Iniciamos hoy la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Este octavario comienza siempre el 18 de enero y termina el día 25, fiesta de la Conversión de San Pablo. Este año queda enmarcado en dos domingos y tiene como lema unas breves palabras del diálogo de Jesús con la mujer samaritana junto al pozo de Jacob: «Jesús le dice: Dame de beber» (Jn 4,7). Cada año se difunden ampliamente unas reflexiones y oraciones aprobadas por el Consejo Ecuménico de las Iglesias y por la Iglesia católica, que este año han preparado los cristianos de Brasil.
Este episodio evangélico de la mujer samaritana era muy querido por la gran santa y mística Teresa de Jesús. Por eso, me parece que también vincula de alguna manera esta Semana de Oración por la Unidad con el recuerdo del Jubileo Teresiano que estamos celebrando este año con motivo del quinto centenario del nacimiento de la gran doctora de la Iglesia nacida en Ávila.
Estos días resuenan profundamente en nuestro corazón las palabras de la oración de Jesús en el Cenáculo: «Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado».
En el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica se comprometió a trabajar por la unidad de todos los creyentes en Cristo «en la profesión de una sola fe, en la celebración común del culto y en la concordia fraterna de la familia de los hijos de Dios».
Desde entonces se ha avanzado bastante. Se tienen que reconocer como un signo de esperanza los pasos que se han hecho y se están haciendo en el camino ecuménico. Menciono dos ejemplos.
El día 31 de octubre de 1999, representantes de la Iglesia católica y de la Federación Mundial Luterana firmaron, en Augsburgo, la “Declaración común sobre la justificación”, que fue uno de los temas centrales en la crisis que llevó a la ruptura de la unidad en tiempos de Lutero. Los obispos del Sínodo especial para Europa, en su mensaje final, reconocían con gozo que, después de cuatro siglos, se había llegado a un consenso sobre algunas verdades fundamentales en torno al tema de la justificación.
Los últimos días del pasado mes de noviembre, el papa Francisco hizo un breve viaje a Turquía, sobre todo para reunirse con el patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I, y reafirmó su voluntad de poner todos los medios necesarios para superar una ruptura de la unidad entre católicos y ortodoxos que ha durado casi un milenio, lo que nos sitúa ante una gran esperanza de rehacer en este caso la unidad querida por Cristo.