Los obispos de Perú al concluir su 105 asamblea plenaria emitieron un comunicado titulado“Reflexiones pastorales frente a la inseguridad y la construcción de paz en nuestro país”. En el mismomanifiestan su preocupación por el incremento de violencia que se registra, siendo que la principal respuesta es la cárcel, y peor aún, en centros penitenciarios inadecuados. A todo esto se suma la corrupción y la falta de seguridad.
“No son cristianos ni buenos políticos aquellos que, aunque llamándose tales, terminan envueltos en las redes de la corrupción, el narcotráfico y la violencia” aseveran los obispos. Y añaden: “Esos son los lobos rapaces disfrazados de ovejas de los que habla el Evangelio”.
El comunicado publicado el sábado 23, señala una serie de factores negativos, comenzando por el hecho de que en las pasadas elecciones fueron elegidos muchos candidatos vinculados al narcotráfico y a la corrupción.
Añaden que la violencia cotidiana “involucra a adolescentes y jóvenes desde muy temprana edad”; señalan también el maltrato cotidiano de la mujer; el desprecio a la dignidad de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural.
“La violencia cotidiana: asesinatos, pandillaje y sicariato remecen varios lugares del país e involucran a adolescentes y jóvenes desde muy temprana edad, muchos de ellos atrapados en el consumo de drogas, alcoholismo y otras dependencias degenerativas”, indica el comunicado.
Añaden a la lista, la falta de respeto a las comunidades indígenas, así como el empleo irracional de los recursos naturales, la explotación infantil y la trata de personas.
Todos estos factores, indican los obispos, son señales inequívocas del “grave deterioro moral de nuestra vida social”, cuando “la gran mayoría del país desea construir la paz. Por ello exige a sus gobernantes acciones decididas contra la corrupción, el narcotráfico y la violencia cotidiana”.
Ante esta situación, recuerdan que “la paz es la buena noticia del Evangelio”, es una paz que debemos construir entre todos, día a día. Jesús nos dice: “Bienaventurados los que trabajan por la paz” (Mt 5,9). Y que “trabajar por la paz significa luchar contra la corrupción en todas sus formas”. Recuerdan además que ll papa Francisco ha dicho que “la corrupción es en sí misma un proceso de muerte”. Porque “la paz es un bien preciado pero precario, que debemos cuidar”.
“Educar para la paz -señalan los obispos- es un proceso pedagógico” y por ello piden a todas las instituciones sociales “redoblar sus esfuerzos”. En particular pensando a “los jóvenes, que son actores fundamentales en la construcción de la paz”.
Los sucesores de Pedro, advierten a los medios de comunicación que no pueden difundir información porque es “lo que vende” o “lo que le gusta a la gente”. Y piden: “¡No a una comunicación que resalta la violencia cotidiana y corrompe el corazón y la dignidad de las personas!”.
Ante esta situación, los obispos realizan un llamado a las autoridades para desempeñar “un rol activo y eficaz especialmente frente a la delincuencia y sus redes”. E indicando el mensaje del papa Francisco, recuerdan las necesidad de “rehabilitar la política”.
Por ello invita “a los cristianos auténticos y a todas las personas de buena voluntad a comprometerse políticamente para una urgente reforma del Estado y una participación ética de la ciudadanía”. Porque concluyen, “Perú se merece una paz sustentable y duradera, basada en la dignidad de la persona humana y en la práctica transparente de la función pública”. El mensaje es firmado: “Sus hermanos y servidores, los obispos del Perú”.