Viaja Abraham Skorka y junto con él, el musulmán Omar Abboud. El rector del seminario rabínico latinoamericano y el ex secretario general del Centro islámico de la República Argentina acompañarán al Papa a Tierra Santa. Un viaje largamente deseado. Ambos argentinos, ambos amigos de vieja data de Bergoglio, ambos protagonistas de un espacio de diálogo interreligioso made in Argentina que hoy es modelo para la Iglesia universal. “Es una parte de nuestra identidad nacional, un fruto cultivado desde la voluntad de diversos dirigentes y líderes religiosos”, hace notar Abboud, quien reconoce “el impulso central del entonces cardenal Bergoglio “para crear espacios donde construir una cultura del encuentro”. Es una referencia al Instituto de Diálogo del que personalmente forma parte. “Somos una de las pocas ciudades del mundo donde la convivencia religiosa se ha desarrollado de la manera que podemos ver”. Por su parte, Skorka recuerda que en la primera visita a Roma, poco después de la elección y cuando ya empezaba a perfilarse la idea del viaje, el nuevo Papa hizo referencia a lo que se había hecho en Buenos Aires: “Nuestra amistad (…) es la prueba de que el dialogo entre religiones y seres humanos es posible”. De la iniciativa de Bergoglio –confirma Skorka- nació aquella historia de atención y de respeto que unió a los líderes islámicos y judíos y que ahora lleva a Israel dos representantes de ambas realidades. “Hemos hecho muchas cosas juntos –recuerda Skorka-. El Papa es un amigo sincero del pueblo judío”.
“Acompañar a Su Santidad a Tierra Santa es para mí un altísimo e inesperado honor”, le hace eco Omar Abboud, quien no desprecia el trabajo en las villa miserias de Buenos Aires de los curas de Bergoglio. “Emoción” y “responsabilidad” son las palabras que Skorka usa en la entrevista de Tierras de América al comentar la decisión de incluirlo en la comitiva papal. Emoción por el honor, responsabilidad por la oportunidad de “ayudar al Papa a transmitir mensajes y señales relevantes para la paz”. Acaba de escribir para el diario argentino La Nación un elogio de los dos Papas santos. “Siendo nuncio en Estambul, Angelo Roncalli, luego Juan XXIII, desplegó denodados esfuerzos para salvar judíos. Karol Wojtyla, luego Juan Pablo II, tuvo un compromiso significativo para con los perseguidos judíos. Fueron seres que iluminaron la senda de muchos otros. Entre ellos, el actual papa Francisco”.
Tanto el rabino argentino como el imán islámico son conscientes de que el momento es delicado y la situación no es la misma que cuando se anunció el viaje a Tierra Santa.
En los últimos meses se ha producido el acercamiento entre Abu Mazen y Hamás -que precisamente se formalizará en los días de la llegada del Papa a Israel-, así como el endurecimiento de la posición de Israel y su decisión de suspender las conversaciones de paz con los palestinos. Un clima que cargará de connotaciones políticas cada uno de los gestos y palabras que se pronuncien. “El desafío es mayor”, comenta Skorka. “La actitud del Papa será conciliadora, prudente, orientada a suscitar sentimientos de confraternidad más allá de cualquier contingencia”. Está en juego un largo tramo de futuro, observa. “Lo que pide la historia es una superación”. Confía “en el afecto que el Papa sabe transmitir, en su capacidad para desarmar los odios, para ir a lo esencial”.
Al mismo tiempo, entre el anuncio del viaje papal tras las huellas e Pablo VI y el viaje que se acerca, están las palabras inéditas del Presidente de la Autoridad palestina, quien definió el genocidio de los judíos durante la Segunda Guerra mundial como “el crimen más atroz” de la era moderna. Es la condena más fuerte que haya hecho sobre este tema un Presidente palestino, criticados en el pasado por haber expresado dudas sobre la magnitud de la masacre de judíos. El valor de las palabras pronunciadas no escapa a Skorka: “Son las expresiones sensatas y valientes que cambian el curso de la Historia”.