(ZENIT Noticias / Kiev, 13.05.2022).- “Enterrar a los muertos” es la última obra de misericordia corporal en la que medita en esta ocasión el líder greco-católico. Una reflexión muy oportuna en el contexto de la invasión rusa en Ucrania, en el contexto de muertes que se han desencadenado desde el inicio de la guerra.
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¡Cristo ha resucitado!
Queridos hermanos y hermanas en Cristo. Hoy es viernes 13 de mayo de 2022 y hoy especialmente le rezamos a la Virgen de Fátima, a quien el Papa Francisco consagró a Ucrania para detener la agresión de Moscú. En este día Ucrania vive ya 79 días de enfrentamiento nacional de nuestro pueblo durante esta guerra a gran escala emprendida por Rusia contra nosotros, contra Ucrania, contra los hijos de nuestra Patria.
Durante la noche pasada y a lo largo del día de ayer, se llevaron a cabo operaciones militares de una actividad inaudita. En el este de Ucrania, en el sur, el este… partes de la provincia de Kharkiv están ardiendo, zonas de Donbás están ardiendo, regiones de Luhansk están ardiendo. Los incendios forestales se han convertido en un gran dolor para el sur de Ucrania. Según los informes, más de 1.500 hectáreas de bosque están ardiendo en la región de Khersón y los ocupantes no permiten que se apaguen esos incendios que cada vez se extienden con más fuerza a través del fuego… A través del fuego de los cañones, el fuego de los ataques aéreos, el fuego de la guerra…
Una vez más están siendo bombardeadas las zonas de Ucrania en la frontera con Rusia, en el norte de nuestra Patria. Zonas que habían sido recientemente liberadas: partes de la provincia de Chernihiv, de la provincia de Sumy… El enemigo toma como objetivo las escuelas donde estudian los niños y mueren los hijos e hijas de nuestro pueblo.
Pero Ucrania está en pie. Ucrania está luchando. Ucrania reza. Ucrania ruega por la protección de la Santísima Virgen María. Ucrania reza para vencer el mal, como lo pidió la Virgen en sus apariciones en Fátima. Y creemos que esa fuerza, ese poder, la fuerza de la gracia del Espíritu Santo, se derrama sobre nuestro pueblo por intercesión de la Santísima Virgen María y nos da la fuerza para resistir, para enfrentarnos al mal. Nos da la fuerza para seguir defendiendo nuestra Patria.
Hoy quisiera reflexionar con ustedes sobre otra obra de misericordia muy importante para el cuerpo del prójimo. Esta obra de misericordia en cierto modo completa la lista de obras de misericordia para el cuerpo de nuestro prójimo, como nos lo enseña el Catecismo de nuestra Iglesia. Esta obra de misericordia nos dice que hay que “enterrar a los muertos”. Nosotros los cristianos creemos en la Resurrección de los cuerpos. Creemos que esos cuerpos, que nosotros los bautizados depositamos en el sepulcro, son como la semilla que el sembrador pone en la tierra esperando que brote. Del mismo modo nosotros con la oración, con dolor y lágrimas, pero también con gran respeto, entregamos a la tierra los cuerpos de nuestros muertos con la esperanza de la Resurrección. Lo hacemos cantando este canto de Esperanza: “Cristo ha resucitado de entre los muertos, a través de la muerte ha vencido a la muerte. Y a los que están en el sepulcro les dio la vida”.
Hoy la tierra de Ucrania está copiosamente sembrada de cadáveres, de cuerpos de víctimas de la guerra. ¡Ni siquiera sabemos hasta el final cuántos muertos, incluidos los civiles ya se cobró este tornado de la guerra! Cada vez que se reconstruyen infraestructuras civiles, cuando se limpian los escombros de las casas bombardeadas, se encuentran cuerpos de inocentes muertos por todas partes. Tratamos de entregarlos a la tierra con mucho respeto y rezamos por su eterno descanso. Nuestro pueblo recibe los cuerpos de sus soldados caídos y los entrega a la tierra con gran respeto. Es costumbre que cuando el féretro con el cuerpo sin vida de uno de nuestros héroes es llevado a su ciudad o pueblo, toda la ciudad o el pueblo sale y se arrodilla a su encuentro. Y luego de esta manera, acompaña el ataúd con el cuerpo del difunto.
Desgraciadamente, vemos que el atacante ruso no honra los cuerpos de los soldados ucranianos, ni de los civiles; ni de los suyos propios… Al principio de nuestro enfrentamiento, de nuestra guerra defensiva, intentamos honrar los cuerpos de los militares muertos rusos. Queríamos devolverles con honor a sus familias. Pero vemos cómo los rusos se niegan a respetar los cuerpos de sus soldados muertos. Esto desmoraliza al ejército ruso.
Hoy nosotros queremos abrazar especialmente con nuestra oración, con nuestra atención, con apoyo y calor humano a todos los que han perdido a sus familiares y seres queridos en esta guerra. En particular, a las madres, a los padres que han perdido a sus hijos.
Hoy rezamos especialmente por nuestros soldados fallecidos. Por aquellos que dieron su vida para proteger su Patria. Rezamos por las madres, los padres de nuestros soldados muertos. También rezamos por las familias, las mujeres, los niños, cuyos padres dieron su vida en el frente.
¡Oh Dios, resucita a Ucrania! Oh Dios, da tu Espíritu Santo a los cuerpos sin aliento, que en la Resurrección darán testimonio de la verdad. La verdad sobre quiénes los mataron. La verdad sobre Ucrania que defendía la vida, la paz y la libertad.
Oh Dios, bendice nuestra tierra. Oh Dios, bendice a nuestro pueblo que llora a sus hijos e hijas asesinados. Oh Dios, sopla sobre nosotros el poder de la Fe y la Esperanza, el poder del Amor. Danos la posibilidad de honrarte incluso en el cuerpo de tu hijo o hija muerto o muerta. Oh Dios, bendice a Ucrania. Detén esta guerra y dale paz a nuestro pueblo.
La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén.
¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!