Más de 15.000 personas, procedentes de todas las diócesis de Andalucía, Extremadura, Canarias, Ciudad Real y del sur de Portugal, han asistido este jueves, festividad de San José Obrero, al encuentro vocacional de jóvenes y familias para Asia ‘Las Dos Orillas’, organizado por el Camino Neocatecumenal en la localidad gaditana de Alcalá de los Gazules, en el sur de España.
La celebración contó con la presencia de los responsables internacionales de esta pujante realidad eclesial, Kiko Argüello y el padre Mario Pezzi y fue encabezada por el obispo de Cádiz-Ceuta, monseñor Rafael Zornoza, acompañado por el obispo de Asidonia-Jérez, monseñor José Mazuelos; el Arzobispo de Granada, monseñor Javier Martínez; el obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana; el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández; y el obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Santiago Gómez.
Este encuentro, denominado “de las dos orillas”, hace referencia a los dos puntos geoestratégicos de la visita de los iniciadores del Camino Neocatecumenal. Por un lado el norte de África, Ceuta, en donde Kiko Argüello se reunió por la mañana con los responsables de esta realidad eclesial en la provincia y visitó el Centro Neocatecumenal construido en esa localidad. Y por otro, Alcalá de los Gazules, en Cádiz.
“¡Ánimo, vamos a pasar calor!” fueron las primeras palabras de Argüello ante la multitud congregada en pleno Parque de los Alcornocales.
Jóvenes seminaristas portaron hasta el escenario las imágenes del Cristo del Perdón y de la Virgen del Buen Suceso, ambas veneradas en Alcalá de los Gazules, y que presidieron el encuentro.
“El cristianismo antes que una moral, que una forma de vida, es el anuncio de una noticia que cada vez que se proclama hace presente la salvación”, dijo el iniciador del Camino Neocatecumenal durante el anuncio del kerigma, es decir, el anuncio de la muerte y resurrección de Jesucristo.
El objetivo de este encuentro era despertar vocaciones entre los jóvenes para evangelizar en Asia. Así, Kiko Argüello manifestó la necesidad de dar a conocer a Cristo en los países asiáticos “tal y como San Juan Pablo II anunció como misión de la Iglesia para el Tercer Milenio”. Argüello urgió a los jóvenes a ponerse en manos de Dios para dejar a un lado la “autonomía moral que impide al hombre hacer la voluntad de Dios”. Además, el iniciador del Camino Neocatecumenal hizo hincapié en que “todos los cristianos estamos llamados a anunciar el Evangelio”.
Por su parte, el obispo de la diócesis de acogida de este encuentro, monseñor Rafael Zornoza aseguró que “la fe es el poder de Dios a nuestro servicio. La fe nos da, por el bautismo, la vida eterna”. “Hoy tenemos que reconocer a Cristo que ha querido hacer suya nuestra vida, enseñarnos a vivir, a sufrir, a trabajar a descansar. Es el obrero, el carpintero, el hijo de María, pero es Dios”, dijo monseñor Zornoza.
“Cristo ha resucitado, ¡vallamos con Él! Tenemos que mostrar el camino del cielo, de la vida, el camino de los hombres. Tenemos que vivir para anunciar el evangelio y llamar a la conversión”, concluyó dando paso a la petición de vocaciones entre los jóvenes presente. Esta solicitud de vocaciones al sacerdocio fue respondida por casi 100 jóvenes que recibieron la bendición de los presbíteros y a los que se sumaron unas 120 chicas y 100 familias que se pusieron a disposición de la evangelización en Asia.
Este domingo tendrá lugar otro encuentro vocacional similar, organizado por el Camino Neocatecumenal en Santiago de Compostela. Y próximamente, un tercero en Valencia.
El Camino, que fue aprobado de manera definitiva en 2008 con la firma de sus estatutos finales, está presente en 124 naciones de los cinco continentes, en 1.479 diócesis con 20.432 comunidades presentes en 6.272 parroquias.
En la actualidad, cuenta con 100 Seminarios diocesanos misioneros Redemptoris Mater; 2.300 seminaristas diocesanos, que participan en esta iniciación cristiana y que se preparan para el presbiterado; 1.880 presbíteros diocesanos ordenados de estos seminarios; más de 1.000 familias en misión repartidas en 93 países; 92 missio ad gentes.