Por María del Rayo
Estamos celebrando el mes de María y este 13 de mayo se cumple el 97 aniversario de las apariciones de la Virgen en Fátima, allí se apareció a los hermanitos Jacinta y Francisco Martos, y a su prima Lucia Dos Santos.
De estos niños nos hemos de fijar que les gustaba jugar mucho, y que en medio de sus juegos hacían oración. Esto ya desde antes que se les apareciese la Santísima Virgen, varias anécdotas nos las cuenta Lucía en sus memorias.
A Lucia, su padre y sus hermanas, le contaban cuentos de hadas, princesas encantadas, lo que se les cuenta comúnmente a los niños, pero su madre tenía una forma peculiar de ayudarla en su vida espiritual. No le contaba cuentos, muy por el contrario, le narraba la Historia de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, de San Juan Bautista etc. esto le ayudaba a ella mucho. Y ella nos dirá: “Yo conocía, pues, la Pasión del Señor como una historia; y como para mí no era necesario oír las historias dos veces, pues con solo oírla una vez no se me olvidaba un solo detalle, comencé a contar a mis compañeros la historia de Nuestro Señor, como yo la llamaba, con todo detalle».
Esta es una de las formas que más nos ayudan a ir entendiendo poco a poco, el amor de Dios hacia nosotros, que si bien es bueno contar cuentos, también es mejor que conozcamos la historia de la salvación, sobre todo como nos la presenta la Sagrada Biblia, y más cuando es narrada por alguien a quien le tenemos tanto aprecio como son los miembros de nuestra familia, en especial papá, mamá, hermanos o demás familiares.
También nosotros podemos contribuir a que el mensaje de salvación llegue a todas las personas con las que tratamos, en especial a nuestros familiares. Dando a conocer la historia de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo o también las parábolas con las que el mismo Jesús enseñaba.
De la Santísima Virgen podemos interesarnos en conocer cuál es el mensaje que nos deja con sus apariciones y también la historia de las distintas ocasiones en la que Ella se manifestó.
Todo esto es una buena forma de ir acercándonos de una manera amorosa para ir aceptando cada día más y mejor en nuestra vida. Y así compartir con quienes nos rodean el misterio de la salvación.