El patriarca caldeo Raphael I Sako

El patriarca caldeo Raphael I Sako

En exilio como protesta: por el cardenal Raphaël Louis I Sako

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“Los tristes acontecimientos actuales en torno a la Iglesia caldea y a mi persona están causados por esta milicia que presionó al presidente de la República para intimidarme a mí y a los cristianos con el fin de apoderarse de los bienes de la Iglesia y de los cristianos”, dice el patriarca caldeo en un mensaje.

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(ZENIT Noticias / Roma, 19.07.2023).- Un medio de comunicación italiano publicó un mensaje del líder de los católicos iraquíes, el Patriarca Sako, a propósito de los recientes acontecimientos padecidos en Iraq. Dado que en ZENIT hemos estado dando seguimiento a esta situación, ofrecemos una traducción al castellano de dicho mensaje pues, además, ofrece más contexto sobre la situación que están viviendo.

***

Desde el comienzo de mi patriarcado, he tenido que luchar para defender y proteger a los cristianos de Irak. He luchado contra la «milicia de Babilonia» que se hace llamar cristiana, pero que en realidad es chiíta. Es cierto que algunos cristianos forman parte de ella; incluso su comandante se hace llamar cristiano y se llama Rayan Alkardani, pero no tiene nada que ver con el cristianismo. Ha violado los derechos humanos y ha vendido las casas de los cristianos en Bagdad y en la llanura de Nínive.

Tuvimos al Isis y el éxodo de los cristianos de Mosul y la Llanura de Nínive en 2014, y duró tres años. Luego vino la liberación y comenzó la restauración de los hogares.

Los tristes acontecimientos actuales en torno a la Iglesia caldea y a mi persona están causados por esta milicia que presionó al presidente de la República para intimidarme a mí y a los cristianos con el fin de apoderarse de los bienes de la Iglesia y de los cristianos.

El presidente anuló el decreto de reconocimiento de 2013 para permitir a la milicia de Rayan confiscar todo lo cristiano para su interés y el de la milicia. Presentó cargos contra mí ante los tribunales, alegando, en contra de la verdad, que vendí las iglesias antiguas y transferí el dinero a Canadá. Nunca he vendido casas ni iglesias, porque son nuestro patrimonio histórico y para enajenarlas hay que contar con el permiso de la Santa Sede y del gobierno iraquí.

Decidí ir a Erbil (Kurdistán) para protestar contra un decreto sin precedentes, injustificado e inaceptable.

Gracias a Dios, no estoy solo y nuestra Iglesia no está sola.

Los obispos caldeos y la comunidad cristiana se manifestaron en Erbil, Kirkuk, Bagdad y la llanura de Nínive en solidaridad. También he recibido cartas de apoyo de la autoridad chií Al-Sistani y de consejos suníes, ministros, diferentes personas y los patriarcas de Oriente Próximo.

Confío en que el bien vencerá y el mal será derrotado. Mucha gente reza por mí y por los cristianos de Irak para que regresen pronto y felices a Bagdad en paz.

Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.

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Redacción zenit

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