voce y a mí, el Papa escuchó con mucho interés un informe sobre la vida del movimiento en las diferentes zonas del mundo, haciendo algunos comentarios, subrayando también, a medida que se le exponían, los varios frentes (familia, jóvenes, sacerdotes, cultura, etc.) según su aportación específica. La conversación se mantuvo en un tono familiar, el papa agradeció la labor que el Movimiento está haciendo en todo el mundo encomendándonos que vayamos «adelante con valor y con alegría».

El Pontífice argentino recientemente se ha referido a la fraternidad como fundamento y camino hacia la paz. ¿Es posible la construcción de una sociedad justa, o más bien hay que pensarlo como una utopía?
— Giancarlo Faletti: La construcción de una sociedad justa y pacífica no sólo es posible o deseable, sino que es una marcha continua de toda la humanidad si sabemos mirar las cosas a la luz del Evangelio. Una marcha iniciada por Jesús que, al entregarnos su vida, recogió todos los dolores y los males de los hombres, hermanos suyos; les invitó a hacer como él, y les dio así la llave para asumir toda división y enemistad: “Él abatió el muro de las divisiones, abatiendo en sí mismo la enemistad”.

¿No será, quizás, que al hablar de “globalización”, aún con todas las incertidumbres que persisten, la humanidad se avista como una realidad ya “una”, donde el bien y el mal de toda comunidad humana repercute en toda la humanidad?

Por otra parte, la palabra «fraternidad» no es más que la traducción en términos humanos de esa «unidad» que Jesús pidió al Padre antes de morir.

¿Cómo han acogido los Focolares la exhortación apostólica Evangelii gaudium? ¿Les cuestiona de alguna manera también a ustedes?
– Giancarlo Faletti: Si se me permite usar la misma palabra del Papa, su carta ha sido recibida ¡con profunda «alegría»! Poco antes hablé de «revolución» basada en el Evangelio; pues bien, me parece que el punto focal de la exhortación sea precisamente: no dejar que nos roben la «fuerza revolucionaria» del Evangelio. Por ello, nos interpela de un modo vital y nos impulsa a conservar aquella radicalidad que dio origen al Movimiento. Por otro lado, cada carisma en la Iglesia tiene sentido en sí mismo únicamente si está en función de la Iglesia, y con ella, está al servicio de toda la humanidad. 

También nos interpela el realce que da a la vocación misionera de todo el «pueblo de Dios» en sus diversas componentes: todo cristiano es, por naturaleza, evangelizador y nos insta a dar al anuncio del Evangelio esa nota de «alegría, estímulo, vitalidad», esa «integridad armoniosa» que precede y da sentido a la predicación doctrinal y moral.

¿Cuál es su específica aportación al desafío de la evangelización?
— Giancarlo Faletti: El Movimiento nació de un encuentro: el de Chiara Lubich con Dios Amor, que luego impulsó a esta joven trentina a hablar de su descubrimiento a sus compañeras y amigas. El anuncio, por lo tanto, tal como dice la Evangelii gaudium, nace de una experiencia y de un encuentro con una Persona. Esto se repitió y se sigue repitiendo en cada uno de nosotros. Nuestra evangelización nace pr
ecisamente ahí. La cuestión es renovar este encuentro en la vida cotidiana, de forma que esta experiencia desborde del corazón y se comparta con los demás. Otro aspecto clave, para nosotros, es el compromiso de dar testimonio, tanto individual como comunitario. Por tanto: palabra y testimonio. Somos conscientes de que debemos renovar constantemente el compromiso para mantener el vigor de los primeros tiempos de nuestra llamada.

¿Cómo responden a los cuestionamientos siempre nuevos que nos trae la historia y la humanidad?
— Giancarlo Faletti: Queremos, cada vez más, que el amor recíproco se convierta, como nos decía nuestra fundadora, en nuestro «vestido», en nuestra forma de vida, para que realmente Jesús pueda decir todavía hoy al mundo: «Yo estoy con vosotros todos los días…”.

Según esta forma de vida, el Espíritu Santo nos ha llevado a emprender y recorrer el camino del «diálogo» como un camino que conduce al encuentro de cada la persona, de cualquier condición social o cultural o religiosa, para compartir y construir juntos el camino de la humanidad hacia el “designio” de amor del Padre. El camino del diálogo, que se abre en todos los campos posibles (al interno de la Iglesia, con cristianos de otras denominaciones, con creyentes de religiones no cristianas, con personas de convicciones no religiosas), nos parece un camino privilegiado para evangelizar hoy.

En su opinión, ¿cuáles son las principales necesidades de la Iglesia en este tiempo?
— Giancarlo Faletti: La urgencia de fondo, de la que yo creo que dependan las demás, es exactamente la que destacó el papa Francisco en su exhortación Evangelii gaudium: una Iglesia que piense, no en sí misma, sino que está hecha para la humanidad. Antes de ser una estructura jerarquizada, la Iglesia se presenta como “cuerpo”, “pueblo”, tal como pone de relieve la Constitución Lumen gentium: puede ser “luz” de los pueblos si se presentan no tanto las estructuras, sino el entramado de relaciones en las que cada uno encuentra su función en favor de los demás y en ello encuentra la propia realización.

Pero se puede ser «cuerpo» si existe una linfa vital que lo alimenta, se puede ser «pueblo» si hay una base común en la cual identificarse. De ahí la urgencia, lanzada con fuerza y con pasión por el papa Francisco, de redescubrir el Evangelio como linfa vital, como el único fundamento que impulsa las decisiones y acciones de los cristianos. 

¿Quisiera enviar algún mensaje a los lectores de ZENIT?
— Giancarlo Faletti: Recibir las noticias de ZENIT es sentirse parte de un pueblo en comunión. Por ello agradezco, en primer lugar, a la bra de la que procede y a los editores y periodistas que la llevan adelante, e invito a los lectores a apoyarlo tal como les sea posible.

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Iván de Vargas

Profesional de la comunicación con más de 15 años de experiencia en la información religiosa. A lo largo de su dilatada trayectoria, ha desempeñado diferentes responsabilidades: delegado diocesano de Medios de Comunicación Social de Córdoba y director de la Revista Primer Día; director de comunicación de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM); redactor jefe del Semanario Alba, y responsable de comunicación de María Visión España, donde ha dirigido y presentado diferentes programas de TV. Asimismo, ha sido colaborador de diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales (Cadena Cope, Popular TV, Intereconomía TV, Radio Intereconomía, La Nación, Trámite Parlamentario y Municipal, Radio Inter, Radio María, Semanario Alfa y Omega, Avvenire, etc.). En este tiempo, ha estado especialmente vinculado a la cobertura informativa de las actividades del Papa y la Santa Sede. Actualmente es redactor de la agencia ZENIT. También es miembro fundador de Crónica Blanca y socio de la Unión Católica de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E).

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