La ganadora de la edición 2015 del Premio Weimar de derechos humanos es la benedictina Stella Matutina, de 47 años y conocida por sus campañas contra las extracciones mineras en la región filipina meridional de Mindanao en defensa de las poblaciones indígenas. “Por su compromiso extraordinario en defensa de los derechos de las poblaciones indígenas, a pesar de las constantes amenazas de muerte recibidas por su actividad”, se lee en las motivaciones del reconocimiento, patrocinado por la organización caritativa alemana Missio. Más que un reconocimiento personal, el honor premia los “sacrificios colectivos” de todos los defensores de la libertad y del ambiente contra “el intento sistemático de limitar el espacio democrático y frente a las amenazas a la seguridad”, declaró la misma sor Stella a la agencia Ucan.
En Mindanao, y en Filipinas en general, de hecho, “los pobres y los campesinos, los indígenas, los activistas por los derechos humanos y los defensores del ambiente deben sufrir intimidaciones, afrontar riesgos y a menudo la muerte”, añadió la religiosa, quien además de conducir campañas contra la invasión de territorios indígenas por parte de la industria minera, ha luchado contra la conversión de los terrenos agrícolas de Mindanao en plantaciones de palmeras, bananas y piña. Este compromiso le trajo no solo amenazas, sino también acusaciones de simpatizar con la guerrilla local.