La familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. Y viendo que el tema de la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal, el santo padre Francisco ha elegido la familia como tema para la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El Papa explica en su mensaje que en la familia la comunicación es “la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras”. Además, en el mensaje recuerda que “no luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos cotidianamente, para construir el futuro”. La familia más hermosa, asegura el Papa, es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos.
Haciendo referencia al episodio evangélico de la visita de María a Isabel, el Papa explica en el mensaje que este episodio “nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo”. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, “el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo”, precisa Francisco. Asimismo, indica que el senomaterno, el encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos y tan extraños “es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación”.
A continuación habla del seno que es la familia. “Un seno hecho de personas diversas en relación”. Por eso el Santo Padre recuerda que la familia es el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia, diferencias de géneros y de generaciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo.” De este modo, el Pontífice explica en el mensaje que “nosotros no inventamos las palabras”, sino que “las podemos usar porque las hemos recibido”. Además, señala que “en la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso”.
Por otro lado, el Papa observa que la mayor parte de nosotros “ha aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación”, que en el cristianismo “está impregnada de amor, el amor de Dios que se nos da y que nosotros ofrecemos a los demás”.
La familia está viva, señala el Papa, “si respira abriéndose más allá de sí misma”. Las familias que hacen esto “pueden comunicar su mensaje de vida y de comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es familia de familias”, explica el Pontífice.
Por otro lado el Papa habla de los límites. Y así, afirma que “no existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva”. Al respecto, Francisco recuerda que “el perdón es una dinámica de comunicación”, y precisa: “una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar”. Un niño que aprende en la familia a escuchar será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad, asegura.
También hace referencia en el mensaje a las familias con hijos afectados por una o más discapacidades. Y explica que “el déficit en el movimiento, los sentidos o el intelecto supone siempre una tentación de encerrarse; pero puede convertirse, gracias al amor de los padres, de los hermanos y de otras personas amigas, en un estímulo para abrirse, compartir, comunicar de modo inclusivo”.
Asimismo indica que la familia puede ser una escuela de comunicación como bendición. El único modo para romper la espiral del mal –explica Francisco– es en realidad bendecir en lugar de maldecir, visitar en vez de rechazar, acoger en lugar de combatir.
Otro tema abordado en el mensaje son los medios de comunicación modernos. Al respecto el Papa advierte que pueden “tanto obstaculizar como ayudar a la comunicación en la familia y entre familias”. Por eso señala que “redescubriendo cotidianamente este centro vital que es el encuentro, este inicio vivo, sabremos orientar nuestra relación con las tecnologías, en lugar de ser guiados por ellas”.
El Santo Padre plantea un desafío: “volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información”.
Como idea conclusiva, Francisco señala que la familia “no es un campo en el que se comunican opiniones, o un terreno en el que se combaten batallas ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la proximidad”. Al respecto, el Papa reflexiona sobre cómo los medios de comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un modelo abstracto que hay que defender o atacar, “en lugar de una realidad concreta que se ha de vivir” o “como si fuera una ideología de uno contra la de algún otro, en lugar del espacio donde todos aprendemos lo que significa comunicar en el amor recibido y entregado”. De ahí, el Santo Padre señala que “narrar significa más bien comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que las voces son múltiples y que cada una es insustituible”.
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